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martes, 30 de septiembre de 2014

Mariposas en el café



Hijo de Baire, conversador nato, de mirada penetrante y sincera bajaba las mariposas de su vuelo para convertir en realidad lo que a mí me pareció un tanto chiflado: ¨El Café con cuerda¨.
Rene Emonides Quintana* 

En una mañana cualquiera sostuve una grata conversación con el poeta y pintor Eduard Encina Ramírez. El tema, su interés por darle vida cultural a una de las instituciones gastronómicas más concurridas de esta cosmopolita ciudad: el Café cantante. La idea, romper con la dinámica del establecimiento y los usuarios, proponiendo una nueva opción cultural. Confieso, al principio sentí un poco chiflada la propuesta, pero desde chico aprendí que las ideas son mariposas volando al nivel de la vista pero no se casan, se dejan volar y fue lo que preferí hacer: guardar silencio.

Semanas después, este hijo de Baire, conversador nato, de mirada penetrante y sincera bajaba las mariposas de su vuelo para convertir en realidad lo que a mí me pareció un tanto chiflado: El Café con cuerda. Comenzaba el proyecto cultural, que con el tiempo se convertiría en el más sólido de la Asociación Hermanos Saíz, aquí en Contramaestre.

Han transcurrido seis años de duro trabajo, se han tenido que beber tragos amargos con los que tienen la responsabilidad de apoyar las nobles ideas, y máxime cuando están en función de proporcionarle mayor calidad de vida a una sociedad que deambula por calles y plazas, sin una propuesta que no sea la banalidad anulante en la que se encuentra sumergida.

Con todas esas piedras a cuestas,  el poeta Encina continuó soñando, razón por la que el Café con cuerda hoy es espina en los talones de muchos, pero oasis por donde han desfilado poetas, narradores y trovadores de todo el país. Sin elitismo concebido, las puertas se han abierto a psicólogos, enfermeros, periodistas, deportistas y hasta maestros masones; en sí, es un proyecto que goza del reclamo y preferencia de un sector muy importante de esta población, que prefiere saborear una taza de café al compás de una canción trovadoresca o a la escucha de un excelente poema, o ser coparticipe de juegos de combinaciones literarias.

En este caluroso agosto, celebramos el sexto aniversario de Café con cuerda. A pesar de la lluvia y los inexplicables apagones, los fieles preferimos desafiar los obstáculos para gritar: ¨FELICIDADES¨. 

*Poeta y pintor.  Licenciado de Estudios Socioculturales.

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