Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
El día 10 de octubre de 1889, durante un discurso pronunciado en el Hardman Hall de New York, Gonzalo de Quesada le dice "apóstol" a José Martí. Es evidente, la sacralización de la figura martiana comienza en vida(1).
El imaginario sobre su figura comienza con las leyendas que se empiezan a tejer alrededor de Martí como líder entre 1887-1895, incluso trasciende al hombre físico, porque se asume como propio –o no propio- de una realidad socio-histórica determinada, y funciona como recurso legitimador de las prácticas culturales.
Posteriormente vienen los biógrafos que trataron de fortalecer la leyenda convirtiéndola en mito, deidad. Luego vino la herencia de su legado político y artístico como vertebrador de la nacionalidad.
Así Martí quedó definitivamente incorporado a la sociedad cubana, constituyendo de ahí en lo adelante un referente positivo en la mayoría de los casos pero también negativo.
Y como líder carismático de gran influencia, comenzó a ser utilizado por otros líderes posteriores, partidos políticos y grupos sociales para infundir su poder o punto de vista sobre los demás.
Definitivamente su imagen quedó como una construcción social en Cuba, donde cada persona lo asumía y lo asume según su perspectiva teórica, ideológica, religiosa, artística, con el fin de fundamentar la suya particular.
A continuación se ilustra todo este proceso con los matices que le son afines.
En principio se ha dicho que intentar un retrato hablado de su imagen oracular es contraproducente, pues casi nos propone un cuadro teratológico. Lo vieron despedir fuego por la boca, soltar estrellas por la frente, echar luces por los ojos y temblar como un manojo de nervios (2).
Su aspecto físico dio lugar a descripciones que lo consideran como un ser extraordinario en el trato, capaz de gestos y expresiones por encima del tono, por lo que se fue tejiendo una suerte de consenso acerca de la sacralidad de su naturaleza. Nos habla de esto, por ejemplo, una observación de Enrique Trujillo publicada en El Porvenir el 20 de enero de 1892, refiriéndose a un discurso pronunciado por Martí en Cayo Hueso, el 3 de enero: "…fue escuchado con religiosa unción, interrumpido a veces con aplausos ardorosos. Su palabra fácil y como arrullo de tórtola enamorada... En la tribuna tiene algo de evangélico y su palabra mucho de la que los cristianos ponen en boca del mártir divino del Gólgota."(3)
Algunos consideran que la vida de Martí está sujeta a las mismas fases del itinerario cristológico: peregrina ungido, su palabra tiene efectos sanatorios y realiza milagros (4).
Por ejemplo, ante la noticia de su muerte, la primera reacción fue de rechazo, luego de resistencia e incredulidad; posturas que se conservan hasta hoy en el suspiro discipular que periódicamente pregunta: ¿qué hubiera hecho Martí ante tal situación? No cabe duda entonces que biógrafos, amigos y pueblo cubano en general, necesitó y necesita del recurso a su imagen como líder indiscutible de la nación, para darle unidad efectiva y axiológica “con todos y para el bien de todos” a su institucionalización como símbolo de identidad nacional.
Es significativo el hecho de que la muerte de Martí se distancia del atributo de la finitud cuando se acepta como fase de la resurrección eterna; de ahí que haya llegado a constituirse en alba sacrificial de la nación cubana independiente, que advino en 1902, un 20 de mayo. Es decir, al otro día de su muerte física, ocurrida un 19 de mayo de 1895.
Martí también realizó una intensa faena intelectual respecto a su propia muerte, la que adelantó y, de algún modo, profetizó. No son pocas los estudiosos que interpretan en términos de suicidio su muerte en Dos Ríos. Llamó a la muerte "amada" y "amiga", calificando así para hacerse con todos los atributos que asigna a los referidos rangos: fuerza natural y redentora, sinceridad, veracidad, autenticidad. La muerte es también una posibilidad en la utopía martiana (5).
En un trabajo titulado “Mi óbolo a Cuba”, publicado en New York en 1897, Rafael Abreu afirma que José Martí murió "oportunamente"(6). ¿Cómo podemos interpretar esa "oportunidad" en el morir? Se pueden considerar al menos dos respuestas:
1-Martí murió de forma plena, con tiempo para haber realizado sus proyectos existenciales.
2-Murió inmaculado, antes de que tuviera la oportunidad de opacar su imagen en el ejercicio de un poder burocrático y militar entre cubanos.
La noticia de la "muerte oportuna" de José Martí provocó reacciones inmediatas, una de las más apasionadas fue la de resistirse a aceptar su misma posibilidad.
