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lunes, 20 de septiembre de 2010

José Martí: referente esencial del imaginario social construido durante la Revolución Cubana (VI parte)

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Es innegable que las construcciones de imágenes sobre la figura de José Martí en la sociedad dependen de las relaciones que establecen las personas entre el líder y su captación del mundo a partir del nivel de educación que existe. El desconocimiento de la vida y obra martiana impide que la gente se forme una imagen completa del prócer que muchas veces aparece de manera limitada o fragmentada, en tanto se forja desde fragmentadas menciones que se escuchan de Martí y algunos Versos Sencillos, pero casi nunca desde un acercamiento real a la obra y vida del Héroe Nacional cubano.

Todo eso condicionó que en algunas personas el imaginario sagrado de Martí se debilitara sobre la base de la utilización de imágenes profanas en su nombre y que no tienen ninguna relación con su quehacer cotidiano. En este sentido, la ignorancia se convierte en fuente de tergiversación e incorrecto uso de la imagen y nombre de José Martí.

Se parte del concepto de que existe un imaginario institucionalizado sobre José Martí construido por intelectuales, políticos, y el pueblo que va conformando una visión sagrada en tanto se la proporcionan estos y el pueblo le ve significados de prócer de la patria, Apóstol, vertebrador de la nacionalidad cubana, el cubano más universal de todos los tiempos, el pensador que tiene una frase acertada para casi todo, el educador por excelencia de niños, jóvenes y pueblo en general.

Martí es construido por el pueblo como el héroe y referente obligado para analizar cualquier situación por muy dura que parezca. No han faltado intenciones de apreciar más de cerca a Martí con cualidades y defectos propios en todos los hombres, pero siempre, de todas formas, predomina la imagen de líder, genio y pensador. Por eso, cada cual a su forma y a su manera, quiere que Martí sea suyo y refleje sus puntos de vista. Si alguien profesa una religión, ya sea católico o masón, considera que Martí lo fue, y si está en un bando ante una determinada discusión ve a Martí junto a él.

Por último, se parte del supuesto de que el conjunto de imágenes positivas que se construyen sobre José Martí se pueden asumir como imaginación creativa radical, pues están formadas por representaciones surgidas en las interacciones que se producen en lo cotidiano, un proceso que implica creación y repetición, lo que evidencia que se puede hablar de un imaginario permanente y uno variable, a partir de los conjuntos temáticos que se estructuran en lo cotidiano.

El imaginario permanente tiene como características:

• Creación y recreación de imágenes sagradas de José Martí vinculadas a los procesos sociales donde ocurre lo cotidiano.
• Elaboración y enriquecimiento de imágenes vinculadas a la formación patriótica y educación martiana.
• Construcciones de la realidad a partir de imágenes vinculadas al Martí escritor, sobre todo en el uso de la forma, pero con contenidos de la vida cotidiana.

Lo caracterizamos como imaginario permanente, sobre la base del análisis de las imágenes construidas por la sociedad en su devenir, en las que predominan como tendencias las relacionadas con la visión sacra del héroe, la canonización del escritor y el culto a su imagen, este último como espacio sacro de veneración de los atributos del revolucionario y del pensador magnificados en su estatua.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959, la confrontación ideológica en torno a las imágenes sobre José Martí no desaparecen, sino que adquiere nuevos matices, pues los cubanos que asumen el compromiso con la nueva gesta libertaria se adhieren a la tradición marxista presente en el pensamiento cubano durante todo el siglo XX y le dan mayor connotación a las imágenes políticas, por considerar que es en ella donde están presentes las mayores fortalezas para orientar y fundamentar el proceso de cambios sociales que se ponen en práctica.

Fuera de Cuba, sobre todo en Estados Unidos, los cubanos que emigraron por no compartir el carácter de la Revolución del 1 de enero de 1959, su ala más radical, también apelan a las imágenes políticas sobre José Martí con el fin de demostrar el desacertado rumbo, según ellos, tomado por la isla.

