Por Arnoldo Fernández Verdecia.
Creímos en el sacrificio como necesidad para tener un futuro mejor, pero el futuro se fue alejando hasta volverse un pájaro negro extraviado en el horizonte.
Nos pidieron las manos, y las entregamos acompañadas de los brazos, de todo el cuerpo.
Nos pidieron los pensamientos, y entregamos la conciencia para darles a nuestros hijos y nietos un mejor futuro.
Nos pidieron la vida, y no dudamos en ofrecerla al Ideal.
El futuro llegó, lo vimos; no era luminoso como prometieron; era el pájaro negro que iba de árbol en árbol, de un canto muy extraño, que olvidó promesas, juramentos, milagros, y expulsó de su reino a los que lo hicieron rey.
Ahora el pájaro negro canta en los periódicos, en la radio, en televisión, en Internet, pero casi nadie lo escucha. La gente se cansó de un canto que no trajo pan a la mesa.
El pájaro negro quiere llevarnos al reino de abedules y abetos, allí donde existe un zar vestido con ropas modernas, pero zar al fin y al cabo.
Antes no veíamos su color, hoy sabemos que es negro, muy negro.
*Imagen tomada de Internet.
Bueno, por lo menos el pájaro negro está sintiendo su devenir de libertad con las manos limpias, generar su propio destino; lógicamente no a costa de enriquecerse como lo hacen algunos que están en la prominencia política y que a través de actos deleznables punibles, pervierten y coaccionan e inclusive reciben permisividad del aparato judicial a través de los sobornos para mantener su casta chorra y Nacoestatal.
ResponderEliminarEl pájaro negro roba almas.
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