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domingo, 21 de enero de 2018

Veintidós años por el mundo, pero nunca se fue de Cuba



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmial.com   

Nunca olvido La Matinal y Voces; así empezó todo, primero en onda corta, luego descargando cada entrega en Internet. Un amigo común, Rogelio Ramos, me tenía al tanto de las emisiones. La familiaAmérica entretejida favorecieron el encanto.  Su blog Haciendo radio completó el hallazgo. Luego puse en sus manos Latidos en los oscuro, sobre la huella funeraria de José Martí en Remanganaguas y  Vivir el mundo de Camila. Sus observaciones me ayudaron a crecer. Lamentablemente generaron agudas polémicas de forma; algunos llegaron a decir que había mucha confluencia de géneros. Teníamos anheladas esperanzas con El mundo de Camila, pero los conocedores del radio documental en Santiago de Cuba no le hicieron swing.   
Los 400 años de la aparición de la Virgen de la Caridad crearon la posibilidad de conocernos físicamente, compartir el proceso de creación de un radio documental sobre Cachita. Circunstancias ajenas a mi voluntad impidieron el encuentro. Resulta que un personaje oscuro escuchó una de mis conversaciones telefónicas y luego, alguien más oscuro todavía, intentó humillarme diciendo cosas demasiado tergiversadas sobre el hecho de relacionarme con un periodista, según ellos,  “demasiado internacional”, con los achaques de esa “prensa capitalista”. Me lo perdí, por esas cobardías de aldea, que a veces pesan sobre uno, no viví la experiencia creadora de aprender en la práctica los gajes de un oficio tremendo. Al regreso, con palabras muy éticas, reprochó mi ausencia; muy apenado me aferré a las cosas de la salud.

Ambas fotos fueron tomadas luego de la presentación del libro "Cómo Cuba puso a bailar al mundo. Veinte años del Buena Vista", en Bayamo, 25 de octubre de 2017.
Mi admiración creció aún más con sus producciones Roque libros, fundamentalmente Cómo Cuba puso a bailar el mundo. Veinte años del Buena Vista, Cartas de una madre y Nunca me fui. El primero lo leí de un tirón, luego de su presentación  en Bayamo, el 25 de octubre de 2017 y contarme entre los bendecidos con una hermosa edición que puso en mis manos. Recuerdo que ese día nos fuimos a La Sevillana, David Rodríguez, Batista, Rogelio y otros, a almorzar y entre cervezas, mariscos, garbanzos, cuentos de la Cuba profunda y risas, hablamos de sus memorias; no pude evitar pedirle me las hiciera llegar.  

Días después, Nunca me fui estaba en mis manos. Labores de construcción  en mi rancho demoraron la lectura;  por eso me sorprendió a finales de diciembre  de 2017 con algunas preguntas y no me quedó otra que responder con silencio. Luego de terminar con esas cosas de la Cuba profunda, devoré el libro  en apenas cuatro días;  entonces se reveló ante mí, en toda su profundidad, el guajiro, el quijote, el cubano universal, el poeta de los radio documentales, el joven que recorrió la Isla  con 17 años, luego la Europa comunista, Radio Praga. Supe de sus casi cinco años estudiando la educación primaria;  la Facultad Obrero Campesina, luego la carrera de periodismo por encuentros, junto a figuras que después serían leyendas de la comunicación. Me sorprendió aún más encontrarlo en los cimientos de  programas antológicos de la radio cubana: Haciendo radio, Exclusivo, Hablando claro, el Noticiero Nacional de Radio, entonces comprendí  la enormidad de esa persona, tan sencilla y cercana por sus diálogos apasionados, pero inmenso por su magisterio en temas radiales.

Veintidós  años fuera de Cuba  es una vida, pudiera decirse, sobre todo si uno sigue la huella de este hombre por el mundo y  sus contribuciones a la radio. Su gran casa, sin dudas, Radio Nederlang; desde allí alcanzó una madurez en el periodismo de carácter universal,  que incluyó la elaboración de teorías sobre el documental sonoro y su decisivo papel en el Departamento Latinoamericano de esa emisora. 

Nunca me fui es la arqueología personal de Juan Carlos Roque, donde confiesa que ha vivido por, de y para la radio. Incluso las condiciones de su nacimiento vinculadas a Reloj, planta radial emblemática en el mundo de habla hispana, que de alguna manera, parecía anticipar lo que sería su futuro en el medio.