El uso de citas políticas de Martí, fuera de contexto, se convierte en un recurso excesivamente usado por los presidentes de Estados Unidos entre los que sobresalen: John F. Kennedy, Ronald Reagan, George Bush (padre), y por último George Bush(hijo), que intentaron socavar y poner en duda la “legitimación del gobierno cubano mediante el recurso a Martí”.(1) Allí la confrontación política con la Revolución adquiere visos de tergiversación del pensamiento martiano en función de sus intereses por lo que no ven al prócer como un antianexionista y antiimperialista, sino lo ponen como un servidor del imperio y crean emisoras de radio y televisión que lo denigran presentándolo contradictoriamente. El problema radica en que la maquinaria ideológica en Estados Unidos distorsiona el pensamiento martiano y se plantea la creación de imágenes que respondan a sus intereses, aunque en esencia lo profanan totalmente.
Pero por encima de todos esos intentos, sí sobresale un Martí homogéneo, que consiste en que en todos esos entes disociadores prevalecen elementos comunes, que tienden a identificarlo como vertebrador de la nacionalidad cubana en el sentido más amplio ya sea por aceptación, en lo que va su captación sagrada, o por rechazo, en lo que va su captación profana.

Lo cierto es que Martí no deja sin opinión sobre él a ningún cubano ni de adentro de la isla ni de afuera. Por tanto, esas construcciones reflejan la complejidad que siempre ha estado presente en torno a las imágenes de José Martí elaboradas por la sociedad cubana.

Para la Revolución Cubana el recurso a la imagen sagrada de José Martí tiene un gran valor para afianzar el patriotismo y la identidad nacional en la gente. Ese imaginario instituyente ha originado construcciones aceptadas en su mayoría por la sociedad. Es por ello que presentaremos toda la complejidad que subyace en el imaginario social instituyente construido por el pueblo durante la Revolución como referente de legitimidad en la educación generacional.

En nuestro ensayo se asume el concepto antropológico de endoculturación, pues es medular a la hora de estudiar cómo funciona en el entramado social, el proceso de aprendizaje del imaginario sagrado de carácter instituyente sobre José Martí y cómo ha servido de paradigma para la educación generacional de los diferentes sectores sociales en Cuba.

Se utiliza el término endoculturación en nuestro análisis por su valor como herramienta de análisis de la complejidad social, el mismo pertenece al dominio de la antropología cultural. Para Marvin Harris, criterio metodológico que se comparte, es ''...una experiencia de aprendizaje parcialmente consciente y parcialmente inconsciente a través de la cuál la generación de más edad incita, induce y obliga a la generación más joven a adoptar los modos de pensar y comportarse tradicionales''.(2)

De la Antropología se asume también el concepto de rito, pues de hecho el recurso al tiempo simbólico martiano funciona en muchos casos a partir del mismo, como parte de una cultura que funciona desde arriba, y es manejado, como herramienta de la endoculturación.

Un rito es aquel proceso por el que el hombre atraviesa límites sociales, de un estatus a otro. Desde otro punto de vista, son marcadores de intervalos en la progresión del tiempo simbólico.
Según Edmund Leach, en un sentido general todos los ritos tienen una cierta semejanza de estructura en tres fases.(3) La característica general de la primera fase, es que el iniciado se mantiene apartado de la gente ordinaria, alejándose completamente del medio habitual o recluyéndose temporalmente en un espacio cerrado al que no tienen acceso las personas corrientes, se vuelven anormales pues realizan actividades signadas que los apartan de la gente ordinaria. En la segunda fase el individuo se mueve en el ámbito de lo sagrado, esta se encuentra signada por prescripciones y prohibiciones referentes al cambio de un estatus a otro, en lo que se ha dado en llamar distribución de jerarquías en la apropiación del tiempo simbólico. En la tercera etapa, se devuelve al individuo a lo normal, a través de rituales que lo ubican en las relaciones ordinarias en las que articula habitualmente sus acciones sociales.

También es imprescindible precisar el criterio de generación que se asume, pues de hecho se toma como eje sociológico clave. Para María Isabel Domínguez, en lo que se coincide desde el punto de vista teórico - metodológico: ''... las dos dimensiones claves para definir una generación son la proximidad de la edad y aquellos elementos comunes derivados de la socialización en un determinado momento del proceso histórico, que implican una actividad social común para ese grupo de individuos en etapas de la formación de su personalidad, que algunos han dado en llamar la agenda de la socialización''.(4)

Esta denominada agenda de socialización de la cultura a partir del concepto generación, tiene conexiones con el concepto endoculturación, pues a partir de la agenda, se le imponen a los grupos dominados a través de las instituciones, la cultura que preserva el poder sobre los de menor edad.

