domingo, 19 de noviembre de 2023

INFLEXIÓN


Por Javier Montes Miclin. 

El perfecto argumento de la progresiva y gradual letanía del cambio sistémico, recae en la acelerada inconsciencia de la dirección; ser, no más que un cubano endógeno me revela la iniciativa progresista de ésta izquierda para eternizarse en el poder, como era de esperarse, y la evidencia lo demuestra. 

Anticomunistas, lamebotas, disidentes, antisociales, lacayos etc, etiquetas peyorativas para derrumbar el florecer de la más mínima idea libertaria. La postura del espectador imparcial brinda una observancia opulenta de los diversos sectores de confrontación política, dicho análisis nos abre esta interrogante.

¿Dónde, cómo, cuándo, entraremos a la normalidad social, económica y política?

"Aplazar no es nunca decidir. Los pueblos no saben vivir en esa acomodaticia incertidumbre de los que, al amparo de las ventajas que la prudencia proporciona no sienten en el caliente y abrigado hogar las tempestades de los campos, ni en el adormecido corazón el real clamor de un pueblo fusteado y engañado." Subsiguientemente, me lavo las manos: eso lo dijo el apóstol José Martí (Tomo 21 obras completas, página 107).

O sea, se describe una ruptura abrupta con el precario mecanismo de manejar las estructuras gestadas en el ya gastado y mencionado sistema de distribución de la riqueza (Redistribución de la riqueza), lo cuál lo simplificaremos a: Socialismo, de manera restrictiva lo defino. La libertad con la que publico o emito este breve texto debería darle al lector de que dicho tránsito hacia esa libertad parlamentaria está al atisbo del horizonte, lamentablemente ese optimismo lo dejo en el plano especulativo.

Cuba tiene una deuda consigo misma, cuando hablo de Cuba, me refiero a cada individuo que reconoce que éste archipiélago es un país occidental; tarde o temprano volverán sus tradiciones implantadas en la raíz de su cultura fundacional.

martes, 14 de noviembre de 2023

HA MUERTO EL DOCTOR ROPERO


Por Arnoldo Fernández V. 

Contramaestre está de luto. Ha muerto un hombre muy querido por todos, el estomatólogo más amado por las viejas familias del terruño. 

Llegó a nuestro pueblo procedente de Baracoa y aquí se quedó, aquí puso su clínica dental, aquí formó una familia, aquí ganó el respeto de todos por sus obras, por su catolicidad profunda. 

Hombre de cultura vastísima,  lector incansable de Félix Varela, de Santo Tomás, de la Biblia, de José Martí, un humanista convencido. 

Por su religiosidad profunda, el Arzobispo de Santiago de Cuba lo seleccionó para visitar ciudad Vaticano. Tuve la oportunidad de entrevistarlo sobre los pormenores de ese viaje. 

También fue seleccionado por su iglesia La Sagrada Familia de Contramaestre, para estar junto al Papa Juan Pablo Segundo en Santiago de Cuba y recibir de sus manos la hostia sagrada. 

Además de religioso confeso, fue un amantísimo del béisbol, del cubano, del de las grandes ligas. Nadie como él para debatir con apasionamiento y calidez, datos estadísticos de esa pelota que por un tiempo fue lejana, pero que él hizo cercana en sus conversaciones.

Conservo como prueba de su pericia, los empastes que me puso cuando era un muchacho de 12 años y aún los tengo en perfectas condiciones. Era mucha su calidad profesional, pero mucho más, su calidad humana.

Ha muerto José Emilio Ropero Soto, un hombre de una decencia proverbial, una de las personas que más hizo porque Contramaeste fuera respetado en toda Cuba y en el mundo. 

Querido amigo,  este pueblo que hiciste tan tuyo como Baracoa, no te dice adiós, no, porque permanecerás por siempre en el recuerdo de todos los que te conocimos y aprendimos de tu magisterio generoso.

jueves, 9 de noviembre de 2023

LA FOTOGRAFÍA ES UNA MILITANCIA

Foto de Ruber Esmil Osorio.

Por Arnoldo Fernández V

Hizo muchas cosas para encontrarse así mismo, pero en ninguna consiguió sentir el ángel que descubrió un día, cuando un amigo puso en sus manos una cámara y le pidió fotografiar un grupo de rock. A partir de ese momento, supo el camino, no dudó en recorrerlo sin importar el precio, pero vivía en un país con salarios precarios y una economía en crisis; si quería ser en verdad un fotógrafo, tenía que emigrar. 

Pasó el tiempo y empezaron a llegar noticias suyas: exposiciones, premios, fotorreportajes en revistas internacionales. Había logrado lo que en su pueblo natal, Contramaestre en el oriente de Cuba, era imposible. 

