Por Arnoldo Fernández Verdecia
Se fue en los últimos días de enero. Lo esperé muchas noches para darle alimento, conversar un lenguaje que sólo el amor entiende, porque los gatos hablan, pero hay que aprender su idioma. Ya pasan los 14 días y no regresa. Se llama Lichi Alberto, como el de "Informe contra mí mismo", donde el hijo traiciona al padre y se convierte en informante. Podía haberse llamado Eliseo como el padre poeta, pero lo nombré con el alias del hijo que pidió perdón al poeta, al padre.
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