sábado, 31 de enero de 2015

Cuba: ¿Y Remanganaguas qué?



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu


Todos los años voy a Remanganaguas, en el oriental municipio Contramaestre, varias veces, me enorgullezco con la historia patria atesorada allí, sobre todo en su cementerio, lugar intrincado de la geografía cubana, donde José Martí recibe cristiana sepultura por vez primera un 20 de mayo de 1895 y luego es exhumado un 23 de ese mismo mes y año. En Remanganaguas hay mucha historia por revelar sobre la presencia del cadáver y las luchas cívicas de las familias campesinas en la República, para erigirle un obelisco digno al Apóstol. Hoy quiero invitarlos a saber la historia de su cementerio y lo que la gente humildesufre, al ser ignorado este lugar patrio en la geografía nacional.
Todavía el cementerio no ha sido bendecido

Remanganaguas tiene un cementerio que lo identifica en la geografía insular, tal vez ello justifica la necesaria conexión que busca su gente, con un pasado donde el pueblo tuvo un posicionamiento y visibilidad claves en las comunicaciones de la corona española: Camino real, posta de caballos y telégrafo,  permitían compartir informaciones al mismo nivel que el resto de la isla.

Todas esas posibilidades de desarrollo las pierde a principios del siglo XX, con la llegada del Ferrocarril, el Teléfono y  la Carretera Central; lo único que tiene la gente para aferrarse al lugar, es que allí fue enterrado, por vez primera, el Héroe Nacional de Cuba, José Martí. Desde ese referente histórico, el pueblo intenta reposicionarse, y al menos  encontrar cauces de progreso.

La historia de este cementerio tiene sus orígenes en la segunda mitad del siglo XIX. Los documentos consultados ubican su fundación en la década de 1870. En ello tiene mucho que ver la Parroquia de Palma Soriano, -la misma está dividida en cuartones-, y es la principal encargada de decidir donde hacerlos (cementerios) y bendecirlos desde el punto de vista religioso, higiénico y sanitario. La necesidad del cementerio está justificada por el crecimiento demográfico que se da en Remanganaguas.

El capellán, padre  Perfecto Verdes y Fernández,   el 19 de febrero de 1872,  se dirige a Remanganaguas para cumplir el ritual que lo oficialice definitivamente. Realiza el viaje, convencido de las buenas condiciones del mismo y ello lo justifica con información previa obtenida a través de terceras personas que lo describen “perfectamente cercado con su correspondiente portada y sobre una cruz de tamaño regular, cuya construcción fue hecha por el Comandante Militar de dicho punto D. Luis María Barro”.  Al comprobar por sus propios ojos que la situación encontrada   no responde a la descripción realizada por la autoridad colonial, visita al Comandante militar de Remanganaguas y lo  obliga a enviar una carta  “al Señor Teniente del Cuartón  de Arroyo Blanco, llamándole la atención  sobre el estado del Cementerio, encargándole que hiciera  cercar con madera todo el sagrado recinto y que se conservara con limpieza y reverencia.

Meses después, en el propio 1872,  el padre de la Parroquia, en carta a la principal autoridad militar de Palma Soriano, describe la situación del campo santo como sigue: “…un bosque sin muros o cerca que lo sustituyan y si no fuera por dos o tres cruces que allí cuesta trabajo divisar, difícil sería apercibirlo, y en calidad de cura encargado de la Parroquia  excita el celo del Capitán para poner remedio…”  Por lo dicho en este documento, se infiere que inició la prestación de servicios funerarios sin tener las condiciones requeridas. Ello justifica el diferendo entre autoridades católicas  y peninsulares, para que estas últimas, generen acciones constructivas que cambien su imagen. Esto no tuvo efecto alguno, pues durante varias décadas, incluso  en la República y hasta en la propia Revolución, se mantiene en similares condiciones a las descritas por el sacerdote de Palma en la emblemática carta. Puede afirmarse que nunca fue bendecido, aunque siguió prestando servicios por más de cien años, sin tener las condiciones requeridas para hacerlo.