Cuando supe del premio internacional que obtuvo en días recientes, junto a nueve compatriotas, empecé a acariciar la idea de entrevistarlo. El premio es una beca de resiliencia para artistas cubanos emigrantes, que promueve una red global que salvaguarda el derecho a la libertad artística y garantiza que puedan vivir y trabajar sin miedo. 

Las respuestas a mis preguntas acercan al perfil definitivo de un artista del lente, que tiene un pasado y un presente que marcó su vida; un hombre que ahora tiene muy claro que la fotografía es una militancia al servicio de la verdad y la justicia. 

¿Quién es Ruber Esmil Osoria González?

Un joven campesino del oriente cubano.  Hijo de un matrimonio evangélico, pentecostal. 

Nací en Blanquizal, calle 11, final, sin número. 

Mi casa estaba en la entrada de un aguacatal que pertenecía al Ministerio del Interior (MININT). 

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía tres meses de nacido, por eso digo que soy hijo de madre soltera-campesina. 

Mi mamá era jornalera. Trabajó en Bungo 7 recogiendo naranja. Se levantaba a las cinco de la mañana para montar un tractor destino a su trabajo. En la tarde me traía naranjas nebo, dulce de leche... 

Crecí en una casita de piso de tierra, madera y una sola habitación; ahí teníamos nuestras camas, la cocina, el armario, todo; no había donde defecar. El baño en las tardes lo hacíamos con un cubito de agua entre dos yaguas, sobre una laja; al lado había una mata de plátano felipita.    

Mi mamá lavó en batea. La batea eran dos palos con una goma de tractor cortada. 

La vieja para mantenerme hizo de todo, hasta sembrar en una pequeña parcela pegada a nuestra casa: frijoles caritas, boniato, yuca, calabaza, maíz. Tenía una macha (cerdo) a la mitad, que le paría 11 o 12 machitos.  

En ese tiempo dieron un episodio que se llamó, La cueva de los misterios, gracias al mismo, los muchachos del barrio jugamos a ser indios taínos, vestidos con taparrabos, armados con lanzas y esas lanzas eran nuestras armas para matar cepas de fongo (españoles). Yo me sentía el niño Baconao de la leyenda, aquel que hacía música gracias a los caracoles de la laguna. 

Crecí jugando a los caballos, a Nacho Capitán, Silvestre Cañizo. Escuchando cuentos de La Graciana, Maibío. Jugando en arroyos crecidos. 

Una vez hubo un ciclón que nos derribó la casa, a partir de ahí todo se volvió una tragedia. Nos quedamos sin hogar, sin tierra donde sembrar. Mi mamá tuvo que trabajar entonces como auxiliar de limpieza en el hospital. La vida de mi madre se volvió una desgracia, empezó a enfermarse, amanecía en Vivienda casi todos los días, la peloteaban, terrible lo que pasó mamá con Vivienda. No le hicieron la casita. Tuvimos que vivir agregados en Rosabal. Hubo un momento en que pensamos irnos para Los sin tierra. Cuando yo cumplí 20 años, fue que el gobierno le hizo una casita en Rosabal, que no tiene papeles, ni agua, ni nada, pero al menos es algo. 

Un día mamá me dio una lección de vida, me dijo:

Me cansé de ser auxiliar de limpieza.

Después de vieja, pasó un curso de cocinera. Con mucho empeño, logró graduarse. Un día llegó a casa con su título, muy feliz y me dijo: 

— ¡No voy a limpiar más piso, ahora soy cocinera!

¡Eso me da un sentimiento! 

De ahí, empezó a trabajar en el Centro de Elaboración de Maffo; siempre traía a casa: jarucos, manteca, panochas, galleta bieiro 

Mi mamá me enseñó que el dinero no es todo en la vida, que lo poco que uno tiene puede compartirse si es de corazón. 

De ahí vengo yo, ese es Ruber Osoria.

¿Cuándo la fotografía se convirtió en una pasión para ti?

Mi primer choque con el arte ocurrió en octavo grado y se lo debo a Rolando el sordo. Un día fue a la escuela a dar talleres de hip hop. Todo el mundo se reía porque andaba con drelos y ropa muy ancha. Como alumno de Rolando tuve que escribir varias canciones. La primera que llevé al taller, era una crítica a la merienda escolar. Luego de escucharla, Rolando me dijo:

 Uno debe expresarse. Escribir. No importan los errores ortográficos. Uno debe expresarse desde el corazón, desde el sentimiento.  

Después suspendieron los talleres porque decían que era una música contracultural, imperialista, subversiva... 

