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viernes, 15 de enero de 2010

Esa adhesión a José Martí

Por Orlando Concepción Pérez. (Escritor y Periodista)

José Martí es como una selva impenetrable. Es un bosque infinito. Por mucho que sus estudiosos penetren en el intrincado laberinto de sus ideas que enaltecen, resulta complejo llegar a cada uno de los puertos de su pensamiento, tremendamente fecundo. Cuando puede un ser humano, un cubano, un martiano, acercarse a los mensajes de adhesión que los jóvenes le dirigen al más excelso de todos los pensamientos nacidos en el siglo XIX, participan sentimientos múltiples: solidaridad, reconocimiento, encanto.

El ensayista Arnoldo Fernández ha incluido en su blog “Caracol de agua”, sus ideas, bajo el título de “Mi adhesión a Martí no termina”. Mueve al análisis, a la comprensión respecto a cómo las enseñanzas de otros pueden penetrar y anidar en la mente y en las venas de la más joven de las generaciones de martianos.

Resulta aleccionador encontrar en las páginas de Internet, muestras de la profundidad que mantiene la vigencia martiana, en el pensar y el actuar de sus seguidores. En las expresiones de Fernández Verdecia no se observa apasionamiento, que resultaría lógico, sino un grado crujiente de admiración, de aspiración a seguir desbrozando el sendero que conduce a la asimilación de parte del caudal que se acumula en el ideario de Martí

Nada se puede anotar de desencanto en tan justas aspiraciones. La juventud tiene y tendrá en José Martí un paradigma que va más allá de un sencillo vocablo. Que un joven, bien dotado de elevados conocimientos, se mantenga en movimiento, por el largo camino que conduce a las cumbres del hombre “nacido” en Dos Ríos, es un rayo esperanzador.

Cultivar en la intensa y inmensa parcela ética martiana, tendrá como resultado una cosecha alimenticia para el espíritu más insaciable. Tal empeño nunca podrá merecer calificativos de “desencanto”.

Seguir la marcha del más universal de todos los cubanos, no podrá ser tarea de pigmeos. La lectura de las Obras Completas de José Martí, reclama un volumen de espacio temporal, no siempre disponible para el más agudo de sus lectores; pero, aun así, la tarea no podrá considerarse culminada. Tras cada expresión martiana, se descubre un nuevo laberinto de ideas. Detrás de cada carta, poema, artículo, ensayo, narración, se abren las cortinas invisibles de un horizonte tan vasto, como la misma infinitud espacial.

Mucha dignidad reclama el enfrentamiento al pensar de quien es un hombre que ha visualizado a los siglos futuros.

Vencer en la contienda por aprender de Martí, es una especie de victoria. Fue el sabio pensador quien afirmó: “!De qué agonías y caídas y humillamiento está hecha a veces la victoria!”. (O.C. 10:68).

La adhesión de Arnoldo Fernández a José Martí, sólo terminará con la victoria.

Fotografías:
1. Pintura de René Emónides Quintana titulada "Como ave fénix"
2. Ensayista Arnoldo Fernández Verdecia

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