Por Javier Montes Miclin (Filósofo)
Este, probablemente sea el
atisbo más notable de la crisis imaginativa de nuestro tiempo, dicha crisis se
refleja en la mediocridad repetitiva de la producción literaria o periodística.Ciertos usos del lenguaje,
por parte de grupos de interés, dominados por discursos, envueltos en sofismas
y galimatías, sorprendentemente
construidos en una gramática quizás un poco coherente, están por conquistar
nuestro tiempo.
¿A qué o a quién me dirijo?
Considero que la gente
entiende de manera muy limitada el significado de una palabra tan vasta; (Intelectual)
y a propósito, cito a Jean Paul Sartre:
´´Un intelectual es todo aquel que pertenece a una determinada corriente
política, social, institucional o cultural, pero jamás deja de cuestionarla´´.
Algo sublime al respecto de
esta cita, la ciencia es el ejemplo taxativo de dicho concepto, dado que ella
progresa en la medida que se cuestiona constantemente sus logros.
Vivimos tiempos en los que
se premian las falacias, en pos de la megalomanía poética de individuos con una
capacidad endeble. El resultado será la destrucción cognitiva de los lectores.
La especulación reflexiva es
un arte que debe ser alimentado, escrutando fundamentalmente literatura
práctica. Ojo con el amor excesivo a uno mismo, cuando se deja en libertad,
puede exacerbar la irracionalidad.
Los que estamos en el lado
de la crítica, debemos suscitar el florecimiento de las impugnaciones,
basándonos en datos fácticos para dinamitar las construcciones psicológicas sin
ningún correlato empírico, que son hilvanadas por parte de gente ignominiosa,
que apoyada en una percepción de pundonor alocado, esparcen sus aberraciones a
través de los diversos estratos de la difusión masiva.
Si no tomamos conciencia,
inexorablemente nos transformaremos en sociedades intoxicadas por la frivolidad
que emana de la ilusión del conocimiento.
Y cierro mi nota, con otra
cita: “Cuando la intensidad del mito se combina con la ignorancia, despliega su
fuerza como un huracán sobre la superficie sin resistencia del océano.” (HERVER
FISHER).
¡Que locura! A tiempos de hoy evidencio que no me equivoqué. Jejejejeje
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