Al terminar la secundaria quise estudiar teatro, pero en ese año llegó una oferta nada más. 

En el bachillerato fui vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media(FEEM) en Contramaestre. Fue un momento de mucho estudio y aprendizaje. Ser dirigente de la FEEM me exigió aprender mucho, ir siempre un paso por delante de mis compañeros.

Por mis resultados, mi superación cultural, un día me llaman a la dirección y me proponen ser militante de la Unión de Jóvenes Comunistas y acepté. Me dieron la militancia sin yo haberla pedido nunca. 

Después de aquellos talleres con Rolando, fundamos un grupo de teatro con mi amigo Nao. El teatro me salvó, pues yo venía de un barrio marginal donde había delincuentes, presos, de todo.  En ese mundo, conocí la banda de rock Metástasis, me gustó mucho andar con ellos, ser como ellos; con ellos me convertí en el primer emo de Contramaestre. 

Un día Robin, el vocalista de Metástasis, me prestó una cámara que tenía Gonzalo. Luego vio las fotos que empecé a tomar y me dijo: 

—¡Están buenísimas!  

A propósito de eso, Javier Miclín fue puntual cuando me dijo:

Tú eres fotógrafo: ¿Quién es fulano? ¿Quién es mengano? 

Como no pude responderle,   fue muy enfático al criticarme: 

 Lo primero que tienes que hacer es estudiar. Un fotógrafo se compone de la cultura que tenga. Estudia. Investiga. Analiza referentes. Eso te va a dar un lenguaje, un concepto; cuando tengas la cámara vas a saber qué hacer, qué decir.  

Miclín me dio esa lección. Estudié muchísimo. 

Lo que yo buscaba no era el teatro, no era ser emo, no era el Rock; era la fotografía, ¡hermano! ¿La fotografía?, ¡la fotografía me dio cojones! La fotografía me dio una voz, me dio independencia espiritual. 

Internet me abrió otro mundo. Me pasaba horas viendo fotos, concursos de fotografías. Yo decía:

— ¡Un día me voy a ganar uno de esos premios! 

De ahí empecé a trabajar una serie que surgió espontánea, fue la que expuse en el Café Cantante.  A propósito de la misma, le dije a Nao:

—No puedo irme del país, sin dedicarle a Contramaestre una exposición de fotografía. 

Ahorré dinero, imprimí las fotos, monté la exposición para la Jornada Literaria Orígenes en mayo de 2018. 

Un día le comenté a Nao:

Me voy, porque aquí nunca me voy a comprar una cámara. Aquí me voy a frustrar pa' la p'  Me voy a ahorcar, o no sé qué va a pasar conmigo. Nao, ¡me voy pa' hacerme fotógrafo!

Sí yo estuviera en Cuba, nunca me hubiera podido comprar, con mi salario de profesor, una cámara. ¡Eso es triste compay! ¡Triste! 

Ahora en Cuba estaría: ¡frustradísimo!, ¡frustradísimo! 

Después me fui, pero le debía eso a mi pueblo. 

¡Me ha dado mucho sentimiento, recordarlo, compay! 

La condición de emigrante, ¿qué le ha aportado a tu fotografía?

Martí decía que América es una sola. Yo nunca me he sentido emigrante. No me puedo sentirme migrante en mi propio continente, en mi propio territorio; yo soy de acá, soy latinoamericano; puede que en Europa me sienta emigrante. El Estado me considera emigrante y eso es otra cosa, pero yo en mi ser por dentro no me considero emigrante.  

La condición de extranjero me ha dado la ventaja de ver un Chile distinto. Chile me ha permitido replantearme la fotografía, asumirla desde el compromiso social, fotografiar el padecimiento de los oprimidos, una conciencia de clase. Veo invasivo que venga un fotógrafo de otro lugar, como ahora está pasando en Cuba con fotógrafos españoles, haciendo safari con sus problemas. Chile me ha permitido comprender que la fotografía es una militancia, si se puede ganar dinero, bien. La fotografía es mi poesía, mi lenguaje, es el rap que me enseñó Rolando. 

He vivido momentos en la historia de Chile muy interesantes, el estallido social, ahí fue donde me gradué como fotógrafo, tuve mi primer compromiso con la fotografía, ahí salí a la calle a ponerme al lado del pueblo, siempre al lado del pueblo, de la clase oprimida que es de ahí de donde vengo yo. Aprendí que la fotografía es una militancia, y donde quiera que uno esté, hay que ponerla al servicio de la justicia, de la verdad, pues el fotoperiodismo no es un oficio, es una forma de vida que se basa fundamentalmente en empatizar con los demás y trasmitir las historias que ellos no pueden contar. Yo creo que los fotógrafos documentales no deben fotografiar por fotografiar, deben fotografiar para una causa social; si bien no es necesario que todos lo hagan, pero sí es deseable que todos sepan y sientan la causa de la libertad como una causa primera que permite realizar una fotografía libre. No hay una fotografía libre, sin una tierra libre. Mis últimos cinco años aquí me han hecho pensar de esa forma.  

