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jueves, 6 de julio de 2017

Maffo y su parque Saturnino Lora*




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com  

Maffo es un pueblo emblemático del actual municipio Contramaestre;  este último, en tiempos de la República Mediatizada, era uno de sus barrios. Muchas personas  se encantan en la actualidad con  su trazado urbanístico  y el parque. ¿Quién lo hizo? ¿Cómo se llama el parque?

El trazado urbanístico, confección de mapas y planos, situación de las calles y el parque lo realizó el ingeniero agrimensor Manuel Navarrete en 1908, es decir, cuatro años antes que el de Contramaestre (1912).

Introducir aires de modernidad en un pueblo de acento rural profundo, no estuvo exento de personas y familias que se opusieron; pero al final predominó el amor a las ideas futuristas que embellecerían la imagen de Maffo ante el mundo.

El parque  comenzó a  hacerse en 1933 gracias a la gestión económica de las familias, que hicieron grandes colectas públicas y lograron reunir lo necesario.  El gobierno finalmente apoyó  la obra  y el 22 de febrero de 1936 fue inaugurado, como sitio de esparcimiento para niños, adultos, tertulia, descanso, paseo y locación ideal de enamorados que acudían a compartir  sanamente una cita.

La obra fue ejecutada  por el italiano Domingo Spadea, que, más que constructor,  devino artista  en la creación de una huella material, orgullo de todo Maffo.
Construcción de la pérgola del parque Saturnino Lora.
Muy pocas personas saben el nombre  de este parque, así que hurgando en el libro “Huellas de un camino”, de Ricardo del Toro, pude localizarlo: Saturnino Lora. De forma rectangular, con pasillos cementados  para caminar, una pérgola  erigida casi en el centro a un nivel mucho más alto, cuya  estructura construida de madera, vigas y tablillas, pintadas de un blanco limpio, proyectaba la majestad de un monumento. Un dato curioso, en la pérgola había cuatro bancos  donde se sentaban las personas más educadas;  a continuación estaban los "bancos de los viejos", así llamados porque los preferían las personas mayores;  construidos de cemento, cuidadosamente terminados, cuyos espaldares eran una verdadera obra de arte que simulaban tronco de árboles. El alumbrado lo conformaba una red  de farolas eléctricas que descansaban en  columnas tubulares  de metal y amplia base, instaladas con precisión  para que ofrecieran buena iluminación. En los bordes  fueron sembrados laureles y las áreas internas  tenían un césped  donde se apreciaba buen gusto. A la gente de Maffo le apasionaba  ver llegar, con el verano,  las bandadas de golondrinas   que huían  del crudo invierno de Suramérica. 

Las fiestas patronales,  conocidas como San José, se hacían el 19 de marzo;  duraban cinco días y transcurrían alrededor del parque Saturnino Lora. El mismo era cercado para que no fuera dañado;  así cada noche de fiesta se desarrollaba, en sus interiores, la “Verbena”,  un baile gigantesco, amenizado por orquestas de gran convocatoria en el país. Disfrutar de este espectáculo exigía pagar una modesta suma, que luego era usada en la ejecución de obras sociales para el disfrute de los ciudadanos.

Manuel Navarrete y Domingo Spadea, ellos hicieron posible lo que hoy todos llaman orgullosos pueblo de Maffo y ese parque memorable donde el turista nacional o extranjero, siente el deseo de tomarse una foto para documentar un viaje a este sitio de la geografía oriental.

*Las fotos fueron tomadas del sitio de Maffo en la diáspora

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