Fidel Castro con 13 años vivió en Contramaestre

René Fernández y Fidel Castro a los trece años. (Archivo familia de Aquilino Fernández)

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu 
Dicen que Fidel Castro  recorrió el pueblo de Contramaestre con trece años, que gustaba de su río por la limpieza de sus aguas. Dicen que tuvo varios amigos, entre ellos uno, que nunca se fue de Cuba y murió como un sencillo profesor de Educación física: René Fernández era su nombre. Con la hermana de René,  Fidel tuvo una relación especial. En Baire libre desayunó tostones(chatino) con huevo frito en la casa de Teodoro Garcés Pérez. Desde el 10 de octubre de 1939,  hasta los últimos días de diciembre de 1958, Contramaestre estuvo estrechamente vinculado a Fidel Castro Ruz.

Fidel Castro en la vida del escolar René Fernández 

René Fernández.

Un hombre recorría las calles de Contramaestre, su paso cansado y el rostro añejo era cotidiano para los que le conocimos. Se trataba de René Fernández, una de las personas consideradas por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, su amigo.
René Fernández vivió en una de las casas más humildes del hoy Reparto Rodolfo Rodríguez de Contramaestre. En su patio crecen todavía algunas de las frutas tropicales que degustaba Fidel, cuando venía de visita a las propiedades de Aquilino Fernández, padre de René.
De aquellos tiempos no queda la Descascaradora de Café, la Fábrica de Hielo, ni el Acueducto con el enorme tanque, en su lugar se ha construido el círculo infantil Amiguitos del Che, una Carpintería, una Despalilladora de Tabaco y las aulas de la Sede Universitaria de Medicina. 
Conversar con René fue encontrarse con recuerdos que lo marcaron para siempre, entre los que se encuentran sus excursiones a El Cobre, Puerto Boniato y El Caney para desarrollar prácticas de alpinismo, cuando era estudiante de primaria y bachillerato en el Colegio Dolores de Santiago de Cuba: "Fidel escalaba la montaña más alta, era el primero en emprender el ascenso y el último en regresar", comentó René.
Dice René que "En todo el grupo el alpinista por excelencia era Fidel. Palpitaba de emoción y alegría cada vez que íbamos de excursión a un paraje montañoso".
Fidel Castro visitó la casa de Aquilino Fernández por primera vez el 10 de octubre de 1939. Estuvo tres días, en los que se dedicó a jugar con René en el patio y realizar visitas al río Contramaestre, del que le impresionaron varios lugares a los que volvió una y otra vez: la poza del Diablo y la de Pitillán. A partir de esa fecha (1939) venía a Contramaestre periódicamente, en excursiones planificadas por los jesuitas del Colegio Dolores.

Fidel Castro durmió cinco noches en una casa de Contramaestre

Hildo Rosales, dueño de la casa que diera abrigo a Fidel Castro cinco noches sucesivas en los últimos días de diciembre de 1958.

Cruce de Anacahuita es un pueblo rural ubicado en las afueras de Contramaestre, rumbo al territorio de Baire; en una de sus casas, el líder guerrillero Fidel Castro Ruz permaneció cinco noches, en la etapa final de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.
La vivienda que le dio abrigo fue la del comerciante ya fallecido Hildo Rosales Pau, que junto a su familia ofreció alimentos, cama y el cariño de todo el barrio que acudió en masa a visitarlo.
La esposa de Hildo, recuerda que Celia Sánchez siempre lo acompañaba. Con el peso de sus años nos lleva hasta la cama donde ésta durmiera y cuenta que cuando Celia la vio dijo: “Hace un año que no veo una cama”. Ana le propuso que durmiera junto a Fidel, a lo que Celia respondió: “Juntos pero no revueltos”. 

Ana Fernández, esposa de Hildo.