La fotografía chilena me ha enseñado una conciencia social. Por ejemplo, un caso que me inspira mucho es el de Rodrigo Rojas, un fotógrafo de 23 años que fue quemado por la dictadura; estudiar ese referente como joven latinoamericano, asumir su ejemplo de ética y compromiso es esencial en mi quehacer. Tengo muy claro que por encima de todo está la memoria de los pueblos. Los fotógrafos somos los encargados de mantener viva la Historia para las futuras generaciones.  

Cuba es tu país de cuna, allí está tu familia, tus recuerdos, el pueblo donde naciste: ¿Cómo ves a Cuba desde la distancia?

Cuba en la distancia es como esa trigueña que te enamoró, te fuiste y la dejaste con catarro y ahora está con metástasis. Es ese amor, que uno se pregunta:

— ¿Coño, si hubiéramos estado juntos, hubiera sido algo rico? 

Cuba se extraña, se ama, se recuerda cada día, cada día está en mi mente, no sale, no sale. Extraño tanto nadar; yo nadaba todos los días en el río Contramaestre. 

Cuba está en un momento en que la sociedad está quebrada; necesita un salvavida. El sentido de Patria se ha perdido. Hay un individualismo feroz. Nos han aniquilado el espíritu. Hay un negacionismo tremendo. El campesino lo menos que quiere es ser de oriente. Lo único que quiere la gente es emigrar. Ni el beisbol nos une. No hay un sentido común de nuestra Cuba de oriente a occidente. Si no somos capaces, como sociedad, de encontrar un motivo que nos una, estará perdido el país, la nación, que es de todos. 

Se ve triste, muy triste, hermano; pero con esperanza, con esperanza es posible que nuevas generaciones despierten, hay muchos que ya están despertando, y van, vamos, a hacer del espacio virtual la tribuna que nunca tuvimos. 

Acabas de recibir un premio importante que avala lo que has hecho como artista del lente: ¿Qué valor le das a ese reconocimiento?

Es el reconocimiento a la perseverancia. 

Dice Silvio Rodríguez:

—La mente humana está hecha de imaginación.

Yo siempre fui muy imaginativo, muy soñador; esto es la recompensa a seguir un sueño y no desviarme, no desviarme nunca, no perder el foco. Yo nunca perdí el foco. Yo dije: 

—Voy a hacerme fotógrafo. Voy a comprarme una cámara. Voy a aprender. Voy a ser fotógrafo. Voy a ser fotógrafo; siempre me lo creí; creí en mí. Mi mamá me enseñó a creer en mí. 

Es la recompensa que no sana el dolor de haber dejado a los seres queridos por ir tras un sueño. 

Poner en alto el arte hecho por un campesino del oriente de Cuba. Ser uno de los pocos orientales, porque la mayoría de los premiados son occidentales. Sabemos que en Cuba todo está muy centralizado y el oriente no existe. 

El premio mayor, visibilizar la fotografía hecha por un campesino. Yo digo:

—Soy un fotógrafo que hago fotografía campesina, rural.  Yo vengo de ahí. Yo soy de Contramaestre compay, como dice Eduardo Sosa. 

Finalmente, un mensaje para los que siguen tu obra en el mundo.

Utilicen las redes sociales como vitrina para visibilizar el trabajo y que las personas cuando lleguen a su perfil encuentren un mensaje, un contenido. 

Constancia, credibilidad y respeto. Si no son serios y creíbles, nadie va a querer que le hagan una foto, porque: ¿qué pueden hacer con esa foto? 

Ser fotógrafo no es solo apretar el obturador, va más allá de tener una cámara en el cuello, es responsabilidad, valores, profesionalidad. 

Luchen por los sueños. Siempre por el buen camino. No a las drogas. No a la violencia. 

La fotografía cubana debe fotografiar desde la verdad y tener conciencia de lo que está pasando la clase obrera, el pueblo; por ejemplo: ¿cuántas veces buscamos en Internet, fotos sobre la situación de los trabajadores? Todo lo que encontramos, fotografiado desde Cuba, está en función de enaltecer la figura del héroe revolucionario. Cuba necesita hoy una fotografía que de voz a los que no la tienen, porque la fotografía es eso, voz. 