Los de menor edad deben aprender a compartir esos valores espirituales y materiales que le son transmitidos por sus padres, en este caso Martí como conjunto de valores espirituales, pero hay algo nuevo que las generaciones dominadas le incorporan, su mundo cotidiano, signado por el contexto sociocultural donde se articulan sus relaciones sociales, que muchas veces escapa al control social y al tiempo simbólico, ejercido por los máximos programadores de la cultura.

Nos parece importante el intervalo entre dos generaciones, pues el mismo equivale al tiempo necesario para que una persona sea capaz socialmente de engendrar niños que formarán la próxima generación; generalmente el intervalo que se toma como criterio de delimitación es el que transcurre entre 20-30 años; no tienen porque tener la misma fecha de nacimiento, pues lo que interesa es que son afectados por los mismos acontecimientos en una “zona de existencia”, generalmente sus primeros años de adultos. Tiene gran utilidad el hecho de que estos individuos comparten una misma “zona espacial”.

De hecho se desprende la necesidad de precisar que se trabaja con dos generaciones claves: la del Centenario, formada por los ciudadanos nucleados en torno al joven estudiante Fidel Castro, a cien años del natalicio de José Martí, en un clima de represión militar, corrupción político administrativa y servilismo a los intereses de la economía yanqui; y encabezan, al dar respuesta al momento histórico que viven, un proyecto de cambio de régimen bajo la violencia armada, dando inicio a una Revolución, de carácter socialista, que llega hasta nuestros días, bajo la conducción de los líderes Fidel y Raúl Castro y el Partido Comunista de Cuba. Pero también la Generación de los 90, integrada por individuos nacidos en los 70, los 80 y los 90, que sufren de manera existencial y espacial el mismo acontecimiento político y económico, les corresponde ingresar en la vida social en una circunstancia histórica difícil, en la que desaparecen las posibilidades materiales y espirituales que disfrutaron las generaciones anteriores.

En este contexto Martí es un recurso generacional para la endoculturación. Los jóvenes de este momento no están permeados de aquellas realidades, no la vivieron, razón por la cual la imagen política de Martí es convertida en fuerza simbólica que determina el proceso de configuración de su ideología.

El saber martiano pensado e instrumentado desde el Estado como eje central del orden político, es elemento de indiscutible prestigio social, se convierte en canon de escolaridad medible por la forma en que estas capacidades martianas constituyen atributos de potencial ciudadano, mérito personal y autenticidad moral, que hacen del cubano un ser adaptado culturalmente para cumplir cualquier función de ingeniería política en la situación concreta de la Isla: maestro, profesor, médico, escritor, artista o militante del Partido Comunista y de la Unión de Jóvenes Comunistas.

Otra arista institucional que se ha explotado es la del discurso martiano sobre el progreso personal, no se ha estructurado en torno a la idea de triunfar, sino de superarse como “sine quo” avalado por el sacrificio, la voluntad, el deseo de aprender e invertir el conocimiento adquirido en el desarrollo sociocultural de la isla, como meta colectiva que no debe adulterarse por intereses mezquinos de carácter individual.

Como herramienta cultural se ha articulado una representación en torno al discurso martiano políticamente correcto, definido como aquel que se acompaña de una selección de contenidos de sus textos, programas socioculturales, instituciones, cuerpos léxicos que validan la obra de la revolución, una oratoria e investigaciones científicas, en correspondencia con los intereses nacionales de los cubanos de la isla, algo necesario en las actuales circunstancias que vive Cuba como una nación bloqueda por la potencia imperial más grande del planeta.

La enseñanza es doctrinaria e ilustrada, lo que supone que unas personas dotadas de mayoría de edad, ayuden a otras que por pereza, están cercadas por una infancia del intelecto, se encuentran inmersas en lo espontáneo. De hecho, la obra de José Martí es uno de los pilares, no el único, sobre el que se sostiene la política educacional y cultural de la revolución.

