Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Quisiera ser cursi para nombrarte, pero
Martí me atosiga, no me deja evocar estrellas, joyas, frasecitas manidas. No me deja mostrarme en
las palabras hueras, las que otros han usado y
no sirven de nada.
Afuera la vida y yo adentro, queriendo ser
un Heredia que nunca he sido, aspirando el verso más elevado, cuando el mundo anda metido en joviales reguetones.
Ella ha sido la culpable, me ha dejado sin
amor en medio de los tormentosos días de
una isla, donde el púrpura manda y la gente come potajes, habla alto y cree en
el futuro, aunque puerta adentro, saben
que el mundo está a punto de irse por un botón que alguien puede apretar.
La calle abre su boca ancha, me traga.
Atrás veo el amor que pudo ser y no fue, los cuadernos que escribí y nunca
llegaron a sus labios. Me estoy muriendo de tanto vivir. La vida es un coñazo
de locura, tal vez una odisea sin esos arcángeles que una vez nos hicieron
imitarlos. Ya no hay Itaca, ni una Penélope que nos espere la vida entera.
El asteroide se desinfla. Mis palabras no
alcanzan a nombrarte, porque no quiero ponerme cursi, ni atolondrarme con
flautitas, ni trompos, creyendo que puedo volver a ser feliz, si las palabras huyeron este lunes de mi
alma.
Vuelvo a mi tierra, a mi oxígeno:
Alejandra Carolina :TENGO EN LA FRENTE UN BAOBAB.
ResponderEliminarA veces me agarra dormida y crece desmesuradamente; a veces me da
Sombra fresca y no duele. Nunca cambia de hojas, pero entiendo cuando
esta en su otoño y lo trato amable; pero a pesar de ello, no olvido que es
Un baobab, y los baobabs no tienen compasion.
Este gigante es un desconsiderado. Ha echado raices de la nuca al espinazo y
Si parpadeo, un dia crecera hacia los brazos y luego a las piernas, y cuando la
gente me vea pensaran que no soy una mujer sino un arbol.
Dicen que los baobabs no tienen corazon; por eso se adueñan del de una,
Que por eso se lo quedan.
Te atrapa la melancolia y alli vas, por las calles arrastrandote de una banqueta
A otra, pensando en reclamarle a todo el mundo por este cielo gris. Pero despues
Sabes que no es asi. Que nadie ha pintado de nada lo cielos. Que es un baobab al
que le gustan los grises y el desconsuelo.
He escuchado que hay hombres que son semillas de Baobab. Cuentan que si no se
les tiene cuidado, se siembran en la frente y con paciencia van tejiendo sus raices
con nudos tan fuertes que, si se les quiere arrancar, se viene medio craneo. Las que
han dejado crecer baobab, y han vivido para contarlo, dicen que pierden la voluntad,
Que despues piensan con la savia; que un dia te duelen las ramas y cuando el sol esta
brillante le tiras mordidas con las hojas.
Dicen que esas son las claves para saber si un baobab te ha ganado.
Tengo en la fente un Baobab. No recuerdo si alguien lo sembro, o si lo cargo desde el
Principio y ni cuenta me habia dado. Como sea, lo trato con respeto y le brindo sus cuidados.
Y a veces cuando he pensado en extirparlo, nos vamos caminando a ningun lado y
arrastro los pies en la tierra, y dejo al viento acariciar mis hojas y pienso: Raices de Baobab
en el corazon…Que tiene de malo?
Tengo un Baobab en la frente. No es hombre, sino tristeza: He vivido para contarlo.
Hermosas palabras, tienen la certeza de lo razonable, del corazón que habla por ellas, de los versos que prenden luces verdes, allí donde las sombras aquietan el alma. Palabras así, elevan la ternura, uno cree después de leerlas que hay mañana, que el futuro esta allí, al alcance del corazón, entonces la vida tiene sustancia y uno está convencido que no hay vida sin amor, sin usted, sin los versos, sin las esencias que nos hacen adorar la luz.....
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