Caracol de agua es un espacio que ha perdurado en el tiempo. Es un archivo, un conjunto de historias; ha sido un refugio para mí que estoy lejos hace unos cuantos años. Gracias a Caracol de agua, puedo viajar al pasado, al presente, incluso tomarme un trago de ron leyendo sus historias.  Caracol de agua es parte importante del patrimonio inmaterial de Contramaestre, que en el futuro será de mucha utilidad para los pinos nuevos. Quiero reconocer esto en la entrevista, no es la primera que me haces, y agradecerte además, por esa entrega de amor, desinteresada, que haces por la historia y por nuestro territorio. Caracol de agua puso a Contramaestre en el mundo, lo hizo más universal, porque tiene alcance internacional...  Caracol de agua hace referencia a ese dicho martiano que dice: mientras más cubanos seamos, más internacionales seremos, yo diría, mientras más contramaestrenses seamos, más internacionales seremos. 

Haber conversado con Ruber es un regalo a Contramaestre, a Cuba, a la fotografía latinoamericana. Ruber es una persona muy sensible. Escucharlo, mientras transcribía estas respuestas, me conmovió profundamente, muchos silencios, lágrimas, expresiones, sobre todo cuando habla de su madre, de las cosas que dejó atrás, del fotógrafo en el Chile profundo. Todos sus logros no lo han envanecido, por eso prefiere ser reconocido como un artista que hace fotografía rural, como un padre amoroso que enseña a su hija los Versos sencillos de José Martí, como un latinoamericano convencido.

GALERÍA CON ALGUNAS FOTOS DE RUBER


sábado, 28 de octubre de 2023

EL PINTOR (No se ha cansado de aparecer donde nadie lo espera)


Por Arnoldo Fernández V

No sé cómo, pero siempre aparecía en nuestras conversaciones sin nadie haberlo invitado, siempre haciendo como el muñequito Toqui, siempre haciendo monólogos de la leña, del caballito moro. Mi amigo y yo sabíamos quién era, por eso cuando lo veíamos llegar, nos poníamos a hablar de otra cosa.   Decía que era pintor, lo decía tan serio que parecía verdad. También escribía poemas, según él, los había hecho en un tiempo hermoso y leía el mismo cada vez que tenía una oportunidad. Un día, mientras me encontraba en un curso, una llamada telefónica me sacó del aula, resulta que alguien había escrito un correo donde decía miles de idioteces del sistema, al final, el autor era yo, así que me pidieron volver con urgencia al pueblo; lo hice enseguida y en una sala oscura, muy oscura, un grupo de gente leían cartas de sindicatos, núcleos, comité de base, todos daban por hecho que lo había escrito y debían quebrarme el alma.  En medio del vendaval, dijo que me conocía de siempre; las caras se volvieron a él, pero fulano, cómo vas a decir eso, no debemos extraviarnos en antecedentes, la cuestión es adoptar una medida ejemplarizante. No te olvides que nos están exigiendo una respuesta. Volvió a la carga, dijo que en la viña del Señor no había secretos y él sí que conocía la viña del Señor, nadie podía hacerle un cuento, así que propuso crear una comisión para investigar el hecho, elaborar un informe, hacer una propuesta. Todo el mundo aprobó sus palabras, yo no podía creerlo, no podía aceptarlo, pero viniendo de él, no había sorpresas; mi amigo y yo siempre supimos quién era, lo que hacía. A los siete días, volvieron a citarme, todos en la sala oscura, entonces leyó el informe, las manos se levantaron muy unánimes, pero cuál era la propuesta, querían la propuesta. Dijo que no había que preocuparse, ya la había hablado conmigo y no había desacuerdo. Una amonestación pública ante los trabajadores donde reconocía mi error, así todo resuelto y no trascendía fuera del municipio;  al escuchar aquello, pedí la palabra, porque era una mentira infinita, nunca habíamos hablado de medida alguna, nunca y ahora él, haciéndose el que me hacía un favor para que no me rompieran el alma. Todos aprobaron la medida, menos yo, que la apelé al instante. Cuando salimos, me llamó a un lado para decirme que dejara todo así, que era una simple medida, demasiado leve como para darle importancia y yo respondiéndole que si no había hecho nada, no tenía porque aceptar algo así y él empeñado en convencerme de que me había hecho un favor, de que era mi amigo, por eso lo había hecho y lo volvería a hacer si fuera necesario.  Algún día me lo agradecerás, dijo; pero era tanta mi incomodidad que casi no lo escuché; así que me fui de allí, molesto, muy molesto.  Aquel hombre que decía monólogos que hacían reír, aquel que alguna vez se creyó poeta, aquel que quiso ser pintor, lo mejor que había hecho era reptar en las sombras; lo aprendió con los hijos del silencio, una noche en que lo convirtieron a la palabra y juró servirles hasta la mismísima muerte. Mi amigo y yo lo sabíamos, lo teníamos muy claro, por eso cuando lo veíamos llegar, inmediatamente decíamos: 

¡Firmes!. ¡Llegó el capitán fulano! Luego entonábamos el Himno Nacional. 

