Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Cada 10 de febrero Cuba
recuerda el aniversario de la Capitulación del Zanjón, entre los ejércitos de España y del pueblo
cubano, llamado “Libertador”. Asumimos el concepto de capitulación y no los de
paz o pacto, por las siguientes razones históricas y la respuesta de Antonio
Maceo en Mangos de Baraguá.
Ante todo, si uno revisa el
documento del Zanjón en su letra y espíritu, una realidad sobresale.
Abiertamente, en el artículo 1, España
exige la capitulación incondicional de las fuerzas rebeldes a su ejército. El
término incondicional lo dice todo, los
cubanos alzados en armas reconocen la victoria de España sobre ellos. Por tanto,
es una capitulación que no alcanza los objetivos por los que el 10 de octubre de
1868 se fueron a las armas.
Para conseguir la
capitulación, España negoció con el Comité Revolucionario del Centro, integrado
por altos oficiales del “Ejército Libertador” y miembros de la “Cámara de la
República en Armas”, que creían alcanzar
una paz, donde ambas fuerzas enfrentadas, terminaban en similares condiciones y
ello traería ventajas políticas favorables para el pueblo de la isla.
Desde
el punto de vista del Comité Revolucionario del Centro, se conseguía una paz que
ayudaría a cubanos y españoles a sanar las heridas de 10 años de guerra,
pues según cálculos de fuentes bien objetivas, unas
300 000 personas murieron y la economía de la isla estaba en bancarrota.
Con
mucha habilidad, España reconocía en los acuerdos del Zanjón los grados militares
de los insurrectos, la libertad de los negros que militaron en el “Ejército
Libertador”, facilidades para abandonar el país el que lo deseara, creación de partidos políticos y libertad de
prensa.
En
verdad, para las condiciones de la época, parecía algo ideal, sin embargo el
Mayor General Antonio Maceo, Jefe del Departamento Oriental, no reconoció
ninguno de los artículos negociados, porque traicionaban los objetivos
principales de la guerra emancipadora: independencia, libertad de comercio y
eliminación total de la esclavitud.
El
15 de marzo de 1878 Maceo protestó en Mangos de Baraguá, donde dejó claramente
definida la visión política de los orientales ante el Zanjón. Con su radical
posición, dejó algo muy claro ante España,
seguir luchando hasta vencer o morir.
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