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miércoles, 26 de diciembre de 2018

Y OTRA VEZ EL PAYRET, O PARA DESARTICULAR LA INDIFERENCIA*


Por Norge Espinosa Mendoza. (Escritor)

Unos días atrás, volviendo al tema de la posible pérdida del Teatro Payret, mientras conversaba con uno de los escritores e intelectuales cubanos a los que más respeto, éste se me bajó diciendo que total, en otros lugares del mundo han derruido teatros no menos importantes y no ha pasado nada. Me gustaría ver su reacción si a este autor, hombre de letras y muchas lecturas, le dijeran que la Biblioteca Nacional sería barrida para hacer en su terreno un campo de golf. O un parque temático para disfrute de los turistas que van a retratarse ante el Martí de Sicre. Seguramente él, que no es visitante habitual a teatro alguno, pero sí un defensor firme de la palabra escrita, no reaccionaría de igual modo. Le respondí que yo jamás puse un pie en el museo de historia natural de Brasil, que no hace mucho fue arrasado por las llamas, pero que entendía el pesar que había provocado su desaparición, porque creo que, siendo consecuente con mucho de lo que creo, ese dolor también me tocaba. La indolencia puede aliarse, sin que nos demos cuenta, a otros modos de pensamiento. Y así, un día tras otro, si dejamos de reaccionar ante lo que se nos arrebata, acabaremos por despertar en un páramo. Se trata, creo, de compartir preocupaciones y urgencias, de no mirar desde lo que creemos es una zona de confort muchas otras aristas de lo que vivimos, gozamos y sufrimos. En los comentarios a la nota que CubaDebate publicó para dejarnos saber lo que el representante del MINTUR proclama como posible destino del Payret con una arrogancia que da pie a nuevas sospechas, no falta quien diga que le importa poco el tal edificio, en términos mucho más llanos de los que mi amigo opinó sobre esto. Y es cierto, todos los días se pierde algo que debería importarnos más: ¿no arrasaron Palmira los talibanes? Pero lo que nos corresponde es, al menos, no quedarnos del lado de la indiferencia. Y si un amigo culto, al que imaginé sensible al motivo de este debate, me responde con ese desdén que repite en otra escala al de los comentaristas más soeces, pues está claro que, como sospechaba, aquí se trata de una cuestión muchísimo más grave. El patrimonio que es la cultura debería ser entendido por todos y para todos. O sencillamente, nos quedaremos sin cimientos para poder levantar la cabeza hacia algo más.

*Tomado de su página en Facebook

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