En los ojos cansados de Ana se respira la historia, de uno de los cofres, que guarda en un viejo armario donde conserva sus recuerdos, extrae un papel donde se lee una frase de Celia: “La Revolución no se olvidará de nadie”.
Luego vimos la cama donde durmiera cinco noches el comandante Fidel Castro: “Siempre comía aquí y conversaba con todo el que viniera a verle; recuerdo que le gustaba la tortilla de huevo y el pitipois, una noche su cocinero de apellido Roblán, demostró ante todos sobre su dominio de la cocina, al estar frita una de las caras de la tortilla la tiraba al aire y caía sobre el lado que faltaba por freírse, todo el mundo aplaudía”.
En el recorrido por la vieja casa de Ana llegamos hasta el muro al que Fidel Castro subiera para hablarles a las personas que acudieron a visitarlo, “Recuerdo que eran como las siete de la noche y pasó un avión del Ejército, Fidel mandó a apagar las luces, horas después como a las once, once y pico, arrancó de nuevo a conversar, luego partió hacia Baire”.
Al llegar hasta el corredor de la casa, Ana recuerda que “a Fidel lo acompañaba un capitán guerrillero que operaba en la zona nombrado Ernesto Rosales, Pedro Miret, asaltante del Cuartel Moncada y expedicionario del yate Granma, entre muchos otros; a Fidel se le resbaló el rifle y se le abolló, luego lo recogió, lo miró y dijo: “Bueno, no hay problemas, ya la bala enderezará la abolladura”.

Fidel Castro dijo que quería conocer a mi hermano

Juan Luis Fernández tenía nueve años cuando conoció a Fidel Castro.

Juan Luis Fernández tenía nueve años cuando Fidel Castro estuvo cinco noches en la casa de Hildo Rosales Pau, uno de sus amigos en Cruce de Anacahuita, uno de los territorios rurales de Contramaestre,  en diciembre de 1958, etapa final de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Hoy es trabajador del Aserrío que fuera propiedad de Hildo Rosales Pau.

Entre sus recuerdos conserva uno que lo marcó para siempre: “Una noche fui con los viejos a ver a Fidel Castro, recuerdo que estaba en la cocina de la casa de Hildo Rosales, le dije que tenía un hermano de dos años que le pusimos Fidel, por si acaso a él le pasaba algo quedara el otro. Fidel dijo que quería conocerlo, lamentablemente mi hermano tenía tosferina y no podía coger sereno”.

Cortador de caña  recuerda la visita de Fidel Castro

Antes del triunfo de la Revolución Cubana el ya fallecido Radamés Fernández era obrero de la zafra, cortaba caña como un simple machetero en Anacahuita, fue uno de los que conoció a Fidel personalmente en una de sus visitas a Contramaestre.

“Recuerdo que Fidel llegó como a las siete de la noche. La mayoría de la gente de Anacahuita, en Contramaestre, iba hacia donde estaba él. Yo creo que esa noche había como 25 hombres con él. Venían tropas de Bayamo hacia Contramaestre para romper el cerco que le tenían los rebeldes al Banco de Fomento Agrícola e Industrial (BANFAI) en Maffo. En el Cruce de Anacahuita, Fidel preparó las condiciones para las emboscadas que se le iban a poner al Ejército de Batista”.
 
Obrero de aserrío recuerda la visita de Fidel Castro

Ángel Martínez, ya fallecido, era obrero del Aserrío que pertenecía al comerciante Hildo Rosales en Anacahuita, uno de los territorios rurales de Contramaestre, él conoció a Fidel Castro, cuando estaba sitiado Maffo en diciembre de 1958.

“Recuerdo cuando se entrevistaba con el capitán rebelde que operaba en esta zona llamado Ernesto Rosales (Netico). Hablaba de la guerra, daba órdenes a los distintos jefes allí reunidos. Venía del Cacao, cerca de Guisa”.

Fidel Castro desayuna en Baire Libre

El líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz ha visitado Contramaestre en muchas ocasiones, una de ellas ocurrió el 24 de febrero de 1959 en el territorio de Baire, al que asistió en la mañana, para celebrar el aniversario del reinicio de las luchas independentistas contra el colonialismo español.

Antes de dirigirse al acto del 24 de febrero en Baire, Fidel Castro desayuna en la casa de su amigo Teodoro Garcés Pérez, Secretario de Organización y Propaganda del Banco de Oriente. En conversaciones con este reportero Garcés Pérez señaló: “A Fidel le gustaban mucho los tostones con huevo frito y el café con leche. Celia Sánchez  probaba antes cada alimento que ingería el Comandante”.

En ese tiempo Teodoro tenía afición por la fotografía, y a él se deben muchos de los recuerdos que vinculan a Fidel Castro con el pueblo de Baire. Durante el acto del 24 de febrero de 1959, Garcés Pérez tomó muchas fotos del líder guerrillero,  que hoy deben encontrarse en su archivo personal y permanecen inéditas para los cubanos.