Por
Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
En
una conversación de Café, un grupo de jóvenes decía que la “Sociedad civil
cubana estaba perdida”, que debían enfocarse en asuntos más personales, menos
públicos, porque no valía la pena participar. Con aguda crítica les dije, “no
vale la pena sentirse excluido, mejor el diálogo de los problemas entre
cubanos, instituciones nuestras, que la mea culpa señalada por otros”. “Compadre
estás envejeciendo, -dijo uno-, la realidad es que hacia lo externo somos una
cosa, brillamos, pero hacia lo interno, andamos muy mal, los valores
extraviados, la gente no respeta el derecho, ni de los animales; la corrupción
anda campeando hace años y no hay forma de ponerle coto. ¿Qué hacer ante
situaciones así?, ¿participar?, ¿para qué?, ¿si a Esteban Morales, un monstruo
en las relaciones Cuba-Estados Unidos, economista brillante, lo silenciaron por
participar con criterios revolucionarios?”. Volví a la carga y riposté, “Cuba
es una país en paz, debemos mantener eso a toda costa; no dar margen al fantasma del caos. Río
revuelto, ganancia de pescadores extraños. Los tiempos obligan a la
inteligencia. Confío en la capacidad de los elegidos para asumir la
complejidad, encausarla e intentar el cauce ético más profundo, “ese sol del
mundo moral”, como diría el poeta y crítico Cintio Vitier Bolaños. Debemos
empezar, proseguí mi argumentación, por nosotros mismos, tener la capacidad de
convivir con los que piensan diferente, pero saber decir las cosas, señalar los
problemas, salirnos de la retórica oscura que oculta las dificultades; creo que
necesitamos profundizar la revolución en aquellos problemas aún no resueltos,
la vivienda, los viales, la tierra misma, la calidad moral de las personas, hacer
que la gente regrese al campo, se sienta dueña de lo suyo, que lo ame, lo
defienda, enseñe a los otros a hacerlo. Necesitamos más que nunca un ejercicio
cívico de la comunidad en las escuelas primarias, la enseñanza de la historia
local en las educaciones preescolar y primaria;
sino formamos patriotas capaces de amar las raíces, ¿qué tipo de cubanos
tomarán el futuro, lo moldearán, lo construirán? “Compadre, dijo otro de los
jóvenes-, a nadie le importa el barrio, es cosa de gente vieja, así lo dice
Lorenzo Lunar en un libro titulado “El barrio en llamas”. La gente anda metida
en los alcoholes, la lucha del pan de cada día, en cómo me visto mejor, cómo
puedo tener un celular de los mejores. Así anda el cubano men, sobre todo
nosotros los jóvenes. Para conquistar una jevita tienes que tener una montaña
de fulas, porque si no es así, no va a ningún lado contigo”. Otra vez el camino
cerrado, la angustia. Llegaron las tazas con aquella tisana llamada café, cada
cual lo apuró según sus intereses. Hablamos de la “verdadera Ruta Funeraria de
José Martí”, la ignorada por millones de cubanos; el Obelisco perdido en San Lorenzo a Carlos
Manuel de Céspedes; pero aquellos
muchachos necesitaban vender cupones de navegación, querían mejorar el día y uno empezó a hablar
en inglés, porque el futuro estaba en diciembre de 2018 y él quería sentirse
turista en cualquier tierra, menos en la cubana.
No creo que esté perdida, sino ue no se ha encontrado asi misma. La mayoria del cubano no tiene hábito de plantearse problemas de la realidad que vayan más allá de la cotidianeidad de la comida, el transporte, la vivienda, also de politica exterior y de ideas o topicos que las instituciones del gobierno promueven. Y eso tiene una explicacion. Pero es responsabilidad de la otra parte de la sociedad, de esa parte a la que nos interesa problemas que van mas alla, el promover la reflexion sobre otros temas y lograr involucrar el resto de la sociedad. Temas como violencia de genero por ejemplo ha logrado involucrar espontaneamente sectores importantes de la sociedad civil -solo despues de mucho tiempo de trabajo en esta area pareciera que es un iniciativa del gobierno pero no nacio asi -, otro ejemplo es la lucha por los derechos de la comunidad LTGB, los grupos de pensamiento critico sobre temas sociales y/o politicos e iniciativas culturales o en pro del medio ambiente en distintas comunidades. Un movimiento social que crece lentamente pero de forma estable dentro de Cuba es el que lucha contra la violencia hacia los animales. Pero como todo, cada lucha social necesita promotores dentro de esa propia sociedad civil que involucre a la masa. Pero creo que hay esperanza, nuestro pais es joven en estos asuntos pero ya se nota una tendencia de cambio. La sociedad comienza a perder el miedo a que lo que nazca de la iniciativa popular -sin apoyo oficial- proponiendo y empujando por cambios importantes en la sociedad no tiene que ser necesariamente opositor.
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