Imagen de la Victrola de 114 años de Leonel Fernández |
Por
Olbert Gutiérrez Fernández (Editor del blog El Cubo Oriental)
´´The
Victor Talking Machine Company´´ fue una empresa estadounidense existente, al
menos con ese nombre, entre los años 1901 y 1930. Su objetivo: construir
máquinas parlantes que se dedicaran a reproducir música en sus primeros
formatos de grabación. Algo así como las tatarabuelas de las memorias digitales
de reproducción de hoy día.
Según
la tradición del nombre Víctor, usado para denominar la empresa, se derivan las
palabras victrola y vitrola en el argot popular. De aquellos artefactos
construidos hace más de una centuria deben ser pocos los que quedan funcionando
aún y tal es el caso del ejemplar de nuestra foto, una victrola de cuerdas que
su dueño Leonel (Leo) Fernández asegura data de 1904.
Fernández
conserva también una colección de más de setenta discos originales de la época.
En esta fonoteca se encuentran archivos de un valor histórico como
´´Rigoletto´´ de Verdi en la voz de la soprano María Barrientos, autografiados
por ella misma o una llamada ´´Star spangled banner´´ interpretada por la banda
´´Pryor´´, fechado este último en 1903 o 1909, por citar dos ejemplos. Como
dato complementario, el primero fue editado por la ´´Societa´ Italiana de
Fonotopía´´, casa que se dedicara a grabar clásicos. Todos estos discos fueron
manufacturados en fechas anteriores a 1920.
No
recuerdo cómo llegue a conocer la historia en palabras del mismo Leo, apodo con
el que se le conoce en Aserradero, municipio Guamá, al dueño. Después de tanto insistirle y
explicarle para qué, pude lograr ver con mis propios ojos aquella maravilla
todavía presente en una era donde el audio digital impera si de cuestiones
musicales se trata.
Aquel
lunes en medio de un sol caliente que derretía sienes, salí hacia mi casa
pensando no tanto cómo ordenar un producto comunicativo, sino en las preguntas
adecuadas para lograr una buena entrevista de excelente provecho a los lectores
del Cubo oriental.
¿Cómo entra la victrola a formar parte
de la familia?
Ésta
victrola perteneció originalmente a mi bisabuelo que la compró a inicios del
siglo XX. Se llamaba Antonio Fernández. Había venido de España como combatiente
por el colonialismo y luego se volvió
mambí. Él vivía en San Luis. Quizás la compró en este poblado o en Santiago
cuando contrajo nupcias con mi bisabuela, que, nacida aquí también, sus padres
eran peninsulares. Estos tenían un trapiche entre San Luis y Palma Soriano,
específicamente en El Corojal. Cuando era niño logré ver las pailas de hierro
donde se cocinaba el guarapo.
¿Qué tiempo la tuvieron?
Hasta
la década del 60 en la que ambos murieron. Yo tenía alrededor de unos 7 u 8
años. Pasó entonces a mi casa, a manos de mi madre, una de sus tantos nietos.
Todavía vivíamos en San Luis con toda la familia. Nunca dejó de ser de mi madre
o mejor dicho de toda la casa. Era yo quien siempre la cuidaba dándole
mantenimiento, la engrasaba, limpiaba los discos y los ponía para que no se
chivara.
¿Le tienes mucha estima, pues más que un objeto es una reliquia familiar?
La
quiero como a mi hija. A través de sus discos empecé a familiarizarme con
compositores de música cubana e internacional. Ritmos como el son, la guaracha,
el punto cubano que acaba de ser nombrado patrimonio inmaterial de la
humanidad, trabajos de Puccini, Verdi, famosas por aquel entonces y ahora. En
casa teníamos otros equipos: tocadiscos, radios, pero puedo asegurarte, ninguna
de estas cosas han sobrevivido al deterioro impecable del tiempo.
¿Cuál es el primer recuerdo que conservas
de ella?
La
primera imagen que guardo de ella se remonta a mi niñez. Mi madre la ponía y yo
sentadito en el balance me preguntaba dónde estaban las gentes que cantaban y
hasta me las imaginaba. Es un objeto que llama la atención por su talle y
estructura. Además es curiosa por ser un equipo sin ninguna instalación
eléctrica a la que estamos acostumbrados, sino que se activa dándole cuerda con
su manigueta y se oye igual que una eléctrica preservando su toque mágico.
Entonces, ¿sientes orgullo de que se
conserve en buen estado, casi nueva pudiera decirse?
Es
lógico sentir orgullo en tener algo así porque a sus 114 años (o tal vez más)
de fabricación, aún se mantiene en pleno funcionamiento. Los discos están
grabados en 78 rpm que en la actualidad no existe. El material con el que están
hechos es excelente. -Leo toma uno y me lo muestra -. ¿Ves?
¿Es agradable escuchar música en esta
reliquia histórica?
No
podemos obviar la calidad de la música que se graba ahora con instrumentos tan
sofisticados, pero no deja de ser agradable y único cuando nos reunimos, ya sea
en familia o con las amistades a escuchar discos casi olvidados. Me siento
alagado con esto de muchas formas. Nadie por los alrededores, al menos que yo
conozca, posee una en uso.
¿Piensas legársela a tus descendientes?
Bueno…,
ya mi nieto que tiene cinco años, le
gusta oír la música de la victrola. Hasta a veces me pregunta que si esa es su
herencia -Leo sonríe- , pero te digo la verdad, desearía obtener de ella, ingresos que me
ayuden a solucionar las dificultades económicas que atravesamos casi todos los
cubanos. La pondría en venta aunque me quedasen sus recuerdos en fotos y
videos.
Tomada del blog El Cubo Oriental. Leer más textos del Cubo aquí: ¿Cómo desde Guamá, Cuba, escribe y publica un bloguero que no tiene computadora?
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