Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
La
librería del pueblo repleta de personas, organizaciones no gubernamentales;
dentro, un ataúd, flores, cojines, coronas por doquier; no hay sitio ni para
estar de pie. Corresponsales allí hasta de Tele Sur, Cubavisión
Internacional, Tele Turquino, emisoras de radio, periódicos. Libros y
revistas publicados por el fallecido pueden verse en una vitrina cuidadosamente
ordenada. Sobre una mesa amplia, diplomas, premios, distinciones. La Bandera
Cubana cubre el féretro.
Las tazas de café van a uno y otro lado, muchos labios toman sorbos seguidos; se habla de buena literatura, blogs, redes sociales, radio y televisión on line. Algunas mujeres improvisan
gritos, al parecer sienten profundamente la partida de aquel hombre, martiano
confeso y aferrado a una idea del bien, algo obsoleta en un mundo donde la
gente se mide, no por lo que sabe, sino por lo que tiene o lo que ha viajado. Un periodista detiene a Pedrito, pregunta
sobre la hoja de vida del fallecido. Destacado dirigente se acerca y le dice: “Nadie como
usted para despedir el duelo”. Pedrito Verdecia despierta asustado; el corazón salta; el sudor anula su albedrío. Ha muerto el
profe, dice a su mujer, o le ha pasado algo muy malo. Acabo de soñarlo. Le cuenta todo. No dejes de llamarlo, dice ella, es
salud para él. Así lo hace y sus palabras me llegan asustadas, siente alivio al
oír mi voz. Me pregunta si estoy bien de salud; le respondo que sí. Profe,
anoche lo vi en un sueño muertecito, había mucha luz, flores, libros, personas
amigas; me cuenta los detalles; algo
dentro de mi espíritu despierta, asoman lágrimas de emoción. Pedrito Verdecia,
uno de esos alumnos que no veía hace unos años, me ha soñado inquilino del
Hades. Dios quiera y sólo sea un mal sueño.
¡¡¡COOOÑOOOOOOO!!!
ResponderEliminar¡¡¡SOLA VAYA!!!
¡¡¡DIME TÚ!!!
JAJA ARNOLDO HAY PARA RATO. COMO SIEMPRE ESTAS OCUPADO LA DE LA GUADAÑA NO TE ENCONTRARÁ POR AHORA.
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