En algunos círculos de emigrados llegó a difundirse el rumor de la aparición rediviva del héroe caído. Pero ya un año después, en un discurso pronunciado en el Chickering Hall de New York, Manuel Sanguily daba muestras de resignación y acatamiento de la pérdida. A cambio, exigía que se reconociera su martirologio y con ello su inmortalidad histórica.(7)
José Martí había muerto para convertirse, entonces sí, en inmortal. En el discurso político y en el literario se le empezaron a otorgar atributos que, como la ubicuidad, habían imaginado los teólogos medievales en Dios. Su panegirista W. Gálvez dijo en Ibor City, Tampa: "¿Dónde está? ¡En todas partes! ¿Acaso es Dios? ¡Quién sabe!".(8)
La reiterada nostalgia (o desamparo) contenida en la expresión "¡Si Él viniera!", la inseguridad de esta inquisición contra fáctica: "¿qué hubiera hecho Martí?", o el más resuelto pretexto: "¡cómo quería Martí!", son ejes de la vida civil, literaria y política cubana de todos los tiempos. Siempre habrá que recurrir a Martí como clave del presente y el porvenir de Cuba(9)
Notas:
1 Emilio Ichikawa Morín: Conferencia en el Tower Theatre, Miami, Florida. Abril 6-2004, tomado de http://www.emilioichikawa.blogspot.com , consultado el 18 de junio de 2008.
2. Véanse los criterios de José Ignacio Rodríguez. Martí y el Partido Revolucionario Cubano, en: J.I. R: Estudio histórico sobre el origen, desenvolvimiento y manifestaciones prácticas de la idea de la anexión de la Isla de Cuba a los Estados Unidos de América, La Habana, Imprenta La Propaganda Literaria, 1900, cap. XXIX; cita tomada de la revista Casa de las Américas(La Habana) 76 (enero-febrero, 1973), p. 99. Federico Hernández y Carvajal. Vera Magna. Presentación de José Martí en la Sociedad Amigos del País de la Ciudad Primada, en: F. H. Y C.: Martí. Próceres i Mártires de la Independencia de Cuba, Ciudad Trujillo, Imprenta San Francisco, 1945, p. 18. Enrique José Varona. Martí y su obra política. Discurso pronunciado en la velada conmemorativa de la sociedad Literaria Hispano-Americana, la noche del 14 de marzo de 1896, Nueva York, Imprenta América, Imprenta América, 1896; cita tomada de la revista Casa de las Américas(La Habana) 76 (enero-febrero de 1973), p. 91
3 Quesada, Gonzalo de. "Discurso 10 de Octubre de 1889 en el Hardman Hall". NY. El avisador hispano-americano, NY. 1896, p. 8.
4. Emilio Ichikawa Morín: Conferencia en el Tower Theatre, Miami, Florida. Abril 6-2004, tomado de http://www.emilioichikawa.blogspot.com , consultado el 18 de junio de 2008.
5. Emilio Ichikawa Morín: Conferencia en el Tower Theatre, Miami, Florida. Abril 6-2004, tomado de http://www.emilioichikawa.blogspot.com , consultado el 18 de junio de 2008.
6. Abreu, Rafael. Mi óbolo a Cuba. Imprenta Patria. NY. 1897, p. 14.
7 Manuel Sanguily: "José Martí y la Revolución Cubana", Discurso pronunciado en el Chickering Hall, NY. 19 de mayo de 1896. En: Manuel Sanguily. Discursos y Conferencias. Tomo II, Imprenta de Rambla, Bouza & Cía. La Habana, 1919
8. W Gálvez: Impresiones de emigrado. Ibor City, Tampa, Establecimiento Tipográfico Cuba. 1897, p. 116.
9.Emilio Ichikawa Morín: Conferencia en el Tower Theatre, Miami, Florida. Abril 6-2004, tomado de http://www.emilioichikawa.blogspot.com , consultado el 18 de junio de 2008.
Es verdad mi amigo, Jose Marti es Cuba para todos los que vivimos en el exilio sea donde sea. Aqui en Miami, Tampa, los Cayos de la Florida, Hialeh y todas las ciudades donde haya cubanos y mucho mas colegios cubanos, se celebra su natalicio y se honrra su muerte, se le respeta como se respeta la Bandera , siempre donde hay un busto o estatua de Marti inmaculado de limpio y cuidado hay una bandera Cubana , nunca ha dejado de ser lo que es El Apostol de Cuba, lus libros y sus poesias nunca han perdido su valor, al contrario sigue siendo el ejemplo de siempre , lo seguimos valorando con orgullo, con respeto con honrra. Jose Marti, la Bandera y el Escudo , es Cuba en el mundo entero
ResponderEliminarInteresante, ante la dura situación de deterioro que se encuentra la patria, donde muchos de sus hijos ven en la huida la única salida ante tanta miseria humana, comprender,estudiar y fomentar las idea y el pensamiento martiano en su más amplía dimensión, fuera de toda imposición ortodoxa es otro de los caminos para refundar la nación, alejada de todo vicio y egoísmo egocéntrico
ResponderEliminarInteresante, ante la dura situación de deterioro que se encuentra la patria, donde muchos de sus hijos ven en la huida la única salida ante tanta miseria humana, comprender,estudiar y fomentar las idea y el pensamiento martiano en su más amplía dimensión, fuera de toda imposición ortodoxa es otro de los caminos para refundar la nación, alejada de todo vicio y egoísmo egocéntrico
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