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viernes, 20 de mayo de 2016

Orígenes tras la huella funeraria del Apóstol

Dos Ríos, lugar donde balas españolas asesinaron a José Martí el 19 de mayo de 1895.

En el Jobo Martí, primer lugar de Cuba donde descansó el cadáver de José Martí, luego de caer en combate.
En Remanganaguas, primer lugar de Cuba donde fue enterrado José Martí.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 
A Nancy Felicia. A los jóvenes cubanos que hacen Patria. 

19 de mayo de 2016: Suena el timbre del teléfono, alguien al otro lado dice que faltan apenas unos minutos. Apuro el café, mastico un par de tostadas de pan y salgo a la calle. Camino rápido. El camión está a la vista, la expedición Orígenes no ha perdido tiempo, se han acomodado como han podido. Las poetisas y trovadoras visten sport, como si fueran a la playa;  los chicos siguen el mismo estilo. La Carretera Central de Cuba abre sus brazos; hay cuantiosa alegría. El poeta Encina muestra sitios de interés histórico, incluso bromea sobre ellos; en el Granizo, señala la casa donde nació el escritor Yunier Riquenes; los ojos siguen la señal, el verde predomina, el olor a tierra señorea. Jiguaní aparece y la gente se entusiasma con la imagen del Fuerte sobre la loma, quieren visitarlo pero no es el objetivo. Atravesamos el pueblo y seguimos destino a Dos Ríos. A ambos lados se levantan imponentes llanuras  tocadas por la esperanza. El sol broncea los cuerpos. Algunos bromean sobre los últimos días de José Martí;  otros dicen palabras plenas de sabiduría;  unidos hacen el cubano insular. A las 7: 40 de la mañana aparece Dos Ríos y su Obelisco; fuimos hasta sus límites, nos tomamos fotos, luego caminamos sobre un campo cercano y hablamos a la sombra de los árboles lo sucedido a José Martí la noche del 18 y la mañana del 19 de mayo de 1895. No perdí la oportunidad y me deslicé por una cerca y fui a dar a la margen derecha del Contramaestre, a unos veinte metros del Obelisco; intenté rememorar el escenario de la caída del Apóstol, allí se me apareció el alma de Martí, venía de la casa de Rafael Pacheco, el hermano de Rosalío, tuve el privilegio de verlo sobre una roca escribiendo las últimas anotaciones de su Diario. Luego ascendí hasta el sitio donde estaban concentrados los poetas, pero ya no había nadie, apuré mis pasos y el chofer al verme prendió el motor. Salimos por un camino tras la huella funeraria dejada por el cadáver de José Martí. La alegría parecía una palma real. Hablamos de Chino Oliva, el cubano traidor que llevó a los españoles hasta el sitio exacto donde estaba Máximo Gómez acampado junto a Martí. Recordamos a los malos y buenos seres humanos que nos acompañan en este viaje a la muerte. Tupidos bosques de marabú se levantan a ambos lados, atacan nuestros cuerpos sobre el camión, Riquenes es bañado por sus flores; los fangales casi tragan las gomas del camión. Avanzamos a ciegas y fuimos a dar a una vaquería, alguien nos dijo como llegar, pero volvimos al laberinto. Preguntamos en unas casuchas humildes y tomamos el camino definitivo. Lomas de crestas empinadas, bañadas por espesos pantanos arrancan puñados de temores, algunos prefieren seguir a pie hasta donde no hay peligro. Finalmente montamos todos. Avanzamos hasta El Jobo Martí y allí nos recibe la escuelita, sus niños y un sencillo Obelisco. Nos tomamos fotos, imitamos las poses de Jorge Mañach y Mariano de Esteva y Lora, cuando en la década del 40 del siglo XX pasaron por aquí en similar fecha. El sol raja piedras. Abordamos el camión después de tomar agua. Empiezan los arrepentimientos, “si llego a imaginar esto no vengo”; algunos se asustan, porque Remanganaguas no asoma y ya casi es mediodía. Fray Juan nos recibe con agua lluvia para calmar la sed, “no hay otra por aquí”, dice el tío de Carlitos el baterista de la banda de rock Metástasys. Seguimos y aparece un pueblito parecido a una pintura, es El Tití, nos sorprende la montaña asfaltada y descendemos a toda velocidad. Enormes llanuras brotan, tomamos muchas fotos, “ya casi llegamos”, dice una voz; cambia el camino, polvo, mucho polvo;  el camión dobla a la derecha y la Unidad Básica de Producción Agropecuaria Laureano Sánchez nos espera, “aquí será el almuerzo”, dice el guía. Llaman a Encina aparte, “tenemos congrí y mango nada más”. “Arnoldo ven acá hermano”.  Me informa la situación. Ante aquel desenlace no podíamos contaminar la alegría. “¡El macho nunca llegó, esa no era mi tarea!”, dijo el administrativo. No se podía hacer nada, así que hablamos con la expedición y la gente no protestó. Sirvieron la mesa y comimos una cena tan literaria que casi nos volvimos locos. “Arroz con frijoles y mango maduro”. Reímos todos. Olvidamos el puerco y hablamos de la obra de teatro “El robo del cochino”…Reímos de nuevo, ¿qué otra cosa podíamos hacer? Alguien trajo guayabas, comimos sin lavarlas, una voz advirtió sobre el químico que un día antes había regado: ya era tarde. Descansamos un par de horas y a las 2:00 p.m salimos destino a la escuela de Remanganaguas. Nos esperan niños y maestros. El poeta Roberto Manzano habla de la relación Patria-Matria, de Anteo, dice que humilde viene de humus y traza ante todos el recorrido de la palabra, habla de la diversidad, ella hace posible la convivencia, “cuando se trazan caminos, la gente se divide”. Sus palabras son el Delfos de la tarde. Todos las seguimos en su vuelo de águila. Luego hablamos Antonio y yo sobre los días de José Martí en Remanganaguas, las familias que vieron el cadáver. Los poetas, a pesar del agotamiento, nos siguen por dos horas y media. Yunier Riquenes y Héctor Luis regalan sus últimos libros a los niños. Unas voces llaman: “Arnoldo, Arnoldo”, me avisan. Desde la cerca muestran una alegría espléndida. Voy hasta ellos. Los abrazo. Me sirven prú oriental, helado y sabroso; ponen en mis manos una fuente con trozos de queso blanco, en otra vasija, galletas de sal y en una jarra verde, café recién colado, “es para su gente Arnoldo, pero antes, coma algo con nosotros”. Agradezco tanto cariño y atenciones. Los abrazo de nuevo. Le digo a una muchacha de San German: “por esta gente he dado mi vida durante siete años, ya ellos me sienten de la casa”. Nos despedimos del Barrio Remanganaguas. Fuimos al  Cementerio a pie; colocamos una ofrenda floral ante el Obelisco que recuerda a los cubanos el primer lugar de la isla donde José Martí recibió cristiana sepultura. Luego seguimos la tradición y pusimos el oído en tierra, el corazón del Apóstol se sentía allá en lo hondo. Volvimos al camión y salimos rumbo a Contramaestre, llegamos a las 5:30 de la tarde. Cuba latía con más fuerza en cada uno de los miembros de la expedición. “Valió la pena el sacrificio”, dijo el trovador Leonardo García; todos asentimos, seducidos por la Historia.  
Montando al camión para ir rumbo a Dos Ríos.
Rebaño de reses pastan en la inmensa llanura.
El poeta Eduard Encina habla de los últimos días de José Martí como lo hacen los cubanos de a pie.
Camino al Jobo Martí, tremenda jornada, mi piel  fue bañada por un espeso sol.

