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domingo, 4 de julio de 2010

La Literatura cubana en trance de suicidio


Por Orlando Concepción Pérez. (Escritor y periodista)

La ausencia de un centro dinámico en los municipios de Cuba y con autoridad institucional para hacer efectiva su gestión, es el principal problema que se plantea actualmente para el desarrollo de la cultura literaria en el nivel donde ella se gesta: la base.

Dada la calidad, diversidad y nivel cuantitativo alcanzado por el movimiento literario en Cuba, junto con la existencia de varias instituciones cuyas funciones confluyen en la promoción de la literatura y el libro, se hace necesario crear un espacio de coordinación y evaluación, y precisar los objetivos que dicho espacio debe cumplir, para darle coherencia al trabajo literario en aras de evitar duplicidades, contradicciones y zonas de vacío en el desarrollo de la Cultura Literaria en los municipios.

La creación de los Centros Provinciales del Libro y la Literatura (CPLL) en 1990, y el importante papel asignado en su funcionamiento al Consejo Asesor (órgano consultivo, integrado por todas las instituciones que en el territorio actúan en el campo de la literatura y el libro, así como por personalidades de reconocido prestigio en este terreno) constituyó un cambio cualitativo en el concepto de desarrollo de la cultura literaria, al establecer relaciones directas entre los elementos culturales y económicos del sistema que constituyen la literatura y el libro, y dotar a los CPLL de capacidad institucional para respaldar ese proyecto.

En aquellos lugares donde el Consejo Asesor funciona los resultados son muy favorables, pues se ha logrado estabilidad en la relación escritor-funcionario; las publicaciones se multiplican; y la promoción y comercialización de la obra es muy buena.

Sin embargo, la ineficiencias de un centro coordinador capaz de hacer efectivo el desarrollo de la cultura literaria en los municipios, ha provocado numerosas debilidades en el trabajo a ese nivel.

Pocos CPLL pueden plantearse un proyecto de promoción integral del libro y la literatura en todo el territorio y creo que ninguno puede hacerlo desconociendo la importancia de otras instituciones o agrupaciones que trabajan en esta zona de la cultura.

La única estructura de base con que cuenta el Instituto Cubano del Libro, la librería, es una unidad de tipo comercial que, a pesar de los esfuerzos emprendidos, continúa incapacitada para orientar y ejecutar un proyecto integral de desarrollo del Libro y la Literatura.

El abandono en que cayeron los talleres literarios del municipio, en el sistema de casas de cultura, últimos decenios, desarticuló la literatura en la base, sin sustituirlo por otro que en la práctica resultara más efectivo, afectando seriamente el desarrollo de la cultura literaria en casi todo el país.

Las bibliotecas, las instituciones más estables a ese nivel, no han logrado resultados palpables al enfrentar solas el enorme reto que significa el Programa Nacional por la Lectura.

Organizaciones como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la Sociedad Cubana de Amigos del Libro (SCAL), por su propia naturaleza de agrupaciones selectivas y/o voluntarias, han carecido de vías efectivas para impulsar programas a mediano y largo plazo en ese terreno.

Esta situación compromete el actual desarrollo de la Cultura Literaria nacional, al no existir una política coherente en la promoción de los elementos básicos de un proyecto de desarrollo de la cultura literaria, que incida en la formación de nuevos escritores y lectores.

Para dar respuestas a estas carencias se crearon los Consejos Municipales del Libro y la Literatura (CMLL), cuyo funcionamiento práctico no ha dado hasta hoy los resultados deseados, al no cumplir su premisa básica: funcionar como espacio de coordinación de todas las instituciones y agrupaciones implicadas.

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