Con placer lo seguí  en cada palabra, disfruté sus triunfos, la unión de la familia en Holanda, los amigos que hizo, la tristeza al perder a sus padres en su natal Güira de Melena, su peregrinar por Radio Ariguanabo, Radio Cadena Habana, Radio Rebelde,  la inmensa Radio Nederlang y su trote metódico por todo el mundo en defensa del radio documental. Valoré sus grandes premios, las personalidades que ha entrevistado.

Juanca, Roque o el Caballero andante de la radio, ya se me antoja  uno de esos imprescindibles en la historia del periodismo cubano, latinoamericano y universal. Roque Media Consulting y Sonodoc, son la demostración de su estatura.   

Sin embargo, a pesar de lo vivido, anhela volver, aunque teme que Cuba no sea la misma, o tal vez él. Sus confesiones ayudan a entender la naturaleza profundamente humana de un hombre que afirma que nunca se ha ido:

“A veces me sobrecoge el corazón cuando miro a Cuba, desde esa distancia o en sus calles. Temo no tener  a donde volver. No es miedo irracional; se que aquellas ya no son las mismas costumbres o valores, pero me duele  que se vuelva irreconocible  para mí, para mis hijos (…) Hace unos años  tenía muy claro  el camino de mi isla, hoy, cuando se aprieta el pecho me pregunto  si soy yo o es ella la que ha cambiado”. (Nunca me fui: 178)

Después de leer las memorias de un ser que ha dejado a su paso mucha luz, uno está completamente de acuerdo con él, cuando afirma en entrevista a otro gran colega: “…tengo la impresión de que nunca me fui”.


martes, 24 de octubre de 2017

El deshollinador de calderos




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com   

“Se limpian calderos, ollas,  cualquier vasija tiznada”. Asomé mis ojos por las persianas y estaba allí, dos  trozos de bloque albergaban su cuerpo menudo, tenía una tristeza de años acumulada, pregonaba su labor con palabras muy dignas. En la cabeza,  un viejo sombrero;  las manos impregnadas de hollín, evidencias de una vida de hombre que gana el sustento haciendo el trabajo acumulado de la familia cubana de oriente, que con los apagones, acude al carbón, al queroseno y las lozas son tomadas por el negro y se arraciman en un rincón como viejos relicarios, porque no hay tiempo para restaurarlas al reino del blanco.  “Se limpian calderos, ollas,  cualquier vasija tiznada”, nuevamente el pregón y el hombrecito sobre los bloques rotos, extasiado en lijar, en pases de cuchilla, restaurando la fe original de unas vasijas tocadas por el tiempo. “Se limpian calderos, ollas,  cualquier vasija tiznada”. El día avanza. A su alrededor   se multiplica el hollín del huracán Irma, de los apagones de septiembre y octubre.  Suena en una vieja vitrola llamada P-5 el Buena Vista Social Club que dio dos conciertos en el teatro Carret en Holanda y uno en el Carnegie Hall  de Estados Unidos. Es el almuerzo espiritual del hombrecito. Cada vasija que recobra su esplendor original cuesta $20 en moneda nacional; a ojos de buen cubero calculé unos doscientos pesos ganados honradamente;  una buena jornada, pensé en lo más profundo de mi conciencia; pero el sonido de su estómago atormentado asomaba con unos tic tac extraños, no como los del Buena Vista; la manada de hijos semidesnudos y hambrientos parecía mirarme; veía a su mujer en una estrecha cocina que lo esperaba para comprar polvo de café, recuperar energías y seguir viviendo. Admiré el sacrificio de aquel hombre humilde, raro por el oficio de deshollinador de calderos, pero muy útil como diría José Martí, pues sabe hacer algo necesario a los demás. Merece tanto o más respeto que un médico, un profesor o un abogado. “Se limpian calderos, ollas,  cualquier vasija tiznada”. Apreciar estas palabras, dichas con humildad: “Se limpian calderos, ollas,  cualquier vasija tiznada”, es una forma sencilla de apreciar la cubanía más profunda.

viernes, 20 de octubre de 2017

El fenómeno musical más internacional y exitoso de Cuba: BUENA VISTA SOCIAL CLUB



Juan Carlos Roque junto a David Rodríguez  durante la presentación en Bayamo de “Cómo Cuba puso a bailar al mundo. Veinte años de Buena Vista”.
Juan Carlos Roque comunica al  público que este libro se lee, se canta, pero también se escucha. El mismo es resultado de veinte años de investigación.Escuchar palabras de Roque en la presentación del libro en Bayamo:
Juan Carlos Roque  durante la firma  de dedicatorias de su libro en Bayamo.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

En la mañana de este 20 de octubre, Día de la Cultura Nacional,  abordé un camión de pasajes en mi pueblo y me fui hasta la ciudad de Bayamo, cuna de la nacionalidad cubana, a unos 44 kilómetros de distancia.  