En 2003, mediante la Resolución 189 del 19 de mayo del citado año,  es declarado monumento nacional por su valor histórico.  Once años después, 28 enero de 2014, la situación cambia, gracias a las permanentes denuncias realizadas por la prensa  de Contramaestre entre 2010-2014, mediante un seriado de documentales  publicados en Radio Grito de Baire y en el blog Caracol de Agua con los títulos: Luz para el corazón de la Patria, En Remanganaguas late el corazón de Cuba, Entre las sombras y el silencio y Latidos en lo oscuro. El 28 de  enero de 2014, el cementerio logra tener su cerca perimentral  y una bóveda  digna para la exhumación de cadáveres;  incluso se aprueba una plantilla nueva que contempla cuatro custodios, dos zacatecas y una administradora de servicios funerarios. La  carretera estaba en plan, según declaraciones de las autoridades locales para el 2014, pero no se concretó. José Antonio Garcés, director de Servicios Comunales en Contramaestre, en declaraciones a la prensa local señaló: “Todavía está pendiente el tema de la iluminación, porque la Empresa Eléctrica y Servicios Comunales a nivel provincial hace dos años no logran ponerse de acuerdo. Se hacen gestiones con Cuba Solar para la probable utilización de paneles solares. En este 2015 Fondo de Bienes Culturales de Granma asumirá un proyecto de remodelación del Obelisco calculado en $19 mil moneda nacional (M.N).  El mismo incluye la delimitación del área, un juego de balaustre, enchapado en mármol, caseta, seis tarjas conmemorativas con pensamientos del Héroe Nacional, un mapa con la ruta funeraria de su cadáver; y a ambos lados del Obelisco, nichos con los restos de  personalidades de la historia de Contramaestre. Desde el punto de vista cementerial, por concepto de inversiones, se disponen de $68 mil doscientos (M-N) y $200 (divisas), para la compra de recursos y pago a la entidad constructora  Vial 10. Se construirá una oficina, necrocomio, incinerador, un almacén, bóveda de 60 capacidades, almacén, baño y terminar el acceso vial.


¿Y Remanganaguas qué?

Mirian Sánchez Rodríguez ha vivido todos sus años en Remanganguas, por sus venas corre sangre de Jaime Sánchez, el ayudante del carpintero que hizo el ataúd donde fue colocado José Martí,  luego de la exhumación de sus restos, el 23 de mayo de 1895. Mirian tiene un pesar profundo, pues de su Remanganaguas natal muy pocas personas saben. Eso de que las vísceras y el corazón del Maestro están allí, “es noticia para muchos”, dice ella; otros prefieren dejarlo en el campo de la duda. Sánchez Rodríguez, en lenguaje de Cuba adentro, narra algunas vivencias relacionadas con su tierra que producen mucho dolor.

 “Íbamos conversando una vez en el tren y un hombre me pregunta: ¿Dónde usted vive?, al responderle, en Remanganaguas,  me dice,  ¿Y dónde queda eso? El asombro de aquella persona fue grande. Nunca había oído hablar de mi pueblo. Le dije,  “usted no sabe que en Remanganaguas, por vez primera, fue enterrado  el Héroe Nacional de Cuba José Martí”. “¿Usted está seguro de eso señora?”, dijo y se echó a reír.

En otra ocasión iba en un carro para Santiago de Cuba y alguien me pregunta: “¿De dónde es usted?”, cuando dije el nombre, una risa burlona apareció en su cara y dijo: “Eso no está ni en el mapa”. Con dolor tuve que hablarle de Laguna Blanca, entonces dijo, ese es el mayor plan viandero de Santiago, de ese lugar si tengo información, pero de Remanganaguas, ni el médico chino sabe dónde queda. “Le dije, pero si tiene que pasar por Remanganaguas para ir a Laguna Blanca, ¿cómo no va a saber?” “Estos guajiros desconocen la historia de Cuba”, sonrió incrédulamente, lo miré molesta y preferí ignorarlo.
“Aquí no hay una tienda de víveres digna, no tenemos un consultorio del médico de la familia, no tenemos un camino en buenas condiciones, aquí las ambulancias que solicitamos a Contramaestre se tardan en llegar de Cruce de Lajas para acá una hora;  cuando llegan no ayudan a nada, porque la mayoría de las veces las personas  se mueren sin recibir el servicio como humanamente lo necesitan. El carro fúnebre casi no puede entrar y cuando llueve, olvídate, aquí no llega nada.


