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jueves, 8 de septiembre de 2016

Alocución radial de Monseñor Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba, en la Fiesta de Nuestra Señora de la Caridad 2016


Arquidiócesis de Santiago de Cuba, Santiago de Cuba, 7 de septiembre de 2016

¡Alégrate, María, la llena de gracia, el Señor está contigo!
Queridos hermanos y hermanas, que me escuchan por las ondas radiales de CMKC, la Radio Provincial, quisimos iniciar nuestro tradicional mensaje por la Fiesta de nuestra Patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre, con la alegre alabanza que el ángel Gabriel le dirigió a María al anunciarle que era la elegida por Dios, entre todas las mujeres, para ser la madre de su Hijo Jesús.
Yo también quiero hoy dirigirme a Ustedes para decirles ¡Alégrense todos los que me escuchan y todo nuestro pueblo, el Señor está con ustedes y quiere colmarlos, en este Día de la Virgen, de la Paz y la Fortaleza que sólo Dios puede dar! ¡No tengan temores ni dudas! ¡Abran sus corazones y sus vidas a Dios!
Al acercarse el mes de septiembre, nuestro pueblo comienza, primero a recordar y después a prepararse a celebrar de muchas y diversas maneras el 8 de Septiembre, Día de la Virgen María de la Caridad del Cobre. Desde el inicio del verano y con las vacaciones, el Santuario del Cobre, Casa de todos los Cubanos y siempre llena de peregrinos, comienza a colmarse aún más de fieles que desde toda nuestra geografía y también desde el extranjero quieren acercarse, muchos haciendo un gran esfuerzo, a venerar a nuestra Patrona.
Una persona, que no sea cubana, al llegar al santuario se preguntará: ¿Qué es lo que motiva y ha motivado a tantas personas, a través de 400 años, a visitar este hermoso templo enclavado en un paisaje tan espléndido, cubano y oriental? Y si este visitante es una persona sensible y a la vez interesada en conocernos mejor, descubrirá, en primer lugar, que allí está presente una representación del pueblo cubano que, con devoción y respeto, acude ininterrumpidamente a encontrarse con la pequeña imagen de la Virgen María, a la que le damos el nombre cariñoso y hermoso ¡De la Caridad del Cobre!
Encontrará también, que en el Santuario hay silencio, devoción y respeto. Cada peregrino, casi siempre acompañado por su familia, viene a orar ante la imagen de la Virgen de la Caridad y cada uno se toma su tiempo, y procura momentos de silencio y recogimiento para dirigirse a la Virgen María, la Madre de Jesucristo, nuestro único Salvador, y a través de Ella encontrarse con Dios.
Viene a suplicar su amparo y la cercanía de Dios para con ellos él o ella, le viene a dar gracias por los favores recibidos, a poner en sus manos los esfuerzos, trabajos y proyectos futuros para su familia e hijos. Le lleva flores, le enciende velas, le ofrece sus ex votos o promesas, o recuerdos, que desea que permanezcan junto a Ella. Viene también a participar en la Santa Misa y a recibir la bendición. El cubano descubre en la Virgen de la Caridad la presencia de Dios en la vida de cada uno y en la de todo el pueblo cubano. Así lo aprendimos de nuestros mayores y así lo hemos experimentado en nuestras vidas. ¡Cuánto agradecimiento le muestran en las cartas que le dejan a la Virgen relatando los favores concedidos y expresándole su cariño! ¡Cuántos proyectos y esperanzas ponen bajo su patrocinio! ¡Con cuánta fe le manifiestan y se acercan a Ella!
 Escuchemos uno de los tantos cantos tradicionales, obra de nuestros compositores, que los cubanos le hemos dedicado a la Virgen.
 Virgen Mambisa
Hermanos, si queremos conocer bien a la Virgen María de la Caridad del Cobre debemos de buscar lo que dice la Biblia. Sí, porque de la Biblia es que brota nuestra admiración por Ella. Así vemos que aceptó ser la madre del Hijo de Dios, Jesucristo; cuando su prima Isabel la necesitada acudió en su ayuda; cuidó del Niño Jesús hasta que, como dice el Evangelio ¡creció en gracia, sabiduría y estatura ante Dios y los hombres!; Jesús hizo su primer milagro por petición de Ella; que lo acompañó siempre; que vio lo que hacía y cómo predicaba el Reino de Dios que es un Reino de Paz, justicia y misericordia al que todos estamos llamados. Lo acompañó al pie de la Cruz, sufrió con su muerte pero también se alegró de su Resurrección  Al final acompañó a los apóstoles en los inicios de la Iglesia, como lo hace hasta el día de hoy desde el cielo.
