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jueves, 24 de agosto de 2017

Ocho años viviendo en un Caracol de agua



Por Arnoldo  Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com

Un 25 de agosto de 2009 eché el bote al agua;  en principio movía los remos con extremo cuidado; sabía de los centinelas, prestos a confundir buenas intenciones, con malogrados juegos imperiales. Donde vivo la condición de plaza sitiada ha imperado siempre. Después procuré no hacer mucho ruido y avanzar; avanzar hacia el anchuroso mar azul llamado Internet, aprovechando los vientos del Caribe, con las velas espléndidamente izadas.

En el Café de la joven ciudad donde vivo, amigos y adversarios cuestionaban mi aventura a lo desconocido. Una corresponsalía de televisión servía al ojo orwelleano que día por día leía todo y esperaba un error; alguna lectura mercenaria; o cualquier desviación ideológica. No se cuántas fueron las veces que algunos amigos me advirtieron de ello;  pero como obraba según mi conciencia y dictados PATRIÓTICOS, nunca sentí miedo y no lograron hacerme desistir de mi propósito de SER BOLGUERO desde un pueblillo de tierra adentro, en el oriente cubano más humilde.  

Llegué al océano, tan azul e impresionante. Toqué muchos tambores y empezaron a llamarme la voz del Contramaestre crecido. Personas venían; agradecían mi aventura;  confesaban ser adictos a mis historias, fotos, audios, videos...

El escritor Orlando Concepción, único tripulante a bordo en el primer año de mi “Caracol de agua” –así se llama este proyecto que hoy cumple ocho años-, me dijo que tenía una granada sin espoleta en la mano, podía hacerme polvo en medio de la red sobre la que avanzaba con buen viento, pero con muy malos augurios. Algunos repentistas ocasionales improvisaron décimas al Caracol;  otros decían que caminaba sobre el filo de una navaja afilada y que el Palacio de Versalles me tenía reservada una de sus mejores habitaciones oscuras. Todos los 25 de agosto de cada año he venido celebrando el cumpleaños de mi “Caracol de agua”; unas veces de manera sencilla; otras, muy pocas por cierto, de forma esplendorosa.

En el aniversario siete lo hicimos por todo lo alto. Mi amigo Ricardo del Toro, en un gesto altruista, ayudó a la publicación en formato de papel  de “Cuba con los mismos bueyes” (Compilaciónde historias  sobre Cuba y su gente, del blog Caracol de agua”. “Publicaciones Entre Líneas” recibió el proyecto y de manera entusiasta, Pedro Pablo Pérez Santiesteban, se encargó de la edición, diseño y  presentación al mercado del mismo;  así llegó a Amazon, donde puede comprarse, aunque en honor a la verdad y según mis fiadores, no se ha vendido como creíamos. (CLIC AQUÍ PARA COMPRARLO+)

También celebramos en mi casa verde, poetas, narradores, filósofos, trovadores y profesores universitarios, con un kake azul y el  7  a la vista. Fue una fiesta hermosa.   Hablamos de todo, aunque en medio de la alegría, apareció un tipo muy extraño a preguntar si en los últimos días habíamos tenido fiebres, dolores de cabeza  o alguna otra situación de salud. Sus ojos hicieron un paneo de águila; nos dimos cuenta enseguida;  por eso lo invité a pasar;  a quedarse con nosotros, a celebrar; puse un café humeante en sus manos, no le quedó otra que agradecerme y salir presuroso a la agenda de su día. Mi amor me llamó “Cimarrón de ideas martianas”. Otros interpretaron el siete en la historia.  Llegaron fotos bellísimas de almas muy queridas retratadas con el Caracol de agua en sus manos. Felicitaciones de muchos países del mundo llovieron sobre mi Chat en Facebook y en las mismas publicaciones de mi blog, que por esos días compartió un dossier con palabras de  todas las personas que me honraron con elogios y recomendaciones.

En el año 8 de mi “Caracol de agua”, no  han faltado sinsabores,  malos augurios, falsos mares; pero hemos seguido navegando, ahora más enfocados que nunca en la defensa de la identidad guajira de oriente y en la memoria histórica de toda esa gente digna de tierra adentro, campesinos chéveres y gente humilde de la Patria, que saludan con un compay, un buchito de café, un trago de aguardiente y un fuerte apretón de manos mirándote directo a los ojos.  Yo nunca he dejado de mirar recto;  el CARACOL tampoco. Esa ha sido nuestra mayor DIGNIDAD.


3 comentarios:

  1. Luz Almeida Me encanta leer tus escritos yo muchas veces creo que estoy oyéndote hablar.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Arnoldo:Felicidades por el aniversario de caracol de agua, quería agradecerte por tus artículos interesantes y la pasión con que los escribes .sigue adelante que vas por un buen camino. Un abrazo sincero desde Torino.

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