martes, 13 de octubre de 2009

Pensar espanta cuando se tiene el alma en la garganta

Por Orlando Concepción Pérez (Poeta y narrador)

Una primera lectura al poemario LA IRA DEL CORDERO, de Osmel Valdés, (Baire, 197l), bastó para sentir el regocijo ante las obras literarias que amenazan perdurar. No habrá que esperar dieciocho años ni dieciocho meses para que este poemario en décimas aparezca en forma de libro.

Esplendor en la poesía, es el primer calificativo que me inspira. Supe que algún despistado, meses atrás dictó una sentencia brutal: “...tiene problemas ideológicos”.
Saqué dos rápidas conclusiones: 1. Tenía que leer ese excelente libro. 2. Es un libro pletórico de la “Ciencia de las ideas”, que es la primera definición gramatical de la tan cuestionada palabra IDEOLOGÍA.

OSMEL VALDES es un joven más que prometedor integrante de la Asociación HERMANOS SAIZ de escritores y artistas. LA IRA... es una obra original desde sus epígrafes iniciales hasta los que encabezan cada grupo de décimas (conjuntos sin títulos).

Los epígrafes llevan firmas de tres artistas aprisionados en el corazón de todos los que no tememos a los dogmas, a la manquez mental ni a la intolerancia: JOSE MARTI, FAYAD JAMIS y ¡DIOS!. ¡Santo Cielo!. Así mismo exclamé cuando terminé la primera lectura del poemario. Dos de los epígrafes son martianos: “Es hora de pensar, pensar espanta/ cuando se tiene el alma en la garganta”, y “Cuando, al peso de la cruz/ el hombre morir resuelve,/ sale a hacer bien; lo hace y vuelve/ como de un baño de luz”.

Otros tres de Fayad Jamis: “La tierra en que crecí, no es mía/ tampoco el aire en el que/pendo colgado como un/ fruto”, y “He vivido como un fantasma/ entre fantasmas que/ viven como hombres” y “Mi garganta estaba llena de/ silencio./ Ahora está llena de muerte”.

Las décimas de OSMEL hay que leerlas y escucharlas con los ojos agrandados por la felicidad de tanta suerte y los oídos destupidos de tanta mediocridad, ignorancia y estupidez que está infiltrada en el alma sin alma de los críticos sin criterio propio.

Belleza en la composición de los versos, las oraciones, las metáforas, los símiles. La poesía de OSMEL brota de un jardín en el que los pensamientos, las ideas, tienen un perfume más poderoso que el de las flores del paraíso. Su lenguaje es el lenguaje de los hombres del pueblo dotados de la cálida sabiduría de los poetas.

Para valorar los versos de un poemario es necesario tener y merecer el título de POETA, parecido a la magia. Desborda en estas décimas eficaces el latido del amor, del amor a los seres que merecen amor, el amor infinito a la paz, a la libertad, a ese derecho a la creación artística que tanto defendemos los escritores y artistas cubanos.

OSMEL VALDES usa un legítimo amasijo de palabras que embellecen el fruto de su talento: fuego, piel, miel, juego, luego, dignidad, maldad, huerto, muerto, LIBERTAD. Con esas palabras, para defenderlas o satirizarlas, compuso setenta y una décimas, donde sólo encontrará manchas aquel que no quiere encontrar la luz a que nos remitió el Apóstol Martí.

Doy un voto de confianza a LA IRA DEL CORDERO. Los lectores observarán que la IRA no es tan iracunda, ni el CORDERO tan manso. Como Félix LUIS Viera, afirmo: Si cuando esté publicado este libro de OSMEL VALDES, “alguien afirmara que este poeta ha llegado a su madurez, estaría equivocado”. Ya la madurez había llegado a OSMEL desde mucho antes.

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