El Contramaestre estaba turbio como aquel 19 de mayo de 1895.
Travesía desde Dos Ríos hasta Remanganaguas por enormes lodazales.

Llegando a la escuela José Martí en el Jobo.
Niños y niñas de la escuelita del Jobo Martí.
Hablando de los últimos días de José Martí.
Sobre el camión, llovieron flores de marabú, pero siempre hubo una trovadora para alegrar el día.
Conversatorio en la escuelita de Remanganaguas entre los poetas Eduard Encina y Roberto Manzano.
Los niños y niñas de la escuelita de Remanganaguas.
Antonio y yo conversamos sobre los grupos de familias que vieron el cadáver del  Apóstol en  Remanganaguas.
El poeta Roberto Manzano habló de Patria, Matria, Anteo y de la Cuba que vivimos y la que soñamos.
El poeta Roberto Manzano y un servidor colocamos la corona ante el Obelisco que recuerda a los cubanos el primer lugar de Cuba donde José Martí recibió cristiana sepultura un 20 de mayo de 1895.
Coloqué mi oído en tierra y sentí el corazón de José Martí latir en lo hondo.
El trovador Leonardo García y el escritor Rafael Vilches escuchan el corazón de José Martí. 

1 comentario:

  1. Tiene cierto interés esta publicación sobre la muerte de mi admirado José Martí;no obstante, quisiera hacer unas matizaciones, que siempre lei y así me la enseñaron de niño ( cuando vivia en Contramaestre ):
    Era un ideologo y gran soñador.- Tenía una buena oratoria y mejor escritura, que le valío mucho para enardecer al pueblo contra España.- No era hombre de armas, por lo que no combatió.- Combatia con su lapiz y papel; en consecuencia NO FUE ASESINADO, en todo caso abatido.- Consiguió la vitoria, ayudado bastante por el tema del Maine.-

    Considero que Martí ya tiene mas que ganado su reconocimiento y admiración por todo el mundo; y no debemos involucrarlo en temas vanales, con el fin de justificar los fines.-


    No busco la polemica por este escrito, pero debemos dar a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar. Y con ello, entiendo que se enaltece, si cabe, más el legado que ha dejado a nuestro pais y sus gentes.-

    SALUDOS. Pepín



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