Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
“Me gusta cazar azulejos. La
escuela es una carga muy pesada”. Tiene diez años, cursa el quinto grado. Me
habla con dolor de niño que vive en la periferia de una ciudad adormecida por
los alcoholes del tiempo. La madre vive con un hombre que no es su viejo. El padrastro
se va en las mañanas, bien lejos de casa;
lleva unas jaulas con avecillas
exóticas dentro. Casi al anochecer; regresa; pero las jaulas vienen cargadas
de prisioneros. Sabe identificar hembras
y machos. Un extraño hombre viene en un auto amarillo a recogerlos, luego que
el padrastro desde el celular avisa. Tienen un código. Ya los ha visto y sabe cómo
funciona. Los cuc pasan de unas manos a
otras, ve montones y sus ojos brillan como soles. “A veces mi padrastro me lleva. Los pájaros Mariposa
cuestan 25 cuc cada uno, así que dos parejas, me dan un celular de 80 cuc y me
queda algo para una pitusa. Pero prefiero el Azulejo, una pareja cuesta 80
cuc; imagina ese dinero en mis
bolsillos, cuántos sueños puedo cumplir. Los Tomeguines del pinar salen en 20 cuc la pareja. La Candelita en 15 cuc.
Las palomas de monte puedes pedir entre 5 y 10 cuc”. Ante mis ojos el mundo vital
de un niño del interior de Cuba; me
reservo su nombre por ética, intento ponerme en su lugar, entender las
posibilidades adquisitivas de sus padres y con dolor aprecio que su lógica es
adecuada; si se va ocho horas a la
escuela, no tiene muchas veces para la merienda, calza unos zapatos
gastados, un uniforme casi sin color, no
puede comprar nada en la merienda y mucho menos soñar con un celular inteligente
o una tablet, que revolotean una y
otra vez en su cabeza, como el mejor de
los sueños. Si usted fuera un niño con unos padres divorciados y un mundo tan
caro a su alrededor, donde los juguetes son inalcanzables y el salario apenas dura una semana: ¿qué haría? ¿Lo mandaría a la escuela a estudiar materias extrañas a su mundo
inmediato? Pienso yo, que es hora de crear un cuerpo de misioneros, al estilo
martiano, que vaya conversando por las ciudades, los campos, aclarando dudas,
restaurando la fe, devolviendo la virtud a los hogares manchados por la
prostitución, el alcoholismo, la violencia, el pillaje, la corrupción, la
separación de las familias por la migración económica. Podrían ser maestros
elegidos, bien virtuosos, escogidos por
la escuela laica y la iglesia católica, u otras que quieran sumarse, los
responsables de llevar a cabo en nuestros días, una “campaña de ternura y
ciencia”, que traiga una religión
nueva al hogar, según mi Martí, no con el desarrollo de “Cursos
dilatados, claro es que no se podrían hacer;
pero sí, bien estudiadas por los
propagadores, podrían esparcirse e
impregnarse las ideas gérmenes. Podría abrirse el apetito del saber. Se daría
el ímpetu (…) Y esta sería una invasión dulce, hecha de acuerdo con lo que
tiene de bajo e interesado el alma
humana; porque como el maestro les
enseñaría con modo suave cosas prácticas y provechosas, se les iría
por gusto propio sin esfuerzo
infiltrando una ciencia que comienza por
halagar y servir su interés; - que quien intente mejorar al hombre no ha de
prescindir de sus malas pasiones, sino contarlas como factor importantísimo, y
ver de no obrar contra ellas, sino con ellas”.
Cuba esta necesitada hoy de una nueva campaña de alfabetización, pero en valores; tal vez estudiando la forma de aquella que se hizo a principios de la Revolución, organizada por un martiano como Armando Hart; pero con la certeza de que los multiplicadores, en vez de la cartilla, el lápiz y la lámpara china; deberán hacerlo con una laptop, un celular, un kindle y una Biblia. La invasión dulce tendrá que valerse de las nuevas tecnologías, para llegar a los hogares y comenzar esa cura silenciosa de almas y devolver a Cuba el “gran espíritu” que tanta falta nos hace, en medio de tiempos de agitación y cambio, esa ola que puede traer la religión nueva, si somos capaces de crearle los causes necesarios. ¿Acaso es malo el niño por cazar
azulejos, mariposas, candelitas, tomeguines del pinar, palomas de monte? Con
toda honestidad, la escuela cubana está muy lejos de los intereses vitales de
niños como el de mi historia. El piensa incluso, que para su casa es mucho
mejor pescar una ensarta de mojarras que cuesta
un cuc, o una de truchas, un poco
más cara, que estar metido en un aula, ajena completamente a sus necesidades
básicas. Pienso en Martí maestro, ¿qué haría? y no me queda otra opción que reiterar
uno de sus pensamientos más nobles: “quien intente mejorar al hombre no ha de
prescindir de sus malas pasiones…”
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Tomeguín del pinar. |
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Candelita. |
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Mariposa. |
Creo que consejeros academicos pueden crear programas en donde la instruccion academica se una a la consejeria personal y los juegos. Transformar la energia a acciones positivas y constructivas'
ResponderEliminarDejaros de quimeras y filosofar, y ponganse a trabajar, que es lo que necesita el pais: " pan y palo "
ResponderEliminarEse anonimo, es reflexivo, inteligente, practico y muy conocedor del ficticio paraiso martiano ¡ pobre Martí ! si levanta la cabeza......
