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lunes, 11 de junio de 2018

Penélope no me espera




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Quisiera ser cursi para nombrarte, pero Martí me atosiga, no me deja evocar estrellas, joyas,  frasecitas manidas. No me deja mostrarme en las palabras hueras, las que otros han usado y  no sirven de nada.

Afuera la vida y yo adentro, queriendo ser un Heredia que nunca he sido,  aspirando el verso más elevado, cuando el mundo anda metido en joviales reguetones.

Ella ha sido la culpable, me ha dejado sin amor  en medio de los tormentosos días de una isla, donde el púrpura manda y la gente come potajes, habla alto y cree en el futuro, aunque  puerta adentro, saben que el mundo está a punto de irse por un botón que alguien puede apretar.

La calle abre su boca ancha, me traga. Atrás veo el amor que pudo ser y no fue, los cuadernos que escribí y nunca llegaron a sus labios. Me estoy muriendo de tanto vivir. La vida es un coñazo de locura, tal vez una odisea sin esos arcángeles que una vez nos hicieron imitarlos. Ya no hay Itaca, ni una Penélope que nos espere la vida entera.

El asteroide se desinfla. Mis palabras no alcanzan a nombrarte, porque no quiero ponerme cursi, ni atolondrarme con flautitas, ni trompos, creyendo que puedo volver a ser feliz,  si las palabras huyeron este lunes de mi alma.  

Vuelvo a mi tierra, a mi oxígeno

2 comentarios:

  1. Alejandra Carolina :TENGO EN LA FRENTE UN BAOBAB.
    A veces me agarra dormida y crece desmesuradamente; a veces me da
    Sombra fresca y no duele. Nunca cambia de hojas, pero entiendo cuando
    esta en su otoño y lo trato amable; pero a pesar de ello, no olvido que es
    Un baobab, y los baobabs no tienen compasion.
    Este gigante es un desconsiderado. Ha echado raices de la nuca al espinazo y
    Si parpadeo, un dia crecera hacia los brazos y luego a las piernas, y cuando la
    gente me vea pensaran que no soy una mujer sino un arbol.
    Dicen que los baobabs no tienen corazon; por eso se adueñan del de una,
    Que por eso se lo quedan.
    Te atrapa la melancolia y alli vas, por las calles arrastrandote de una banqueta
    A otra, pensando en reclamarle a todo el mundo por este cielo gris. Pero despues
    Sabes que no es asi. Que nadie ha pintado de nada lo cielos. Que es un baobab al
    que le gustan los grises y el desconsuelo.
    He escuchado que hay hombres que son semillas de Baobab. Cuentan que si no se
    les tiene cuidado, se siembran en la frente y con paciencia van tejiendo sus raices
    con nudos tan fuertes que, si se les quiere arrancar, se viene medio craneo. Las que
    han dejado crecer baobab, y han vivido para contarlo, dicen que pierden la voluntad,
    Que despues piensan con la savia; que un dia te duelen las ramas y cuando el sol esta
    brillante le tiras mordidas con las hojas.
    Dicen que esas son las claves para saber si un baobab te ha ganado.
    Tengo en la fente un Baobab. No recuerdo si alguien lo sembro, o si lo cargo desde el
    Principio y ni cuenta me habia dado. Como sea, lo trato con respeto y le brindo sus cuidados.
    Y a veces cuando he pensado en extirparlo, nos vamos caminando a ningun lado y
    arrastro los pies en la tierra, y dejo al viento acariciar mis hojas y pienso: Raices de Baobab
    en el corazon…Que tiene de malo?
    Tengo un Baobab en la frente. No es hombre, sino tristeza: He vivido para contarlo.

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  2. Hermosas palabras, tienen la certeza de lo razonable, del corazón que habla por ellas, de los versos que prenden luces verdes, allí donde las sombras aquietan el alma. Palabras así, elevan la ternura, uno cree después de leerlas que hay mañana, que el futuro esta allí, al alcance del corazón, entonces la vida tiene sustancia y uno está convencido que no hay vida sin amor, sin usted, sin los versos, sin las esencias que nos hacen adorar la luz.....

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