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viernes, 28 de abril de 2017

LOS OBLOMOVISTAS Y EL PUEBLO




 Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com

11:20 AM. Debo llegar a la reunión. Media hora antes estoy en el salón de espera; siempre me ha gustado ser puntual. Largo tiempo sentado. Adentro, los veo merendar. Pasa la  hora convenida y sigo allí sin saber qué hacer. Pasa el almuerzo y mi estómago se pone más rebelde que nunca. La secretaria sobre un buró duerme a pierna suelta. Voy a ella y me dice, “van por el tercer punto todavía”;  regreso a la espera interminable. Unos entran; otros salen;  algunos montan carros rusos y escapan al  trote por sus cosas;  luego los veo regresar;  se ven satisfechos, seguro almorzaron, me digo para mis adentros. Los oblomovistas en la oficina se explayan en el bla, bla, bla, leen informes, piden criterios, toman acuerdos que nadie cumple;  ese día visten de aro, balde y paleta;  pudiera decirse que es el gran espectáculo de sus vidas. Son felices dejando a las palabras pastar a la sombra del aire acondicionado;  a ellos no les interesa el hombre común que no ha probado alimento; si me dejo llevar por “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, me gustaría saber qué personajes  interpretan  en esa escena de concertación de poder. Refritan las palabras; agota oírlos decir lo mismo con otros trajes, pero siempre el contenido es idéntico. Afuera, el mundo camino a una guerra nuclear; el río Contramaestre casi extinguiéndose por la acción depredadora de instituciones y personas irracionales. Adentro, los oblomovistas toman la palabra, unos enseñan las metodologías de los informes, si avanzan, si estancados. Afuera, el pueblo casi en anarquía, los mercados desabastecidos; los vendedores especulando con el hambre. Adentro, los oblomovistas llenan sendas hojas con acuerdos interminables, preocupan los términos, la palabra linda, el número adecuado. Afuera, las reservas de agua dulce se agotan a velocidad preocupante. Adentro, los oblomovistas y sus poses de poder. Afuera, mi pobre estómago en huelga. La secretaria sale del sueño y me dice que debo entrar. Otras cuatro personas allí, también sin alimentos como yo; nos llaman invitados;  los oblomovistas hablan todo el tiempo;  al final, nos dan las gracias y nos mandan a salir.  Afuera, los bancos del parque camino a casa arrancados sin explicación. Allá adentro, los oblomovistas deciden sin haber consultado a nadie;  ellos son el rey sol.  3:30 PM.  

A continuación este videito de Mario Morenos (Cantinflas) que bien vale la pena apreciar: 

2 comentarios:

  1. Arnoldo:

    Te dejo a Mario Moreno CANTINFLAS, explicando el problema:

    https://www.youtube.com/watch?v=N7ytp-TFmmg

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  2. Arnoldo:

    Mi confusión radicó en que te faltó letra a la denominación es oblomOVistas, del personaje que se llama Oblómov.

    Oblómov en un término popular para describir a cualquiera que muestre una actitud pasiva e indecisa. El mismo Goncharov, creador de la novela, usa al final del libro el término oblómovschina (u oblomovismo) para describir la actitud del protagonista, sin duda influido por el término bovarismo que estaba en boga en toda Europa por la fama de la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert. Y sin duda en ello tuvo su importancia el ensayo capital, muy influyente en toda la crítica posterior, de Nikolái A. Dobroliúbov (1836-1861), "¿Qué es el oblomovismo?", publicado en el núm. 5 del mismo 1859 en Sovreménnik ("El Contemporáneo").2

    Así mismo, oblómovka se refiere a la casa familiar, situada en el campo, y descrita como un lugar idílico en el capítulo El sueño de Oblómov. Simboliza el escapismo recurrente: un lugar y un tiempo (la infancia) al que se regresa mentalmente cuando la incapacidad de decidirse bloquea cualquier acción.

    Esos PARÁSITOS solo desaparecen cuando la propiedad sobre los medios fundamentales de producción sean VERDADERAMENTE de los trabajadores... ¡TODOS LOS CENTROS LABORALES!: o como propiedad Personal, o Familiar, o Cooperativa... EL PUEBLO, MUY CONCRETO.

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