El proceso de endoculturación mediante el cual se educa a las jóvenes generaciones en un imaginario sagrado de Martí, se plantea la utilización de una serie de herramientas para difundir el valor de la vida y obra de Martí, entre ellas se encuentran:

El culto a la estatua es uno de los aprendizajes simbólicos de gran fuerza endoculturadora, se dota a cada escuela con este objeto ritual que regula las creencias patrióticas. Se trata de un busto que integra en sus partes el pecho y la cabeza del héroe, sobre un pedestal junto al asta de la Bandera, orientada frente al sol, en la plaza escenario de las principales conmemoraciones. Todos los días se realiza la ceremonia de la Bandera y la entonación del Himno, como delimitación que marca el compromiso de la Patria con sus próceres e historia. Así capacidad de las personas es volcada desde el inicio mismo de las actividades normales de la vida cotidiana en la imagen de Martí, reforzándose así su dimensión sagrada.

De hecho la efigie de Martí, el izaje de la Bandera y la entonación del Himno en la plaza, forman parte de un conjunto, la estatua fuera de ese contexto es un signo metonímico que alude necesariamente hacia al mismo, como parte del todo. De hecho, en la vida del cubano es normal convivir con la imagen martiana en todas las circunstancias de la nación.

Las fiestas ceremoniales para celebrar fechas simbólicas, es otro de las formas rituales de incitar y consolidar la formación de cada individuo. Entre ellas se encuentran las veladas martianas, las galas martianas y las peregrinaciones al cementerio.

Las veladas martianas se realizan en horario nocturno, en los locales de las casas de cultura, comienzan con la entonación del Himno, luego se declaman poemas, se hacen anécdotas sobre Martí y concluye con las palabras de la persona reconocida en la misma. Una vez más se está en presencia de un ritual, pues se marcan los límites entre el día y la noche del 28 de enero, por el día se realizan actividades normales, en la noche, luego de la hora establecida, se produce el tránsito hacia un estado de veneración de Martí, lo cual tiene como efecto reforzar su imagen sagrada, relacionándola con los altos valores políticos, estéticos y morales de su obra.

Las galas martianas se realizan el 28 de enero, se inician con el ritual de la plaza de formación, se une la colocación de una ofrenda floral al busto de José Martí. Se considera como una fecha de gran alcance simbólico que altera el suceder diario de la escuela, se deja de dar clases para dedicarse a actividades festivas de recordación, como exposiciones de arte culinaria, exposición de mascotas, festival de raperos, ornamentación y decoración simbólica, de forma tal que cada rincón tenga relación con la figura de Martí. Por lo descrito aquí se está en presencia de un ritual que delimita el paso de la vida simbólica controlada por la escuela a la cotidiana marcada por los acontecimientos diarios que en su interior suceden. Toda la escenificación concluye con la entrega de los resultados alcanzados por cada grupo de alumnos en las actividades diarias realizadas.
Se asume la peregrinación al cementerio como ritual de recordación, porque en Contramaestre, uno de los nueve municipios de Santiago de Cuba, y lógico vinculado directamente con nuestra tesis, los estudiantes de las escuelas del Reparto Transformador, en el Consejo Popular de Baire, los 19 de mayo a las 6.00 a.m, salen en peregrinación a Remanganaguas a llevarle flores a la tumba de Martí, hecho que les proporciona un cambio de significados al ritmo diario de actividades que suceden en la escuela. Ya en el Cementerio, es costumbre que un orador del lugar haga un recorrido biográfico por la vida del Héroe, se recree su poemario y se deposite una ofrenda floral.

La marcha de las antorchas, regla simbólica de transmisión del continuo generacional, regula el comportamiento social de todos los nacidos en los años 70, 80 y 90, como parte central de una tradición que reciben en calidad de préstamo cultural. Este rito atraviesa tres momentos, durante el antes, sus participantes, adolescentes de secundaria básica, preuniversitario, enseñanza técnica, curso integral de superación para jóvenes y los estudiantes de la FEU, se dedican a preparar por sus propios medios las antorchas que servirán de estandarte para la marcha, se seleccionan oradores que representarán a cada enseñanza para la representación en la plaza. En el durante, se inicia el recorrido desde los puntos fijados y se entonan consignas revolucionarias, canciones patrióticas y se lleva en alto la antorcha, al llegar a la plaza, se concentran y a los oradores le corresponde su papel en la escenificación, pronuncian discursos y concluye siempre como regla con una canción de Silvio Rodríguez, que marcan el patriotismo del momento.

