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jueves, 29 de noviembre de 2018

Maximino: el médico de Los Baños*

Maximino, el caballero de la barba.
Por Javier Labrada García y Mailén Vázquez López 

Es casi medio día en Cruce de los Baños. Por la calle transita poca gente; pero salta a la vista un caminante habitual, de  barba larga  y  singular gorra. A su paso siempre encuentra el saludo amigo; lo llaman por su alias popular: Maximino;  hasta los más jóvenes lo identifican.

Dotado de un don especial, que usa en bien de los demás, Máximo González Pérez, su verdadero nombre, se ha convertido en uno de nuestros personajes populares, cuando muchos, como nosotros, han sido beneficiarios de sus famosos remedios de plantas medicinales.

Nació en Cuba, en La Trinchera, un lugar ubicado entre Dos Palmas y El Ramón. Eran doce hermanos; hoy solo quedan tres.  Descendiente de padres españoles que vinieron en 1917.

Desde los 14 años ha estado vinculado a los secretos del campo. Con su esposa se trasladó a Tercer Frente intentando que pudiese tener un hijo, pero ella muere. Vive aquí desde 1985, hace ya 33 años. 

Las personas lo visitan, incluso desde distantes lugares por sus  efectivos remedios que pueden curar dolencias y padecimientos. Dice que desde pequeño sabe, cuando alguien dice que está enfermo, el remedio perfecto para su malestar. No cobra;  no acepta regalos; solo el placer del bien.

Sentado sobre su banqueta, frente al paciente, escucha su dolencia mientras acaricia la blanca barba. Lo mira fíjamente, levanta su dedo índice e indica el remedio. 

Así, cada día atraviesa las calles de Cruce de los Baños a la misma hora, como si un compromiso eterno y silencioso gobernara su vida. 

*Tomado del blog Atrapasueños, publicado originalmente con el título "Biografías desautorizadas I – El caballero de la barba"

2 comentarios:

  1. Arnoldo:

    La sabiduría pasada de generación en generación. La medicina verde es la madre de la medicina de laboratorios, que se ha convertido en el mundo en un negocio siniestro.

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    1. Tiene usted toda la razón amigo mío, gracias a esa sabiduría estoy en lo personal haciendo el cuento, porque una señora del barrio donde nací, tenía el don de curar con oraciones y yerbas medicinales, era tanto su amor por los seres humanos que yo siempre le pedía bendición cuando la veía, lo hice hasta que un día murió....Así las cosas amigo....

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