El capitán fulano, sigue ahí. No se ha cansado de aparecer donde nadie no lo espera. 

Otros, como mi amigo y yo,   jóvenes como fuimos nosotros, también gritan firme al verlo llegar con los mismos monólogos, el mismo poema, diciendo que es pintor. También entonan el Himno Nacional.

lunes, 23 de octubre de 2023

EL POETA (Solamente había escrito un libro bueno, uno nada más)


Por Arnoldo Fernández V

Una noche llegó a casa bajo la lluvia intensa; era mucho el cansancio, el hambre, el deseo de un baño caliente, una cama. No dudé en complacerlo. Por su palabra breve, y su paso de tortuga, parecía un hombre bueno.   Verlo saborear los alimentos en la mesa familiar, me hizo creerlo amigo. Verlo dormir, en la cama de mis padres, confirmó aún más mi creencia. Verlo al amanecer, apurar el café que llevé a sus manos, me convenció mucho más. Yo creía que era mi amigo, pero aquel hombre tenía una rara enfermedad que contrajo en su tierra natal y la trajo al pueblo. Todo comenzó cuando fue al taller literario, allí donde los muchachos creíamos ser Pablo Neruda o César Vallejo, allí donde éramos tan felices, leyéndonos las cosas que escribíamos. Un día nos invitó a su casa y allá nos fuimos todos. Vivía en una accesoria, como decimos los cubanos, una accesoria llena de libros por donde quiera, casi hasta el mismísimo techo; la sala era pequeñísima, sólo tres o cuatro personas podían estar, nadie más, así que nos llevó para el cuarto y nos invitó a sentar en la cama. Allí habló de José Lezama Lima, lo hizo con mucha pasión, tanta que sólo el mismo podía comprenderse, porque aquel hombre creía que era Lezama, hacía todo como Lezama, bebía como Lezama, decía que su Paradiso era mucho mejor que el de Lezama y nosotros escuchando a aquel hombre, sin saber adónde quería llegar. Habló del capítulo 8 de Paradiso, de la ilustración de cubierta de Fayad Jamís, de esa piña memorable y nosotros sin saber adónde carajos iba, qué quería después de tanta palabra. Luego se fue a la cocina, el olor a café llegó al cuarto, después asomó con unas tazas de porcelana china, donde podía verse al humo hacer siluetas en el aire. El café sabía a gloria, dijo que nadie como él lo hacía, lo había aprendido con los indios de la Primada de Cuba. Luego habló de Dios, lo hizo con tal vehemencia que todo lo creímos bautizado. Minutos más tarde, volvió a perderse en la profundidad de la accesoria. Volvió con palitos chinos y nos invitó a jugar, lo aprendió con su madre, le enseñó la habilidad para no mover ninguno y ganar todos los puntos posibles. Conversa con él mismo, los dos perecen muy felices escuchándose y nosotros allí, sin saber qué hacer, porque no nos deja leer un poema, ni un poema, él es el elegido de la poesía, la única estrella del firmamento. Se nos fue la tarde atrapados en aquel Lezama. Cuando la noche cae, regresamos. El día que volvimos al taller, otra vez él allí, con su lezamismo autoritario nos obligó a callar, hizo alardes del lenguaje, de los recursos literarios y dijo que no éramos poetas.  Todos los domingos, el taller se volvió él, únicamente él sabía el meollo de la poesía, el secreto de Garcilaso, lo que había tras la zarza ardiendo.  Llevarle la contraria, era ser su enemigo. Un muchacho, que nunca fue poeta, -un alabardero- se dedicó a ensalzarlo, todo cuanto hacía tenía su apoyo: un evento, un acto, un artículo, un programa de radio, lo que fuera; así que el muchacho se convirtió a su lezamismo y quería ser como él; nosotros nos apartamos, era irresistible ser parte de aquella mala canturía donde había un solo gallo. El muchacho y él se fueron de nupcias, hicieron todo lo que él quería, pero nadie los seguía, nadie les creyó, pero ellos hicieron guerra a los que no seguían su palabra, sólo querían epígonos, no había espacio para los que disentían. Un día el muchacho se fue muy lejos y el poeta quedó sólo, muy sólo, quiso volver al taller, a su lezamismo autoritario, pero ya había otros talleres y los muchachos, que ya no éramos nosotros, eran parte de ellos, hacían su palabra, la cocían al fuego. Otros poetas crearon nuevos reinos donde él sólo era una sombra. Entonces se dedicó a difamar por los cuatro puntos cardinales, a decir que era el único que había hecho la historia, los demás éramos corsarios y piratas. Donde quiera que hubiera un oído, su palabra era colocada para torcer el camino de la nueva poesía, de los nuevos poetas. Él solamente había escrito un libro bueno, uno nada más; según confidencias, tenía el estilo de un poeta muerto, uno que ganó fama y lauros en vida, uno que si fue grande en verdad. El poeta escribió como el poeta ido, todos nos dimos cuenta, la mujer del fallecido tenía esa certeza, todos la teníamos, menos el muchacho, que desde muy lejos seguía alabándolo, haciéndole creer que en la tierra como en el cielo, era el único, los demás éramos malas copias. Así que verlo llegar esa noche a casa no era un buen augurio, no podía ser un buen augurio. Ese hombre que comió los alimentos en la mesa de la familia, el que durmió en la cama de mis padres, el que saboreó mi café, no era mi amigo, era un poeta caído del cielo, un poeta enfermo, tenía la pava de los poetas; autorizó la ofrenda del Gran Hermano.

