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sábado, 3 de noviembre de 2012

Sustancias peligrosas en Contramaestre después de Sandy



“Afuera la gente cava/ en círculos / esta pesadilla que se estanca”, verso de una hondura filosófica tremenda, partiendo del supuesto cultural donde nace y se desarrolla este joven (la Cuba de los 90).

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Durante la tarde del jueves 1 de noviembre se presentó, aquí en Contramaestre, el cuaderno Sustancias peligrosas (Colección Tábanos Fieros, Universidad de Oriente), del joven Ernesto Andrés de la Fé Fonseca.

Las palabras de bienvenida al texto fueron pronunciadas por el poeta Eduard Encina que disertó sobre metáforas seminales, usadas por  de la Fé Fonseca, para nombrar su mundo lejano e inmediato, entre las que sobresalen: “Sueño petrificado perfecto”, “nada ha cambiado salvo el polvo”, “olor que se fuga del rompecabezas”. Las tres, antes citadas, forman parte del poema que titula el cuaderno.

En otro texto, desde el sujeto lírico, dice: “Hay que aprender a ser hombre”; muy polisémica la construcción, si se mira la complejidad del presente y los inciertos caminos al futuro.

“Afuera la gente cava/ en círculos / esta pesadilla que se estanca”, verso de una hondura filosófica tremenda, partiendo del supuesto cultural donde nace y se desarrolla este joven (la Cuba de los 90).

“Las criaturas de la isla / están mejor en el fondo”, metáfora anunciadora de un proceso llamado por Eduard Encina, Generación del desencanto, los agradecimientos, condenada a pasar desapercibida por el desfiladero de la Historia.

“Sueño con gente / que muere de dudas/ que es también morirse de hambre”, sugiere ese paradójico borde donde hay algo a punto de estallar, y el hombre se resiste a aceptarlo, a ir más allá de los relojes, del puente, e intentar ser uno en la homogeneidad.

“El movimiento rompe los límites / la luz queda mutilada”, nombra la complejidad entre vivir y anularse, irse o morirse; quizás, quitarse marcas de identidad y saltar al vacío; encontrar otros nortes, donde todo parece oscuro, sin embargo hay luz.

Y finalmente, “el agua  se parte en sus extremos / y corre en dos vertientes”, alude a esa condición, tan dentro del sujeto lírico, la insularidad, y los desafíos de vivirla y arriesgarse; asumir ser uno y elegir, dilema de elecciones diría yo, pero “donde la luz no hiera tus ojos”.

Sustancias peligrosas pasa a la memoria lírica del oriente cubano como un cuaderno generacional que obvia la queja, la amargura, el dolor. Se replantea la Historia y el lugar de una generación (la de los 90), en ella, desde una complejidad incierta, rotulada en un mapa utópico, agredido por los fantasmas de la globalización cultural.

1 comentario:

  1. Alfredo Ballestero3/11/12 5:55 p. m.

    Anoldo, a través del Caracol de Agua le hago llegar una felicitación sincera al joven Ernesto Andrés.
    No tuve la posibilidad de estar en esta presentación, pero sí, he escuchado muchas de sus composiciones en peñas realizadas como las del "Café literario" adonde se veía el poeta que iba naciendo, y esto nos demuestra que realmente tiene bien puesto el seudónimo "Lezama".
    Cuanto me alegra ver que la juventud de mi pueblo vaya despuntando con pasos fuertes y seguros en el mundo del arte.
    Y tú, amigo mío, como siempre, poniendo el Caracol de Agua a disposición de nosotros, los jóvenes que luchamos por grandes sueños... Tu modesto apoyo nos ayuda a triunfar. Gracias hermano, desde Radio Progreso, en La Habana.

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