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lunes, 11 de enero de 2010

Mi adhesión a Martí no termina

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

En 1992 se agudiza el Período Especial en Cuba. En ese momento crítico de la historia nacional el profesor y martiano Israel Escalona Chádez desarrollaría, lo que identificamos a partir de entonces como, nuestra “devoción martiana”.

Alrededor de Escalona Chádez nos agrupamos muchos jóvenes que aprendimos a estudiar a José Martí “seriamente”, al extremo de convertirse en recurso para legitimar cualquier práctica socio histórica que lleváramos adelante.

Inicialmente el estudio nos condujo a leer todas las biografías posibles de Martí, incluso fuimos un poco más lejos, monografías, crítica historiográfica, hasta el hecho de interpretar y explicar al Maestro desde el Maestro.

Recuerdo que un trabajo investigativo tenía valor si era capaz de vencer la selva martiana e interrogar al bardo de los Versos Sencillos, apelando a su propia obra y a la bibliografía pasiva como elemento, éste último, de complementación del análisis.

El ritual construido me hizo un martiano furibundo, al extremo de entablar pleitos en pasillos, cubículos, al abordar el transporte, en cualquier lugar traía a Martí a colación e iniciaba una peroración que perseguía, en buen “código de caballería”, impresionar a mis oponentes, desde lo que hoy llamaría “guapería martiana”.

Luego empezaron los eventos, “Seminarios” por cierto, y se inició, lo que en cubano de a pie llamamos memorablemente “turismo histórico”, pues recorríamos las provincias del país y competíamos en el conocimiento martiano. Eso me dio la posibilidad de visitar Camagüey, La Habana, Villa Clara, Las Tunas, Cienfuegos y Granma. En esos encuentros conocí a muchas de los intelectuales, autores profundos del culto a José Martí en Cuba hoy.

Mi devoción hacia Martí Pérez se multiplicó, cuando la universidad de La Habana convocó a un diplomado en 1998, que me dio la posibilidad de matricularlo y ser alumno de figuras como Eduardo Torres Cuevas, Oscar Loyola, María del Carmen Barcia, Rigoberto Pupo, Pedro Pablo Rodríguez, Francisca López Civeira y Joaquín Santana, entre muchos otros.

Vinieron a continuación algunas publicaciones, la compilación realizada por Escalona Chádez: “El Maestro en nosotros”; la propuesta para otro compendio titulado “Donde las palmas son más altas”; la selección de los Hermanos Saíz en Santiago de Cuba “Nombrar a Martí”; hasta mi primer libro en solitario “Leer La Edad de Oro con ojos de mujeres”, que se presentó en San Carlos de La Cabaña en febrero de 2005. Luego se publicaron otros textos en revistas, suplementos de periódicos y sitios digitales.

A propósito del aniversario 157 del natalicio de José Martí, este 28 de enero, sirva mi semblanza de recuerdo a los 18 años que llevo en el culto permanente a su figura, proceso que me ha traído alegrías, pero también contratiempos intelectuales, por el espíritu “de aldea” de muchos coterráneos que no se explican el hecho de invertir una vida en la exégesis del mayor de los símbolos nacionales. Ya lo dijo alguien en abarcadora frase: “En alguna medida, Cuba es un país en torno a un hombre”. “Los cubanos pueden ser liberales o conservadores, derechistas o izquierdistas, radicales o moderados, pero, en cualquier caso, tienen, insoslayablemente, que mostrar su adhesión a Martí”.

Pintura utilizada: Dagoberto Driggs_O nos salvamos los dos.

1 comentario:

  1. Buen articulo, que refleja tu devoción por nuestro gran pensador, pero,creo que tambien refleja un cierto desencanto por el devenir de las cosas¡ no te caigas muchacho !
    Creo que algunas personas bien posicionada en el pais, debian copiar pensamientos del GRANDE, como: ...y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo...
    Esto mismo vale para el camaleón del Norte, que ya empieza a tocar los... diciendo que Cuba está dentro de los paises que exportan el terrorismo, por lo que hay que meterla en el mismo saco que los demás.-

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