Manzana robadas: hacia una huella de la historia

 

Evgueni Evtushenko ha sido uno de esos poetas modernos y universales que ha tenido la necesidad de inventarse otra historia para escapar de la cruda realidad del exilio.

Por Ernesto Andrés de la Fe (Poeta)

Los libros también leen a quienes leen libros. Si robar los momentos de la historia es una difícil experiencia cuando la vida olvida todo de nosotros y el conocimiento agrio nos hace impotentes. Evgueni Evtushenko ha sido uno de esos poetas modernos y universales que ha tenido la necesidad de inventarse otra historia para escapar de la cruda realidad del exilio.

Nació en una generación que articuló muy bien sus frustraciones. Una generación que no pudo burlarse del acoso y que bajo el oscuro bigote de Stalin quemaba sus íconos, una generación a la que le lavaron el cerebro, donde cada uno era un líder pero nadie guiaba a nadie. Así en estas condiciones Evtushenko comenzó una labor de resistencia que lo llevaría como a muchos de su época al difícil hecho de abandonar su patria.

Estábamos confundidos sobre qué slogans había que tener.  Y hay tanta neblina en nuestras cabezas que ninguno conoce la verdad y cada cual es culpable de todo. Así Evtushenko se burlaba de una época sometida a los monumentos, a las grandes plazas desiertas. Pero para él todos los monumentos eran basura. Y estaba más que seguro que Rusia había perdido a Rusia dentro de la propia Rusia. Más sabía que Dios siempre necesita creer en Dios, pero en el mundo no hay dioses para Dios, al menos para un poeta exiliado no existían tales seres.¿Seremos felices? No mucho…tal vez esa sea la cuestión dentro  de nuestras oscuras cabezas. Una realidad distinta, por eso  ha sacrificado las tristes alturas siberianas que un día lo acogieron como hijo de la gran Patria  Roja. Nos toca a nosotros como lectores a una corta distancia del momento en que fueron escritos estos poemas enfrentar con dignidad los procesos oscuros de la historia habiendo podido cambiar el curso de las cosas; si nos hemos robado a nosotros mismos robar aquellos otros momentos también es posible