Una estatua singulariza al recogedor de café crecido en la Sierra |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Salimos a las 6 de la mañana. Montañas pintan nuestros ojos. Alguien habló del miedo a las alturas, morir lejos de casa; por eso no se aventura más allá del camino habitual al trabajo. Mulos a la vista. Una estatua singulariza al recogedor de café crecido en la Sierra, el mismo que hizo sitio en el llano y tomó la ciudad por asalto hasta llegar a gigante.
El miedo pareció enseñorearse con nuestra ciberguerrilla en el camino a la comandancia de La Lata, sitio ideal para tomar el éter por asalto e invadir la Internet. En aquel lugar se respira guerrilla por doquier. Cada árbol asoma una barba, y negros haitianos de la misma comunidad que arropara al legendario comandante Juan Almeida Bosque.
Allí están congelados en el tiempo el hospital en campaña, la planta eléctrica, el viejo teléfono, hasta la vieja Apolinaria Bisset (Zurita) sigue en la loma, mujer buena que diera su cama a Almeida, y todavía deja una puerta abierta en la noche, por si regresa. Las casitas invitan al diálogo, a la aventura de recorrerlas y no quedarnos en el apunte estéril o en la vanidad del hombre o mujer de ciudad.
Niños pasan sobre un mulo sobre la falda de una loma. Otros vienen desde la escuelita cercana y aprecian la radio que hace la ciberguerrilla santiaguera, que desde el 12 y hasta el 14 de marzo, comparte vivencias y cena junto a ellos, como si el hombre nuevo no fuera una quimera y todo fuera posible. Nos invade el más sólido humanismo. No pudimos llegar hasta Carlos Manuel de Céspedes. Camino muy peligroso.
En la noche el pueblo, con nombre guerrillero, nos acoge en su plaza. Personalidades imprescindibles de la radio, como Gerardo Houdayer, o el dramaturgo Salvador Virgilí, narran historias ante ojos asombrados. Romero Chang interpreta a Freud.
Las fotos tomadas por el resucitado Chang Li Po guardaron memoria de caídas, miradas furtivas, bailarinas libadas por nativos, o sencillamente performance ofrecidos por guerrilleras al subir monumentales camiones.
Los micrófonos hablaron de 110 obras traídas por la ciberguerrilla. Suficientes para tomar el éter e invadir Internet. 23 podían considerase poderosas para ventilar el oído y on line llevar la imagen Cuba más allá de la hierba que pisan nuestras plantas. Fuimos sorprendidos al ser premiadas dos de las concebidas por nuestro intelecto: En la soledad del laberinto (entrevista en audio a un importante escritor santiaguero), y la página de Internet (www.radiogritodebaire.cu) que administro y edito.
En la mañana del 14 subimos a los ómnibus; atrás quedaba un pueblo de guerrilleros y guerrilleras. Nos despedían con pendones desplegados y una Lupe que todavía vaga tras las cenizas del Comandante en la Sierra.
Ciberguerrilla de la radio en Santiago de Cuba toma por asalto La Lata. |
Mi mano indica la Casa Museo que sirvió de sede a la comandancia de Almeida. |
Sierra adentro como aquellos guerrilleros que todavía andan entre los árboles de La Lata. |
Las casas de La Lata, junto a la escuela primaria, abrigan a hombres y mujeres que dieron refugio a Almeida. |
María Caridad Claro Bairán: Por las venas de cada habitante de La Lata corre sangre revolucionaria, los niños narran la historia del lugar como si vivieran esos momentos ocurridos hace más de 50 años. No hay duda, son gente humilde, sencilla, que dieron abrigo a los guerrilleros y hoy agradecen los beneficios de la Revolución. No hay falsedad en sus miradas, ni en sus palabras, hay que estar allí para sentir, para conocer cómo son. Como les dije a algunos de ellos, gracias por existir personas como ellos.
ResponderEliminarPedro Ernesto Frías Martí: interesante intercambio cultural.
ResponderEliminar