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jueves, 1 de septiembre de 2016

La muerte del bloguero en Cuba



El logo lo forman un caracol atento a los sonidos, un tocororo, un Martí y el agua por todas partes; en su conjunto, son pedazos de cubanía que me saltan en el alma.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Es agosto de 2009. Un amigo  comenta que ha montado un blog: “ya navega, pero nadie lo sabe”. Le dije medio asustado: yo también tengo el mío. Entonces me preguntó: “¿Qué esperas para ponerlo a navegar?”. No me sentía seguro, mi jefe era un hombre áspero, dirigía la institución como un general; en otras palabras, no podía ir contra un reinado sin masa crítica a su alrededor. Era un suicidio.  Cerré los ojos por un rato. Intenté pensar pero no lo conseguí;  el miedo era una sombra a mi lado; entonces salí a la calle a dialogar. Me fui al café de la pequeña ciudad donde vivo aquí en “Contramaestre”.  En una mesa, varios socios de las letras. Hablé de lo que andaba en mis pensamientos y se rieron de mí. “¿Quién va a leerte compadre? ¿Aquí muy pocas personas tienen acceso a Internet? Leer en impreso es el camino. No pierdas tiempo en esa tontería de los blog”.

Apuré la infusión y me fui a la casa del escritor Orlando Concepción (Conce), era el único que podía escucharme en medio de mi aldea. Hablé largo, sin reposo, terminé sudando a chorros ante la calor intensa. Llamó a Sonia, su esposa. Apareció con un batido de zapote que ambos paladeamos en alegre convite. “Gordo de Trocadero, tienes mi apoyo; seré uno de los tripulantes a bordo”. Lo abracé con ternura familiar. Me dijo: “¿Qué  nombre piensas ponerle?”, respondí: Caracol de agua;  su risa llegó como una estampida y precisó, “hasta en eso eres lezamiano Gordo”. Expuse mis razones. Una casa que se lleva a cuestas en medio del mar, pesa mucho y hay que tirar de ella para que no la arrastren las olas. Es una metáfora de la isla,  ante el peligro, nos cerramos herméticamente;  en la bonanza, damos pasos breves, guiados por las antenas. Pero también la llevamos a todos lados y nos cercan lluvias de polvo. Mi amigo me seguía con atención. Dije más: el logo lo forman un caracol atento a los sonidos, un tocororo, un Martí y el agua por todas partes; en su conjunto, son pedazos de cubanía que me saltan en el alma. Terminamos la conversación seguros del intento, no sería algo fallido, valía la pena el reto de bloguear desde una ciudad en medio del laberinto oriental. Conce me dio varias palmadas en la espalda  y me fui a la calle. Esa noche no pude dormir.

Al amanecer del 25 de agosto de 2009 empezó todo. Recuerdo los primeros post; los publiqué asustado;  esperaba en cualquier momento la reacción del viejo general.

Inicialmente no tenía completo el perfil, lo asumí con un seudónimo, pero el colega cercano me dijo, “hazlo público, no tienes nada malo que esconder”. Lo creí también y tres días después era Arnoldo Fernández Verdecia, el tripulante solitario del blog CARACOL DE AGUA.

Un día el viejo general se enteró; me citó a su oficina, tuve que explicarle el logo, el perfil, el alcance, los probables públicos; entonces sacó varias resoluciones, me las leyó y una advertencia salió de sus labios: “Tendré que hacer algunas llamadas, nunca antes en la historia habíamos tenido a un bloguero en el centro de trabajo. Los blogueros tienen muy mala fama en este país”.

Luego vinieron otras citaciones, encuentros en lugares estratégicos y todos me preguntaban lo mismo que el viejo general. Si me dejo llevar por el miedo que empezó a visitarme en aquel memorable proceso de gestación, Caracol hubiera muerto en el mismo nacimiento;  pero algo dentro de mí me decía que no estaba haciendo nada malo, obedecía a mis convicciones y me sentía seguro. Así que seguí adelante.

Confieso  algo, en principio busqué la confrontación de ideas, pues la polémica siempre había sido uno de mis fuertes, así llegó una sobre la obra de Carlos Alberto Montaner, otra relacionada con el Grito de Baire, pero la que más dolor de cabeza me trajo fue una con un periodista de Sierra Maestra, casi me llevaron al cadalso, ¡cuántos momentos malos!; pero todo fue superado y comprendí que ejercer el pensamiento entre cubanos es complejo, enseguida lo llevan a lo personal y utilizan etiquetajes para vencerte, menos las ideas.

Decidí entonces apostarlo todo a cronicar la vida cotidiana. Día por día salía a cazar historias en el municipio, en las provincias vecinas; entonces se reveló un mundo fabuloso,  era como si abriera los ojos para ver cosas que siempre estuvieron ahí y nunca tuve conciencia de ellas.

