jueves, 15 de mayo de 2014

Surrealismo económico en Cuba

El Estado debe tener en cuenta el tema de la inversión del capital privado nacional.
Por Ernesto Andrés de la Fe. (Escritor) ernestoandres.delafe@nauta.cu

Ya es un hecho. Cuba está abierta a la Inversión Extranjera como una forma de ingresar capital y esto en materia de desarrollo es un paso de avance. Generar ingresos del exterior, empleos, desarrollo tecnológico y social, es quizás una de las pocas cartas que tenemos para una mejora progresiva de la economía. Cuba ofrece a los inversores facilidades y comodidades,  así como garantías en impuestos y fuerza de trabajo calificada.

Sin embargo, hay quienes sostienen que con la apertura a la inversión extranjera directa, va a aparecer en la isla una división de clases extraordinaria. Es cierto, tienen razón los que piensan así. China con su modelo nos ha demostrado como convergen Socialismo y Capitalismo en busca de sostener la economía con nuevos métodos y mejoras para los trabajadores, y ello le ha permitido ser una de las economías más sólidas en medio de la crisis que golpea al planeta.

Ya el Estado no tiene que preocuparse por mantener la gastronomía y otros servicios que carecían de calidad por la corrupción que en ellos se generaba;  además, el Ministerio del Turismo, por ejemplo, no tiene que inquietarse por el servicio extra hotelero pues existe  un sin número de lugares de este tipo que cuentan con calidad y variedad de ofertas.

Con la despenalización del dólar se comenzó a notar la diferencia de “clases”, es cierto que todos tenemos las mismas oportunidades en cuanto a la Educación y la Salud, sin embargo, el tema de la diferencia viene a servirse a la mesa fuertemente con las “Misiones Internacionalistas”, que hasta el momento son la principal vía de ingresos al país y han creado una clase media, -no reconocida por el Estado-, que se empeña en seguir explicando a los estudiantes universitarios, a través de asignaturas  como Filosofía Marxista Leninista,  que en Cuba las clases sociales pertenecen al pasado, cuando la gran verdad es que día a día sentimos una enorme distancia entre el discurso y la realidad.

Espero que este preámbulo haya sido comprendido, aunque las viñetas que utilizo parecieran que nada tiene que ver una con otra, estamos frente al dilema: Si hay tantas facilidades para los inversionistas extranjeros y no es de ocultar que  en la isla la lucha clases sociales es un hecho: ¿Por qué no apostar también por la inversión de capital privado nacional? ¿Será  necesario sacrificar por lo menos dos generaciones, manteniendo una ideología ajena a la economía que se está implementando,  para que esta acabe de entrar al mercado como lo ha hecho China en los últimos años, después de la era Mao?

Creo que el Estado debe tener en cuenta, a tiempo, el tema de la inversión del capital privado nacional, y conjuntamente con el ingreso del capital extranjero,  potenciar renglones que necesitan un cambio radical en su gestión y administración.

Con la aparición de las nuevas formas empresariales, fundamentalmente la referida a las Cooperativas no Agropecuarias, se le ha intentado dar una solución; aunque a decir verdad las garantías y facilidades de arrendamientos de locales estatales, dígase unidades gastronómicas y de servicios, así como otros lugares en desuso, no resultan lo suficientemente seguras para alentar a futuros inversionistas, con capital privado nacional, a entrar a un mercado que parece un gran rompecabezas.

El tema de la formación de clases es totalmente imposible de frenar, pues “el Hombre piensa como vive”,  y si aumenta por las causas que sean los ingresos, aumenta el poder adquisitivo y el poder de demanda hacia nuevos productos, eso está más que claro.

Es lógico cometer errores en la aplicación de los nuevos modelos de gestión económica, cuando la infraestructura y la administración de las empresas mayoristas y minoristas, ha permanecido mucho tiempo, fuera de la competencia y existe poca experiencia.

El surrealismo económico continúa estudiándose detrás de un buró, mientras,  tocan a la puerta proyectos de inversión de capital privado nacional; tal vez una manera, no a gran escala como la extranjera, pero que a larga ayudará a resolver muchos problemas. 

1 comentario:

  1. Excelentes tus escritos Ernesto,si me permites opinar la "clase medica" que tu indirectamente ubicas como clase media a causa de las "misiones internacionalistas", no lo es tal, una clase social se llama como tal cuando tiene un basamento económico que garantiza su estatus mas allá de un momento determinado, y los médicos u otros profesionales que salen de misión,podrás darte cuenta, porque es muy cercano a ti, cuan poco tiempo les dura esa bonanza económica una vez regresados de la "misión".Solo basta resolver algunas necesidades perentorias, como la vivienda....y el acomodado medico de clase media vuelve a ser el obrero asalariado de siempre.JULIO CESAR ROSALES

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