“Remanganaguas es conocido por los accidentes de la loma, tú dices Remanganaguas por Martí y nadie sabe, pero dices, la loma, y entonces acuden a la mente la cantidad de muertos que se ha tragado la misma. Es triste decirlo, pero es la purísima verdad. Aquí han venido no sé cuánta gente a medir, a prometer que se arreglará, pero no pasa nada. Estamos cansados de decirlo en las reuniones con el delegado, con el presidente del consejo y todo queda en palabras.

“Cosas buenas aquí, la escuela; le hicieron hace poco una reparación y parece casi nueva. Tenemos energía eléctrica desde la década de 1970 y hace un tiempito nos pusieron el agua. Hay que decir que la Revolución está llegando al Cementerio ahora, porque óigame, eso parecía un potrero con animales sueltos adentro, sucio, sin iluminación por la noche, nadie lo cuidaba, en fin, algo indigno del primer lugar de Cuba donde fue enterrado José Martí, y aún están aquí (señala con su mano derecha hacia el Obelisco), el corazón y sus vísceras.

“Mucho honor a Santa Ifigenia; pero al cementerio de Remanganaguas muy pocas personas  lo recuerdan. Todo esto que he dicho es la purísima verdad”, dijo, haciendo la señal de la cruz sobre sus labios.


Con la historia en el bolsillo

En Remanganaguas la historia la puedes encontrar en cualquier casa de familia,  sobre todo recuerdos asociados al  primer entierro de José Martí.  Es difícil permanecer neutral ante una oralidad  casi mágica para los que creemos en ella; historiadores encerrados en su gabinete,  la minimizan al decir que son  falsedades construidas por la gente, sin documentos probatorios. Este reportaje termina con un breve paneo a un fragmento de esa HISTORIA:

Rafaela  Ferrán cuenta  que su abuela Faustina García era una niña  cuando traían a Martí atravesado en un caballo; ella estaba jugando en el portal de una casa, alguien la mandó a raspar un espejo para que fuera visible el cadáver”.

Nancy Felicia dice que  el ataúd se modificó en el patio de una casa que luego pasó a ser Club de Veteranos. María Caridad Rodríguez Sosa atestigua que fue en el corredor de su vivienda de guano y corredor amplio.

Ana García afirma que sus padres le contaron el momento en que el héroe de Dos Ríos era traído en un mulo y su padre pudo apoderarse de un pañuelo de burato negro perteneciente a Martí, luego le fue arrebatado por los españoles en su propia casa, dice además, que junto a las vísceras del Apóstol quedaron, en el cementerio de Remanganaguas, sus zapatos.

Julio Benítez precisa que “El primer entierro fue aquí, porque Dios así lo quiso…”

Acerca de la llegada de Martí a Remanganaguas el 20 de mayo de 1895, Nancy Felicia Cilano puntualiza:  “Martí murió un domingo. Mi abuelo tenía 14 años, dice papá, (se refiere a Jaime Sánchez), que Chino Oliva estaba en la tienda y pidió le sirvieran un trago, que ahorita mismo mataron al Presidente. ¿Qué tú dices? –- preguntó Jaime que estaba en la Cantina—  sí, asimismo, mataron a Martí en Dos Ríos. Al otro día llegaron con Martí atravesado en una mula”.


Nota: Las fotografías y el dibujo pertenecen al autor de este reportaje.

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