miércoles, 18 de octubre de 2023

PATRIA, NOSTALGIA Y DOLOR



(A los cubanos, aquí y donde quiera que se encuentren)

Mi patria era 

el café de mi madre 

en la madrugada. 

Mi perro comiendo en mis manos

carne de res.

El sinsonte 

sobre la palma

en infinitos conciertos 

matinales.

La tojosa en el naranjo  

y su piar premonitorio. 

El arroz.

El potaje. 

El huevo frito.

El cerdo asado.

Mi patria ahora 

es la noche.

El silencio.

La nostalgia. 

Una tristeza que no consigo 

quitarme del alma. 

Mi patria era la naranja dulce.

La mandarina. 

El limón. 

Las macetas de anoncillos. 

La harina de maíz.

Jugar al cogío.

Al topao.

A los escondidos. 

Al zunzún de la carabela.

A los tres mosqueteros.

Bañarnos en el pozo 

en el río

en la presa

en el mar. 

Jugar pelota. 

Mi patria ahora 

es la palabra amarga.

El vuelo de aquel 

sinsonte 

a otras palmas del mundo. 

El piar de aquella tojosa 

sobre un árbol seco. 

El retrato de mi madre 

en la pared.

El de mi padre.

El de mi abuelo...

Los huesos de todos mis muertos. 

La patria ahora 

es un perro hambriento 

que me mira con ojos enrojecidos.

viernes, 13 de octubre de 2023

MORIR NO ES LA ELECCIÓN


Por Arnoldo Fernández
  

Sobrevivimos muy pésimamente. No hay otra vida para vivirla en ese futuro prometido al que nunca conseguimos llegar. 

La mediocridad toma posesión de casi todo; expulsa lo humano que aún existe e impulsa un reino de mentiras que nos destroza. 

Un nuevo poder económico de generales y doctores impone una fe, que requiere del ejemplo virtuoso para ser creída.  

Uno necesita esperanza, sentir que camina hacia algún lado. Es normal en todo ser humano ir hacia el porvenir; pero aquí no hay esperanza, no hay porvenir. 

El eterno sufrimiento no es vivir. Vivir sujeto a necesidades que nunca puedes, ni minímante resolver, no es vivir. Esperar por un mañana promisorio que hace mucho se olvidó de nosotros, no puede ser el sentido de la vida. La muerte no debe ser la elección. 

Vivir aquí es una fiesta innombrable,  dijo el poeta, y tal vez tuvo razón, yo creo en ese acierto, siempre y cuando nos permitan elegir entre todos el camino que nos devuelva la autoridad del amor.

jueves, 12 de octubre de 2023

LA PERVERSIÓN DEL DERECHO



Por Javier Montes Miclin
 

Inclinado por el visual social de mis conciudadanos temo expresar las fatídicas actitudes de los tales; la contemplación del hecho negativo ha dejado de ser una práctica deleznable y se atisba una presunción de arraigo aceptable de esta preocupación, no únicamente mía, mas bien de la metafísica racional, 

¿A dónde pretendo llegar? 

¿Qué intento conmover? 