Iba por el Buena Vista Social Club. Tenía la posibilidad de conocer de primera mano información valiosa  sobre el fenómeno musical  más internacional y  exitoso de Cuba. Su autor, el periodista y quijote de la radio, el hermano Juan Carlos Roque García, me había invitado.

Palpé mis bolsillos y pude juntar un poco de plata, así que el tour valía la pena. La alegría fue completa, pues sin saberlo, en el mismo camión iba el poeta y  también apasionado de la radio, Rogelio Ramos, acompañado de un camarógrafo de Tele Turquino. Filmaría la presentación para el público de oriente y su canal en Youtube.   

Al llegar a nuestro destino, un periodista nos dio  el norte de la Upec en Bayamo, donde ocurriría el hecho cultural a las once de la mañana.

Sorpresa grande. Al asomarnos a las puertas de la citada institución, la primera persona  que encontramos fue a nuestro amigo Roque. Abrazos sinceros. Palabras cargadas de afecto. Entrega de escultura  “Árbol de letras y números”,  especialmente tallado para él.

Un espacioso patio, a la sombra de un árbol de mango, puso ante nosotros el fenómeno musical más famoso de Cuba. Escuchamos a Compay Segundo entrevistado por Juan Carlos Roque, a Eliades Ochoa

El periodista David Rodríguez Rodríguez,  un cubano reyoyo,  dijo palabras memorables elogiando los valores literarios, periodísticos, históricos y culturales de  “Cómo Cuba puso a bailar al mundo. Veinte años de Buena Vista”.

Algunas personas fuimos merecedoras de la generosidad de Roque y de su puño y letra nos regaló a Buena Vista Social Club  en formato de papel. En la presentación bayamesa, informó que Ediciones Unión hará una tirada de cinco mil ejemplares para el lector cubano durante la Feria Internacional del Libro 2018. Se destaparon las pasiones al saberlo. Allí quedó sellado el compromiso espiritual del autor de venir a presentarlo a la “Cuna de la nacionalidad cubana”.

Se habló de la crisis de la apreciación musical en la isla,  de las normas dictadas por un consumo que no valora la calidad ni lo identitario, sino hacer dinero a cualquier precio. Se habló también del papel del maestro de educación primaria en la formación del gusto musical  de  niños y niñas; en fin, “Cómo Cuba puso a bailar al mundo. Veinte años de Buena Vista”, fue hoy en Bayamo un suceso que reunió a amigos, gente que ama la Cuba profunda.

Abrazo grande a Juan Carlos Roque García. Ojalá y esta joya del periodismo cultural cubano y universal, encuentre lectores atentos e inteligentes en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, Europa y por supuesto, Cuba.

Puede comprarse en la siguiente  dirección electrónica:  “Cómo Cuba puso a bailar al mundo. Veinte años de Buena Vista”.

Galería de fotos que recoge momentos junto a Juan Carlos Roque en la presentación de su libro el Día de la Cultura Nacional 

jueves, 31 de marzo de 2016

Cuando Cuba puso a bailar al mundo con Buena Vista Social Club*



Juan Carlos Roque entrevista a Compay Segundo.
Por Rogelio Ramos. 

¿Por qué me llega la fama ahora? se preguntaba Ibrahím  Ferrer ante el micrófono del periodista cubano Juan Carlos Roque, el siglo XX era rematado por guerras y añoranzas y músicos cubanos sellaban la centuria con sones.

Era el furor del Buena Vista Social Club, la sorpresa de unos viejitos llenos de vida sobre los escenarios de casi todo el mundo. Eran los compañeros de fila de Benny Moré, Miguel Matamoros o Pacho Alonso, un puñado de historia viva, brillante, una suerte de alucinación.