Aprendí que la OPINIÓN PÚBLICA es una herramienta para movilizar estados pendulares de la nación. Como nunca antes logré que mi pueblo se conectara con las instituciones nacionales; así llegó el Cementerio Remanganaguas, una de mis obsesiones. En el mismo 2009 hice una denuncia del abandono en que se encontraba;  luego empecé a señalar responsables y el tono creció hasta desbordarme;  llegaron cambios buenos y hoy aquel lugar de Cuba, donde fue enterrado por vez primera José Martí, es otro; tiene la dignidad que merece. Eso lo hizo posible CARACOL DE AGUA.

Las controversias con el viejo general nunca pararon. Varias veces me vi en su oficina, en conversaciones difíciles, con la presencia de los llamados factores,  que sin haber blogueado nunca y sin conocimiento de la blogosfera, el periodismo hipermedia y las redes sociales, tenían derecho a la palabra y hasta podían juzgarme con su voto; lo intentaron, pero triunfó la razón, el sentido común. Fueron malos ratos, pero seguí montado en CARACOL,  unas con buen viento, otras no; empeñado en hacer lo políticamente correcto, pues creía en la OPINIÓN PÚBLICA LOCAL, PROVINCIAL y NACIONAL y desde ellas obraba. Nunca fui contra el deber de informar con objetividad, belleza de lenguaje y contundencia espiritual. 

CARACOLDE AGUA cumplió este  25 de agosto de 2016 su año 7 de navegación y  lo que parecía una conquista de la comunicación horizontal desde un  lugar apartado de las capitales provinciales de Cuba, se ha convertido en un COLISEO donde no hay CONSENSO; todos tienen un criterio absoluto, principalmente los directivos; la crítica social está vedada, cuando se hace hay que estar preparado para las consecuencias; no tenemos un respaldo legal que nos ampare en el ciberespacio; andamos como en un limbo, nadie quiere comprometerse a crear marcos jurídicos responsables, esa es la verdad. La esfera pública con sus matices y realidades es intocable en el dominio de Internet. Desde las gradas el panóptico decreta la muerte del BLOGUERO en Cuba.

6 comentarios:

  1. Hola hermano, desgraciadamente sucede que está prohibido decir la verdad tal y cual es sobre las problemáticas que nos afectan, recuerdo cuando trabajaba como periodista en la emisora Radio Titán que no podía publicar en la página web ningún trabajo crítico y realmente nos obligaban a decir mentira, recuerdo que visité la UBPC de cultivos varios del 36 de Mella y había en la unidad de todo tipo de malas hierbas, menos cultivos varios, pues agarré saque unas fotos viejas de la finca de un campesino que estaba bien cultivada y las puse como si fuera en la UBPC visitada y así hice el trabajo que por supuesto todo era mentira

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  2. Salvador Palomino Menéndez: Te comprendo hermano Arnoldo. Pero la muerte no es posible cuando hay vida. Un blog como este que dialoga con limpieza y sinceridad es tan necesario, tan útil y tan raro que no se puede perder. Al contrario estoy seguro de que habrá muy pronto muchos más. Así, limpios sencillos. Transparentes.

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  3. Milagros Vega: Me uno a las palabras de Salvador querido Arnoldo.

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  4. Rogelio Ramos Domínguez: La poesía es un caracol concéntrico en un rectángulo de agua dijo alguna vez José Lezama Lima medio en broma, medio en serio y creo que no le comprendían.

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  5. Devora Fonstecilla Matos: BELLO CARACOL,BELLA BANDERA,ORGULLO DE SER CUBANA.

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  6. DE RAÚL GARCÉS EN JUVENTUD REBELDE (1-09-2016) Ocupar las redes sociales y la blogosfera con un espíritu de debate y confrontación de ideas es una oportunidad que no tuvieron generaciones anteriores. El problema no son las dicotomías entre los medios tradicionales y los sociales (a fin de cuentas, nadie sabe a ciencia cierta qué tendencias prevalecerán en el ecosistema mediático del futuro). El problema es desa­rrollar masivamente las habilidades adaptativas para lidiar con las claves de comunicación de la nueva época. Y fomentar el ambiente cultural y ético para convertir cada discusión, lo mis­mo en el mundo físico que en el virtual, en un punto de partida fecundo al presente y el porvenir de la nación cubana.Leer más en LA siguiente publicación de JUVENTUD REBELDE: http://www.granma.cu/opinion/2016-09-01/los-arboles-el-bosque-y-el-periodismo-nuevo-01-09-2016-22-09-50

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