jueves, 17 de noviembre de 2022

URGE QUE LA PATRIA SEA: “FUSIÓN DULCÍSIMA DE AMORES Y ESPERANZAS"


Por Arnoldo Fernández Verdecia

Regresaron palabras del pasado al vocabulario activo de los cubanos que parecían olvidadas: “gusano” y “contrarrevolucionario”. Dañaron a muchas familias, a mucha gente valiosa, pues en su nombre se cometieron actos de injusticia, que, aún hoy, acompañan la memoria histórica de la nación.    

Parecía que Cuba había sanado en el uso de esas palabras, se decía cubano y éramos todos. Es bueno recordarles a los que las invocaron, que nada, ni nadie está por encima de esa entidad espiritual que nos hermana llamada Patria. 

La Patria no es de nadie, ni nadie tiene derecho a manipularla para justificar intereses espurios. La Patria somos todos y es deber de gobierno, unir, más que dividir. 

Es inadmisible ver en la Patria a alguien de otra geografía, sin tener un nombre, una obra, blasfemando de uno de nuestros símbolos más sagrados: Pablo Milanés. Inadmisible mucho más ver como nuestros medios públicos la llaman amiga de la causa; incluso las máximas autoridades la reciben como alguien de casa. ¿Qué nos quieren decir con esos hechos comunicativos? 

Regresaron también la ligereza y la parejería. Cualquiera ataca, rebaja, cuestiona, lo más triste es que lo hace en función de un mandato ideológico y por eso cree ser útil al partido en el poder. 

Está de moda la chancletería política, unos y otros se baten en su nombre. Todas las partes creen tener razón y apelan a lo más trivial, para descalificar, difamar o restar credibilidad a un artista, escritor, o cualquier ser humano que razonablemente exprese su verdad, la que cree, con decencia. 

Nuestro Pablo Milanés ha dicho en momentos concretos lo que ha creído del gobierno de Cuba; es su derecho como persona, merece respeto por ser quien es. Lo políticamente correcto es adversarlo en las ideas, no atacarlo con etiquetas excluyentes, difamatorias, escatológicas. 

Si el futuro político al que vamos camino será uno dominado por lo trivial, lo mezquino, lo superfluo, lo mediocre; la decencia no tendrá modos, ni espacios para expresarse y mostrarse; porque en nombre de un vocabulario hegemónico, discriminatorio, todo ser humano que no piense como los que mandan, será llamado gusano o contrarrevolucionario. La justicia irá contra él sin ningún tipo de pudor, amparada en una moral que ya cruzó un límite al que no  regresará.

Pablo Milanés es uno de los pilares más amados de nuestra sagrada espiritualidad. Permitir que cualquiera escupa, vomite o embadurne de mierda su vida y obra, coloca esta nación en el trauma de un retroceso del que costará sanar. 

Todas las heridas del pasado reciente se abrieron, y lo peor, viejos fantasmas reencarnaron como tragedia y comedia en mucha gentecilla con poder y recursos, capaces de cualquier vileza y mentiras, en nombre de algo sagrado, como la Patria, que manipulan a diestra y siniestra para vivir mejor. 

Urge un camino de reconciliación nacional, de diálogo, urge que la Patria sea aquello que José Martí llamó: fusión dulcísima de amores y esperanzas. 

Foto tomada del perfil de su hija en Facebook

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