miércoles, 25 de junio de 2014

¿Cómo rescatar el trabajo útil en Cuba?

El Intelectual, óleo de Marcelo Pogolotti.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu

Un trabajador del sector de la cultura día por día se la pasa sentado en un café de la ciudad donde vivo. Firma la tarjeta de entrada en la mañana y la de salida en la tarde. El mismo se hace el plan; los encargados de  proyectarlo no saben qué ponerle. Gana el mismo salario todos los meses. Es feliz con ese modo de ganarse la vida; algunos piensan que es una “botella” ordenada por alguien de “arriba”; o es más bien un peón clave de algún ajedrez estratégico. Sin embargo, una pregunta se cae de la mata y circula en silencio: ¿Cómo es posible justificar un empleo así?

“Si una cosa es de utilidad,  se llama trabajo. Si es inútil se llama juego. Lo uno significa tanto esfuerzo como lo otro. Cualquiera de ambas cosas puede ser juego. En ellas hay rivalidades en competencia: lucha por superar a los demás. Toda la diferencia reside, pues, en el modo de ver las cosas”. (Vasconcelos, Ramón: ¿Por qué mirar al trabajo como una maldición, Bohemia, noviembre 3, 1946).  Estas ideas de un periodista emblemático del pasado republicano, aquí en Cuba, me conducen a algunas reflexiones.

Hoy es un pesado fardo el hecho de tener un salario rígido, donde todos recibimos lo mismo. No interesa a la “burocracia administrativa” la calidad del resultado final; ello ha configurado una mentalidad igualitarista en los trabajadores, interesada más bien en repartir, que en personalizar el trabajo según las capacidades empleadas y según el aporte realizado. Me pregunto entonces: ¿Podemos llamar empleo a eso que hacemos diariamente?

Si una persona día por día hace lo mismo, reitera las cosas sin motivaciones, rendir más y probar hasta dónde pueden llegar sus capacidades: ¿Estará interesada en ser eficiente? ¿Sentirá placer al desarrollar su trabajo? O ¿Lo sentirá un castigo que no moviliza sus potencialidades culturales?  Me rompo la cabeza pensando: ¿Cómo salir de esa inercia estancadora? ¿Cómo personalizar el pago del trabajo con arreglo a las capacidades invertidas, en un país que nunca lo hizo en los últimos 40 años?

Todo parece un inmenso juego, donde unos ponen las reglas centralmente y otros se ven obligados a reproducirlas localmente. Béisbol de manigua pudiera decirse. Sin embargo,  hay que convertir el trabajo con el Estado en un pasatiempo útil, donde cada persona sea diferenciada a la hora de pagarle. No basta con asegurarle el mismo salario todos los meses, no. El buró hace al jefe. La oficina es un círculo, no permite ver la realidad. El hombre necesita desplegar sus energías y saber los límites de lo posible. ¿Qué jefe no sabe esto? ¿Por qué no cambia? 

 
Si el trabajador de cultura aludido se pasa los días trotando la ciudad sin hacer nada: ¿De quién es la responsabilidad?, ¿Se resolverá el asunto con ponerle rejas a esa libertad conquistada por él?, ¿Cómo  hacer para que trabaje de verdad y rinda?  

 
José Martí con una lucidez tremenda anticipó una idea, poco valorada en los tiempos actuales: “…que sucederá cuando en lugar de asociaciones relativamente pequeñas, a las que los hombres pueden pertenecer o no, según les plazca, tengamos una asociación nacional en la que cada ciudadano se encuentre incorporado y de la que no pueda separarse sin abandonar el país. Júzguese lo que llegará a ser bajo tales condiciones el despotismo de una burocracia organizada y centralizada, teniendo en sus manos los recursos de la comunidad y disponiendo de la fuerza que estime necesaria para ejecutar sus derechos y mantener lo que llama orden”. (Martí, José: La futura esclavitud, obras completas, tomo 15, p. 377)

 
¿Cómo destronar entonces esa burocracia administrativa? ¿Cómo proyectar empleos a partir de una realidad económica concreta? Si esa burocracia organizada y centralizada decide todo, usando limitados recursos de consulta, y las personas no se sienten empoderadas por el proceso: ¿Se moverán las aspas del molino? ¿Se recuperará el nervio nacional?  Si los mecanismos ideológicos deciden la capacidad de un ser humano y no sus reales competencias para ejercer un trabajo: ¿Podrán emplearse los más capaces?
Vuelvo a Martí y encuentro una respuesta lógica, a pesar de ser escrita hace más de cien años: “Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes. Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio”. (Martí, José: La futura esclavitud, obras completas, tomo 15) ¿Cómo enfrentar ese funcionarismo si las tareas ingentes de sobrevivencia  cotidiana no permiten pensar con cabeza descansada? Otra respuesta martiana me viene a la mente: “El funcionarismo autocrático abusará de la plebe cansada y trabajadora”.

 
Urge entonces equilibrar y distribuir la riqueza creada con arreglo al trabajo hecho. No puede seguirse la máxima igualitarista de pagar a todos lo mismo sin diferencia alguna, porque entonces trabajar se convierte en una esclavitud y el hombre no se preocupa por cuidar los medios de producción, superarse científica y culturalmente, rendir más, y sobre todo, aportar al desarrollo económico y social. De extirparse a tiempo este mal, desaparecerán personas como el trabajador de cultura que pasa sus días en el café de la ciudad y gana el mismo salario todos los meses.