También se sintió aludida y agradecida cuando Jesús dijo: ¡Mi madre y mis hermanos son aquellos que hacen la voluntad de Dios! Pues, como bien dice la Biblia, la Virgen María en todo momento quiso hacer la voluntad de Dios.
Esto último nos lleva a tener en cuenta el aspecto más importante en nuestra  devoción a la Virgen de la Caridad y que no puede faltar si queremos verdaderamente ser sus hijos, y es ¡tratar de hacer siempre la voluntad de Dios! Y esto significa tratar siempre de hacer el bien y evitar el mal. Si nos esforzamos en cumplir este mandato de su Hijo Jesús, le estamos haciendo a la Virgen de la Caridad nuestra mejor ofrenda.
Hay tres ideas que deben guiar nuestras vidas si queremos ser hombres y mujeres de bien, si queremos ser buenos cristianos y devotos de la Virgen:
La primera es el mandato que Jesús nos dejó: ¡Amar a Dios por sobre todas las cosas y tratar a los demás como tú quieres que te traten a ti!
Las otras dos podemos expresarlas en forma de refranes, producto de la sabiduría popular y que están inspirados en la Palabra de Dios:
¡Haz bien y no mires a quién! Y el otro: ¡Una mano lava la otra y las dos lavan la cara!
Por eso les exhorto, en estos días en que celebramos a la Virgen, a procurar hacer el bien siempre, empezando por los más cercanos. LA FAMILIA, tu familia necesita de ti, de tu cercanía y afecto, de tu compasión, comprensión y perdón, de tu fidelidad y compromiso, la mayor gracia que puede tener una familia es ESTAR UNIDA, que todos sus miembros se respeten mutuamente, que los esposos sean fieles y se amen, sepan resolver las dificultades y  se entreguen al cuidado de sus hijos y de los mayores. Eso hará que todos los miembros de la familia, principalmente los hijos, enfrenten las luchas de la vida con más decisión y seguridad. Todos sabemos que la familia es el refugio donde acudimos cuando las cosas se nos ponen difíciles. No la echemos a perder, cuidémosla.
De la misma manera debemos relacionarnos con todas la personas respetando su dignidad, sus deberes y derechos, procurando crear relaciones interpersonales  de respeto y consideración, que son las únicas que pueden hacer que las personas sean capaces de trabajar juntas en proyectos en favor del bien de todos. El papa Francisco en su visita a Cuba nos dijo: ¡El que no vive para servir, no sirve para vivir! Y también nos animó a fomentar lo que él llamó ¡Amistad social! Que hay que crear no importa las diferencias que existan en cuanto a religión, maneras de pensar, diferencia de conocimientos y otras muchas distinciones que los hombres hacemos. La Biblia, la Palabra de Dios, nos enseña que todos los hombres hemos sido creados libres e iguales en dignidad y Jesús nos recuerda, además, que somos hermanos pues tenemos a Dios como Padre.
Queridos amigos, les invito a participar desde esta noche, según sea la costumbre, en los encuentros de oración esperando el día de la Virgen en las casas, iglesias y casas de oración. Mañana, día 8 acudamos a los templos a venerar a la Virgen, a participar en las misas que se celebren en su honor y en las procesiones que están programadas en muchos pueblos y ciudades.
De esta manera nos uniremos todos en oración para alabar a Dios y venerar a nuestra querida Madre la Virgen de la Caridad del Cobre y para pedir por las necesidades de todos y cada uno de los cubanos.  Recordemos que, ante Dios y la Virgen se acaban las diferencias.
Les invito a orar con el Ave maría.
Dios te salve María,
Llena de gracia,
El señor está contigo, bendita tú eres entre todas la mujeres
Y bendito es el fruto de tu vientre. Jesús.
Santa María Madre de Dios
Ruega por nosotros pecadores
Ahora y en la hora
De nuestra muerte.
Amén.
Les bendice:
En el Nombre del Padre
Y del Hijo
Y del Espíritu Santo. Amén.
Monseñor Dionisio García Ibáñez,
Arzobispo de Santiago de Cuba. 

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