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domingo, 14 de febrero de 2016

El amor es un sentimiento de rebeldía contra la mediocridad




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 
A Carolina. A los iluminados del amor.

Todo romántico está por Quijote contra Sancho, su ideal del amor lo hace rebelde contra  toda mediocridad. Los temperamentos acomodaticios  no lo admiten a su lado, para ellos,  la vida es movida por un interés, sólo a los mismos se subordinan, no tienen sentido de la dignidad. Servirle a cualquiera por algún fin, es la suprema filosofía de sus comportamientos. Los mediocres se aman así mismo, no pueden emocionarse ante un poema de Pablo Neruda, una pintura de Rafael, una obra de José Martí y mucho menos ante una canción de Pablo Milanés o Silvio Rodríguez, por citar a dos de nuestros bardos de la trova, más cercanos aquí en Cuba.
El mediocre es antisocial por naturaleza, sus verdades son ascua sagrada, de ellas no salen, porque es el caparazón que los protege ante los tiempos nuevos. Amar para ellos es cosa de espíritus menores fuera del tiempo real; no comprenden que un beso de la mujer amada, vale más que todos los tesoros del mundo.
La pasión y el ensueño no tienen contexto, los espíritus románticos son los únicos que lo poseen, por eso es normal ver a los mediocres unidos para aplastar a los iluminados del corazón; saben que estos últimos construyen contra todo lo que se opone a sus corazonadas y ensueños. Un minuto le basta al romántico de la verdad, para decidir toda una vida. El mediocre prefiere una larga espera para acomodarse y seguir viviendo en otra metamorfosis.
Los iluminados del corazón celebran su día hoy, ellos son capaces de casarse por amor, ignorando las regulaciones de los emperadores, incluso buscan a Valentín todavía y le piden los bendiga en la luz y el espíritu santo. Se hicieron con los sentimientos y las nobles pasiones;  son los motores de los tiempos nuevos. Sin su amor es imposible conquistar el futuro, porque ven donde la turba solo divisa una planicie sin sol.
El cubano José Martí escribió: “Sólo el amor ve”. No puede verse el camino sin el fuego de las pasiones y los sueños en el corazón. El mediocre ve con los ojos de los superiores, para él todo camino es un reto, porque los aparta del plato de comida seguro con el que alimentan el fuego de sus dogmas. Es tiempo de seguir a los que hacen del culto al corazón su templo.

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