La estructura psico-analítica del ciudadano (Individuo), está predeterminada hacia el factor intrínseco de su propia naturaleza caída, (El Yo). Cómo consecuencia de esto emanan comportamientos Nietzschenianos que lejos de ser positivos se convierten en un látigo para el fin al cuál pretendo llegar; las inquietudes políticas (Economía - Política) no deben ser resueltas en el marco del yoismo institucional, ni personal. Como Individuos tenemos que asumir nuestra naturaleza gregaria y adoptar la pasión por la crítica social hacia las estructuras que nos acompañan: Un sistema, sociológicamente hablando, es, un conjunto en equilibrio en el cuál, la ciudadanía es probablemente el eslabón más importante, no temamos pues ejercer nuestro derecho a manifestar las incomodidades hacia lo que nos quita o los que intenten quitarnos el derecho de intelectualizar, cavilar, reprender e inclusive contemplar cualquier panorama de discusión político económico. 

José Martí exponía: Yo con un discutidor, no discuto jamás, escucho, si tienen razón cambio. Porque no me siento lo extremadamente humilde como para dejar que todo me convenza, ni lo muy arrogante como para creer que puedo convencer a los demás. Obras completas, Tomo 21.

A razón de hoy, la justicia, la verdad, la moralidad, el respeto por los tres derechos básicos (Vida, Libertad y Propiedad), ha tenido una grosera contraposición que se materializa a través de diversas manifestaciones como por ejemplo: La envidia, los celos amargos, la impunidad hacia el malvado que ostenta el poder; eso por no recalcar manifestaciones arcaicas que permanecen hoy, ejemplo: El racismo, la segregación, el favoritismo de amigotes, entre otros.

Siento profundamente formular un texto tan caótico como este, pero las circunstancias lo ameritan, tengamos pues en cuenta siempre atentar intelectualmente contra lo que intente distorsionar el derecho del individuo en la sociedad, sin que empeore la situación de otros.

miércoles, 30 de agosto de 2023

GUSANO (Contramaestre, 29 de agosto de 2023)


Por Arnoldo Fernández Verdecia.

Cuando el gusano se convierte en mariposa y echa a volar, la naturaleza regala al hombre el espectáculo de lo bello; algunos pasan de largo y no se detienen a verlo, otros prefieren apreciarlo en toda su grandeza. 
Esa mariposa vuela sobre las flores, escoge la de su agrado, nadie se atreve a negarle ese derecho, porque nadie como ella para apasionarse ante lo hermoso y hacerlo suyo. 
Hay hombres que sienten placer cazando mariposas, otros prefieren verlas libres, danzando en los jardines. 
Los que van en contra de lo bello, se quedan en el gusano, en la caza indiscriminada; nunca tendrán capacidad para entender que de un madero podrido, un día saldrán miles de mariposas a volar. 
Llamar gusano a una persona por creer en el vuelo de la mariposa, siempre tendrá de su lado a una banda de fanáticos, de esos que no les temblará la razón para cortarle las alas y negarle el derecho a ser libre.  
Teresa de Ávila me anima a decirle a los que llaman gusano a otros hombres: 
"Gusanos de seda somos, gusanillos que hilamos la seda de nuestras vidas y en el capullito de la seda nos encerramos para que el gusano muera y del capullo salga volando la mariposa."
Gusanos somos todos, lo que muy pocos llegamos a ser mariposas.

martes, 29 de agosto de 2023

"YO SÉ QUIÉN SOY" (Contramaestre, 28 de agosto de 2023)


Por Arnoldo Fernández Verdecia.

La honradez tiene un alto precio. En tiempo de crisis, la honradez es enemiga de los oportunistas que florecen como mala hierba.

Ser honrado nunca ha sido fácil, sobre todo si te empeñas en vivir según los valores morales que dieron cimiento a tu vida.

La honradez y el corazón van de la mano por el mismo camino. Se es bueno cuando se siente la pena de los otros y se lucha porque todos vivan con dignidad.  

El oportunista persigue al honrado, no le da tregua. Sabe que mientras exista, es un problema que tarde o temprano deberá resolver. La muerte cívica del honrado, es el propósito de los retorcidos. 

Va mal un país que difama de los honrados. Un país no podrá levantarse de la pudrición sino da paso a sus mejores hijos, los que tienen corazón y buenos sentimientos. 

Cuando Quijote, en medio de su locura, dice: 

-̶ Yo sé quién soy.

Sabe a lo que se expone. Lo tiene muy claro. Afirmarse en lo que ha sido un hombre honrado y desafiar a los oportunistas, blandiendo la espada del decoro, es un duelo a muerte, si vence el que calumnia, el que trepa sobre la espalda de  los otros, el que no tiene generosidad en el alma, el espíritu de la nación no tendrá futuro. 

A esos hombres sin decoro que proliferan en todos lados, necesitados del rebaño para asesinar la moral de los otros, les digo: "Yo sé quién soy", mi porvenir es el lado luminoso donde florece la vida honrada, allí me encontrarán al final del camino, si es que consigo llegar.



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