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viernes, 19 de septiembre de 2014

El talón de Aquiles del periodismo cubano




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu 
 
Nuestro pueblo necesita conocer cómo se ha construido el periodismo cubano en la Revolución para juzgarlo con conocimiento de causa, y no hacerlo a partir de referentes mediáticos del capitalismo contemporáneo. Una teoría del periodismo en el socialismo, primeros años, luego del triunfo,  sólo disponía de la experiencia soviética; con ella tuvimos que contar necesariamente y desde ella caminar al futuro. 

Es cierto  que la prensa de la Unión Soviética nos legó  formatos de información donde predominaba el esquematismo y la chatura en la producción comunicativa y cultural. Es cierto también, que nuestra condición de plaza sitiada, por una potencia imperial, condicionó unas maneras de hacer enmarcadas en el secretismo, el triunfalismo y una retórica panfletaria. 

Pero todas esas barreras deben quedar atrás, pues en las actuales circunstancias,  el periodismo cubano,   no solo debe  satisfacer las necesidades del pueblo, -las más visibles e inmediatas-, sino también,  estimular el nacimiento de  otras necesidades y actitudes, -subrayo actitudes-,  que empoderen a la gente en el actual proceso de actualización del proyecto de país. 

La realidad pide a gritos espacios de transparencia que permitan a la gente estar mejor informados y participar calificadamente en cualquier debate, sea cual sea. No puede seguirse el modelo de pensar arriba los procesos y crear formas de consultas ajenas a los intereses reales de las personas. No puede ser que otros piensen por los de abajo y los flujos comunicativos no ayuden a explicar esos procesos. 

Son tiempos en que la prensa debe ayudar al empoderamiento de los actores sociales, no desde retóricas difusas y poco convincentes, sino desde denuncias inteligentes, basadas en investigaciones de fondo, no en orientaciones de organismos superiores, -muchas veces al margen de los contextos donde se generan los hechos noticiosos-. Fortalecer la institucionalidad es la principal aspiración en la actual coyuntura.  

El periodismo cubano debe facilitar, con sus mediaciones, que la sociedad pueda conocerse, escucharse y sentirse como un  organismo social vivo. Negarle ese papel es una herejía que tarde o temprano será nuestro talón de Aquiles.

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