ResponderEliminarJoann Vega: Esta historia me ha traido, de pronto, a una de mis experiencias cuando era consejera educacional en la carcel de mujeres. En mi historia, no hay lindos pajaros, solamente existen las caracteristicas que me han hecho, inconcientemente, recordar mi simple historia. En la carcel cumplia tiempo una mujer afro americana. Su record decia que estaba alli por vender drogas. Ella formo parte de mi grupo de consejeria individual y de grupo. ( Programa preparado por mi y aprobado por el sistema de prisiones locales ). Al pasar de los meses, un dia ella se acerco a mi, y con lagrimas en los ojos me dijo que no veia su nina de cuatro anos desde hacia un ano, pues la nina vivia con su anciana abuela, y esta no tenia los medios de llevarla a lacarcel a ver a u mama. Me dijo tambien, que manana era era el cumpleanos de su nina. Luego de pensarlo, le pregunte por su direccion. Al dia siguiente, en la manana, armada con una torta de cumpleanos , toque a la desvencijada puerta, de una pequenita, rota, casucha a la derecha de una sucia y descuidada calle, en un barrio que no invitaba a nadie a entrar en el. Cuando toque en la desvencijada casi rosada puerta, una anciana abrio, y sorprendida por mi presencia, me pregunto quien yo era.Yo le conteste que era la profesora de su hija Chen y le traia un pequeno pastel a la nina por su cumpleanos. Los ojos de la anciana se clavaron sobre la caja del pastel, con duda y sorpresa. Luego, me sonrio con la dulzura de su boca sin dientes. Una pequena nina, vestida con viejas ropas y descalza, se acerco corriendo y callada.. La abuela le dijo que yo era la maestra de su mama y le traia un regalo por su cumpleanos. La nina me miro, sus ojos brillantes, porque frente a ella estaba una persona que podia ver a su mommy todos los dias. Y ademas, le traia un pastel de cumpleanos ! Se rio, se rio mucho, cuando puse la caja del pastel sobre sus pequenos extendidos bracitos.La abuela me sonrio, con esa sonrisa que solo los pobres saben dar. Luego, la abuela tomo la caja y la sostuvo en sus manos, mientras yo me agachaba y abrazaba y besaba a la nina. Este beso te lo manda mommy con mucho amor, le dije . Ella puso sus bracitos sobre my cuello y me beso muy fuerte mientras me abrazaba. Luego, la abuela y yo nos abrazamos. Ella tenia lagrimas en los ojos, mientras nos besamos. Yo tambien tenia lagrimas en mis ojos y no deseaba irme, pero tenia que ir a trabajar. Nos despedimos, y me fui. Ya en la carcel, busque a Chen y le comente lo sucedido. Ella me abrazo profusamente y comenzo a llorar, lloro mucho. Chen, le dije, ahora entiendo por que vendistes drogas. Chen y yo nos hicimos amigas, mas bien, ella se hizo mi profesora, porque yo tenia mucho que aprender y entender.
ResponderEliminarRoberto Javier Quevedo Mosquera: Me imagino que éste post genere muchísimos comentarios, pero a mi entender, prefiero que éste chico venda pájaros y no droga; claro que, no estoy apoyando el tráfico y venta de nuestras aves, muchas de ellas en peligro de extinción.
ResponderEliminarAdelis Del Toro Corrales: Interesante y triste historia, lástima que esos niños vayan perdiendo la inocencia y con ella, el amor por la naturaleza. Por favor, me interesaría grabaras los testimonios, el tema tiene muchas posibilidades a manera de sensibilizar y crear conciencia.
ResponderEliminarJoann Vega: Hermosa historia. Hace pensar. Hacer resurgir lo oscuro en el ser, con luz y reinventarlo. Enfocar en lo positivo, no en lo negativo. Excelente.
ResponderEliminarCarmen Lopez: Bellos verlos, en los árboles y no en una jaula.
ResponderEliminarMuchacho: No te devanes los sesos para contar tonterías que cada día interesa menos a tus seguidores; prueba de ello es que casi nadie hace comentario a tus fantasíosos escritos.-¡Quien te dió premios y galardones......!
ResponderEliminarMuchacho y quién eres tu para decirme lo que debo hacer, cuando prefieres esconderte en el anonimato, jajajaja. Tu debes ser de esos que quieren la grandeza de las cosas siendo un arrastrado a los pies de alguien, o viviendo de la sombra de alguien ido, o a la sombra de algún poetín de barrio....Te delatas cuando dices "casi nadie hace comentario a tus fantasiosos escritos".....y a los tuyos, ¿hacen muchos?, porque tal vez quieres la grandeza sin tener una obra, un reconocimiento....De todas maneras, gracias por leerme, por hacerme saber la hiel de tus pensamientos más revueltos, prueba de que Caracol te interesa, jajajajaja...Seguramente en el Café de la ciudad destilas tu hiel y fabricas una grandeza a los ojos de la plebe...Pobre plebe, si cree en ti.....
EliminarMuy bueno tu punto de vista se está denigrando la población en todos los sentidos y la educación está pidiendo a gritos un cambio para que nuestros infantes presten más interés en ella.
ResponderEliminarArnoldo, yo te sigo, las gentes buenas te seguimos. No es solo en el campo donde cazan azulejos y tomeguines, frente a mi casa en Playa, en "plena placa" sucede. Tambien participan en peleas de perros y gallos y venden alimentos acaparados y detergentes mal habidos: "hay que vivir puro". En Mexico, en Colombia y en Venezuela los niños y adolescentes asesinany atracan con armas automaticas. Yo no quiero que Cuba este en esa lista ni que nuestros niños aprenden a ver lo malo como común.
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