Por Arnoldo Fernández Verdecia.
La gente va, viene, busca y no encuentra. Otra vez va, viene, pero nada. La gente muy cansada, pero insiste en ir y venir, no pierde la esperanza de encontrar aluviones de yuca, boniato, calabazas, pescados, carnes, huevos, pan..., pero no, sólo encuentra unas magras especias en el sitio que los budas del pueblo llaman "Feria". La gente vuelve a su casa, a ordenar lo que pueda salvarse, fue tanta la crecida que habrá que botar muchas cosas, ropas, zapatos, fotos de familia, documentos... Dios, la crecida no perdonó ni los recuerdos. La gente sabe que no podrá recuperar nada, ni siquiera una crecida de esperanza. En la televisión hablan de paz, de Ucrania, del mundo, nada de la crecida. La gente espera, mientras la crecida se retira y asoma el sol de la tarde.
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