Se puede apreciar que la conservación del fuego patrio remite a una diada importante sagrado / profano; en el caso descrito el ritual funciona como signo metonímico que forma parte del conjunto social, el contenido simbólico que subyace en el mismo remite a la transmisión del continuo generacional, varios atributos lo ilustran: la antorcha, el fuego, la marcha y la plaza como destino final.

Se promueve, a través de la política cultural, la creación de instituciones y la celebración de eventos académicos anuales, promotores de necesidades científicas individuales y colectivas, para promover el conocimiento de la vida y obra de Martí, entre los que se encuentran:
1972. Los seminarios juveniles de estudios martianos.
1977. El Centro de Estudios Martianos.
1989. El Movimiento Juvenil Martiano.
1994. Aula Martiana.
1997. Sociedad Cultural José Martí.

Los seminarios de estudios martianos funcionan como ritual de formación martiana, pues tienen una fase anterior en la que los aspirantes elaboran ponencias de acuerdo a las temáticas de la vida y obra martiana que escojan de la convocatoria, aunque generalmente las hacen sobre temáticas libres(5). Las ponencias seleccionadas en la base se mandan para su valoración y evaluación en correspondencia con su calidad en los diferentes niveles. Una fase que integra el durante, en la que se presentan ante un jurado las ponencias seleccionadas, se produce un intercambio de ideas, se delibera para seleccionar las tres mejores por comisiones, de hecho hay una de primaria, una de secundaria, una de preuniversitario y enseñanza técnica, una de jóvenes trabajadores y una de jóvenes profesionales, se presentan los resultados y la preselección que representará a la provincia; concluye con la entrega de premios y una gala cultural que marca el retorno a los municipios. Luego se hacen los arreglos a las ponencias seleccionadas, sobre la base de los señalamientos realizados en el tribunal; se conforma el paquete de la provincia y se envía al nivel nacional, que evalúa las ponencias y decide las que se presentarán al nacional, se hacen llegar los resultados a provincia, y ésta a los municipios. Finalmente se realiza el evento nacional.
Todas las provincias envían sus participantes, utilizando las vías de comunicación oficiales, luego se hace el ritual de la misma forma en que se realiza en las provincias. Los seminarios persiguen un efecto endoculturador en tanto se plantean como objetivo formar una cultura martiana en sus participantes y convertirlos en promotores culturales martianos.

El “Movimiento Juvenil Martiano” surge como organización que pretende aunar esfuerzos en la masificación de la vida y la obra martiana en los jóvenes cubanos de la Isla. El mismo, se integra a los Seminarios y a partir de 1989 se convierten en una misma institución.

La escuela como centro simbólico de la cultura es convertida en medio para la transmisión del legado histórico generacional; hecho que se materializa al ser incluida la obra de José Martí, en los planes de estudio de todas las enseñanzas en Cuba desde la primaria hasta la universitaria, en las que se enseñan sus concepciones sobre el latinoamericanismo, el antimperialismo, el antirracismo, la independencia política de las naciones, un partido de masas, basado en el equilibrio social, que le da organicidad a la sociedad.

En el orden institucional, la aprobación del proyecto de Cintio Vitier identificado como ''Aula martiana'', presentado a la Asamblea Nacional Cubana, en el que propone transmitir una imagen integral y viviente de lo que hizo, sintió y pensó el hombre de ''La Edad de Oro''.(6)

Inmediatamente el Ministerio de Educación, lo acoge para su instrumentación en cada institución educativa, normando los porcientos de alumnos como mínimo que debe tener cada aula, así como las lecturas obligatorias por grado y niveles, conjuntamente con los ejes que deben explotarse a través de la vía curricular y extracurricular(7).

El “Centro de Estudios Martianos” surgió como institución gubernamental creada con el fin de divulgar, investigar y archivar toda la obra escrita del Héroe de Dos Ríos, devenido patrimonio de la nación cubana, así como, una de las entidades más valiosas en la conservación de su memoria histórica. Entre sus funciones se encuentran:

“Auspiciar el estudio de la vida, la obra y el pensamiento de José Martí, desde los principios del materialismo dialéctico e histórico.

Recoger y conservar todos los manuscritos, ediciones originales, fotografías y otros materiales de José Martí.

Promover publicaciones de y sobre la obra martiana, y al efecto crear y dirigir las colecciones que estime necesarias.

Continuar la publicación del Anuario Martiano, con materiales relativos a la obra y el pensamiento de José Martí.