7 comentarios:

  1. Saludos, buen día para usted, aunque no lo conozco pero he leído algunos artículos de usted, me ha gustado mucho el de(Como rescatar el trabajo útil en Cuba)esta muy interesante, si las personas supieran en realidad que es lo que quiere decir trabajo y que quiere decir útil, entonces no tuviéramos problemas en nuestro país, que feliz seriamos, como mismo puede ser un trabajador de cultura puede ser de cualquier rama, entendí esa parte, creo que primero las personas deben enamorarse de lo que hacen o de su trabajo y que sean conscientes de lo que en realidad requiere su trabajo, esto que dijo Martí(Júzguese lo que llegará a ser bajo tales condiciones el despotismo de una burocracia organizada y centralizada, teniendo en sus manos los recursos de la comunidad y disponiendo de la fuerza que estime necesaria para ejecutar sus derechos y mantener lo que llama orden), mira te pongo un ejemplo el secretario del PCC en nuestra provincia trabaja cantidad para que esta provincia marche en avance pero hay siempre algunos jefes que no lo acompañan, es decir su trabajo no se ve en esos lugares donde el buen jefe entre comillas no quiere cumplir con lo que se programa y por eso estamos así, porque en realidad hay personas que no ven la utilidad del trabajo, hay personas que piensan que llegar a su trabajo y pasarse el día floreando ya ese día hicieron su trabajo, pero si se le pagara a cada cual por lo que hace, así creo que todos entonces comprendieran la utilidad del trabajo, muchas gracias, te felicito por este artículo, espero que mi opinión en algo te ayude, hasta pronto.
    Ing. Annarellis Alvarez Pinedo, Profesora Asistente, CUM Palma Soriano, Universidad de Oriente

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  2. Ing. Mercedes Aguilar Castañeda,
    Profesor Asistente, Sede Universitaria Palma, universidad de Oriente: Buenos días Arnoldo,
    no soy escritora como usted ,pero le hago llegar mi comentario sobre el artículo: ¿Como rescatar el trabajo útil en Cuba?.
    Muy interesantes sus reflexiones y pensando en ellas recordé la cantidad de personas que todo los días en la cuadra donde vivo, están sentadas sin hacer nada, en cualquier horario, conversando ,jugando a cualquier cosa y pendientes de la vida ajena.
    Uno de estos días los voy a contar y voy a comparar con los que realmente trabajan y de los que trabajan cuáles realmente producen bienes o servicios.
    Puede que le resulte interesante para otra reflexión.
    Saludos
    Mercedes

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  3. Eddy Gil: Arno lei tu articulo y tal parece que "descubrieron el agua tibia" en Cuba desde 1959 no hubo motivaciones para trabajar y por eso el "uds hacen que trabajan y el estado hace que les pagan". En Cuba toda hasta que no haya productividad y la vigilancia o control de los que son de verdad dueños de los negocios y no los burocratas no saldran del embote economico eso es Economia 101. La prodipad privada es el motor no la burocracia igualitaria. Pero acuerdate que "la igualdad no existe" siempre hay mas iguales que otros (Animal Farm)

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  4. Eddygil: Util para quien para el estado o para el individuo? Cuando yo trabajo como lo estoy haciendo ahora mismito estoy trabajando para proveer a mi familia, darnos gustos de viajes, restaurantes, ropa buena de vestir, etc etc. La unica responsibilad que tengo es pagar mis impuestos al gobierno federal, estatal, local de acuerdo a mis ganancias netas y no brutas.

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  5. Exelente reflexion mi amigo .Para que no pase eso debe de haber incentivos que obliguen a un trabajador a luchar por su trrabajo , a competir por ser el major y ocupar mejores puestos y asi las cosas iran major.Mientras ganes lo mismo hagas o no hagas pues sera lo mismo .Ponchamos por la manana y ponchamos por la tarde

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  6. Julio Cesar:Creo que el "trabajador"de marras es digno de compasion, por la mediocridad y enajenacion a la que lo convierten y por su pose de creer engañar a la sociedad.Lo doloroso que muchos lo hacen solapadamente.Es un dilema que para salir de la situación económica tan difícil hay que aumentar primero la producción, es lógico, pero es claro que si no existe incentivo al trabajo, las arengas no aumentaran aquella.Levantar la moral de las Fuerzas Productivas( con mayúsculas) tampoco sera por la vía de la exortación; es lógico que el Estado no tenga capacidad para emplear a toda su población laboral y encima otorgarles buenos salarios( ningún estado en el mundo creo que puede ni lo hace).Es entonces la diversificación del empleo un camino viable para el estimulo a esa fuerza productiva, pero resulta paradójico que los tipos de actividades por cuenta propia "aprobadas"(manualidades en general) no se corresponden con el nivel de esas fuerzas productivas( alto nivel de escolarizacion, profesionales y universitarios en alto porciento).Si el trabajo es mal remunerado no aumenta ni el nivel de vida de las personas ni tampoco se beneficia la economía interna del país con el consumo.El salario por la vía que al fin se decida, debe ser real que garantice a los cubanos el acceso a servicios en los que ya se tiene eficiencia como el del turismo, dependiendo del esfuerzo de cada cual y no de si tiene familiares en el extrangero o si cumple misión, o si, en el peor de los casos, roba de los bienes públicos que todos pagamos de una manera u otra. Yo apuesto a que se pueda TRABAJAR y SOÑAR, los dos con mayúscula, porque el sueño de un individuo siempre va a ser proporcional al esfuerzo desplegado por ese individuo en pos de su sueño.

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  7. y ese esfuerzo tiene que, necesariamente echar palante una sociedad.

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