20 años después el lógico paso de las horas insobornables ha deshojado la banda. Nombres como los de Compay Segundo, Ibrahím Ferrer, Rubén González, Manuel Licea Puntillita  o  Cachao se unieron en la eternidad a los de Sindo Garay o Arsenio Rodríguez, sin embargo otros siguen y la leyenda y la vida pueden contarse, eso ya está en las páginas de un texto de Juan Carlos Roque, un periodista que ha sumado sagacidad, talento y suerte para contar: Cómo Cuba puso a bailar el mundo. Con él conversamos.


Rogelio Ramos: ¿Cómo surge la idea del libro? 

Juna Carlos Roque: Desde hace algún tiempo estaba por escribir este libro dedicado a los fundadores del Buena Vista Social Club, a quienes conocí entre 1999 y 2000. Tras el anuncio de la gira “Adiós Tour” con los conciertos de despedida comencé a compilar las entrevistas que les hice a todos los integrantes del proyecto inicial como parte de la serie radiofónica “El camino del éxito”, que produje para la desaparecida Radio Nederland de Holanda. Luego las fui enriqueciendo y contextualizando como resultado de otros encuentros posteriores con algunos de los músicos. 

RR: ¿Qué cuenta el texto?  

JCR: A 20 años de la aparición del Buena Vista Social Club, el libro se adentra en la dimensión de un fenómeno musical inesperado y recrea la vida y obra de sus fundadores. Y para lograr eso, respondo a varias preguntas: ¿Cuánto de genio musical y cuánto de azar hubo en la conformación del fenómeno musical más internacional y exitoso proveniente de Cuba? ¿Existió una estrategia previamente trazada para llevar el proyecto original Buena Vista social Club hasta lo que es hoy? ¿Veinte años después de su origen, la leyenda musical del Buena Vista encontrará herederos que perpetúen el goce del son y los boleros en escenarios internacionales? ¿Por qué un proyecto musical tan legítimamente cubano pasó casi desapercibido en el país que lo engendró? ¿Cómo pudo esa eventualidad hacer que “El cuarto de Tula” retumbará en las paredes de la Casa Blanca? ¿Buscado o fortuito, estamos ante un suceso irrepetible? 

RR: ¿Dónde está la novedad que quiere mostrar Juan Carlos Roque en torno a este fenómeno tan publicitado?  

Roque entrevista a Ibrahím Ferrer.
JCR: Dejo atrás escenas endógenas —tan normalizadas entre nosotros, los cubanos— y me ocupo de fondo de desmitificar a las estrellas para elevar a la personas. Quiero mostrar, entre otras cosas, las confluencias que hicieron falta para que Omara, Compay, Eliades, Ibrahím, Rubén, Cachaito y Juan de Marcos, entre otros, se consagraran juntos en el Teatro Carré de Ámsterdam y en Carnegie Hall de Nueva York. ¿Hasta qué punto el componente humano e idiosincrático de los maestros septuagenarios, octogenarios —y hasta nonagenarios— convirtieron ritmos tradicionales de una isla caribeña en éxitos superventas? 

RR: ¿Personalmente cómo recibió Juan Carlos Roque a estos músicos?, ¿cuál fue el impacto que pudiste constatar?  

JCR: Mucha humildad constaté en mis encuentros con los talentosos músicos del Buena Vista Social Club. No se me borra de la mente aquella frase de Ibrahím Ferrer: “Yo no sé hablar de mí”. Me parece estar frente a Compay tomándome aquel buchito de café y disfrutando de esa sonrisa que siempre lo acompañó y tarareando su Chan Chan. Recuerdo la ternura de Rubén González sentado frente al piano tocando para mí sus más famosos temas. A Omara diciéndome que lo que le queda por vivir será en sonrisas. En fin, todos dejaron en mí su impronta, su capacidad para asimilar la fama y no perder lo auténtico como artistas que se deben a su público.

La intimidad que logré con todos ellos me permitió dar forma a lo inasible, al desbrozar las razones por las que, un proyecto musical tan legítimamente cubano, inicialmente pasó casi desapercibido en el país que lo engendró. 

RR: ¿Quiénes publican el libro?, ¿Hay posibilidad de publicarlo en Cuba? 

JCR: Estoy en conversaciones con la Editorial Unión, de la UNEAC, para editarlo en Cuba este año. Mientras tanto lo pueden adquirir en la red en Libros en red:


*Tomado del blog Cubatiene, de Rogelio Ramos


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