Auspiciar conferencias, seminarios, simposios nacionales e internacionales o cualquier otra actividad de está índole relacionada con José Martí”.(8)

Una institución surgida al calor de los nuevos tiempos es “La Sociedad Cultural José Martí “con objetivos concretos:

“Fundamentar la actual situación de la sociedad cubana a partir del drama antagónico con los gobiernos de los Estados Unidos.

Repensar la unidad latinoamericana y caribeña desde la perspectiva martiana al calor de los nuevos apremios que se originan, por lo que se ha dado en llamar el fin de la Historia.

Aspirar a una integralidad que conduzca a la acción a favor de la dignidad plena del hombre, en el que sobresalga la justicia y la hermandad entre los hombres. Exaltar la utilidad de la virtud, la autoridad y el respeto a la cultura y por consiguiente, profundizar en las ideas fidelistas y martianas.

Lograr la integración y articulación de elementos y componentes de la cultura, en los que se sitúa el hombre como esencia central, abierto a los préstamos e intercambios mutuos, pero preservando el tronco patrio, logrando como esencia central una tradición orientada a favor de los pobres de la tierra y una cultura caracterizada como ajiaco, síntesis lograda de una diversidad de procesos universales”.(9)

EL Centro de Estudios Martianos y La Sociedad Cultural José Martí tienen un protagonismo fundamental en la internacionalización del pensamiento sociopolítico de José Martí. Se le confiere un valor estratégico a la imagen política de José Martí por sus bases latinoamericanistas, antimperialistas y de solidaridad e integración continental. Ambas instituciones promueven ciclos de actividades a partir de la conmemoración de fechas simbólicas de trascendencia global, continental y caribeña, que facilitan espacios de reflexión, debate y agendas para la transformación social del continente latinoamericano.

De hecho se evidencia, por lo expresado en estas páginas, que se ha diseñado e instrumentalizado un aprendizaje cultural, que toma a la obra martiana como cimiento, para inducir un modo de actuación en los diferentes generaciones, que responde a la tradición marxista articulada y enriquecida durante las luchas emancipatorias, no por gusto se considera a José Martí, el paradigma más alto de la nación, mentor político al que hay que volverse una y otra vez para darle “la interpretación adecuada a los fenómenos históricos contemporáneos”.

Todos estos elementos expresados hasta aquí instrumentan una manera de ver a Martí, y están dentro de la normalidad de un país para defender y desarrollar sus proyectos. Así ocurrió antes y ocurre ahora. Los pueblos se apoyan en sus héroes para despertar su memoria histórica, y relacionarla con sus objetivos de independencia y prosperidad. Se acude a Martí, para desde su autoridad, prestigio y apostolado, guiarlos por el camino que ese hombre quiso para su país. Pero eso no lo hace sólo el Estado, lo hace también la gente más común, con el orgullo de sentir y saber que tienen a un referente formativo o encausador de ese tipo. Entonces, cuando se habla del imaginario instituyente martiano casi se está hablando del imaginario creativo radical que también llega a se instituyente en algún momento.

Notas:1. Ottmar Ette. José Martí. Apóstol, Poeta, Revolucionario: Una historia de su recepción, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1995, p.317.
2. Marvin Harris. Antropología Cultural, Ed. Cast. Alian. S.A. Madrid, 1998, p 61.
3. Edmund Leach. Cultura y comunicación. La lógica de comunicación de los símbolos, Siglo XXI de España Editores, S. A, 1993., p.107.
4. María Isabel Domínguez.. De las generaciones. En Revista Temas, no. 4, La Habana, 1994, p.64
5. Véase Programa Martiano Integral de la Sociedad Cubana, Documento Base, Oficina del Programa Martiano del Consejo de Estado, La Habana, Cuba, 2008.
6. Cintio Vitier// Consideraciones ante el centenario del 95 y el llamamiento a los parlamentarios del mundo. En Periódico Granma, 23 de diciembre de 1994, p.5.
7. Al respecto véase “Guía para los maestros de las Aulas Martianas, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1995.
8. Decreto número 1 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros. En Anuario del Centro de Estudios Martianos no. 1., 1978, Pp.13-15.
9. Amando Hart. Somos una consecuencia histórica de los mejores ideales de la edad moderna, Ediciones CREART. La Habana, 1997, p.4 –23.

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