viernes, 23 de agosto de 2019

Cuba joven en una encrucijada espiritual



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

La Revolución Cubana formó expectativas homogéneas en los jóvenes, es por eso que los nacidos en los 60, los 70 y la primera mitad de los 80,  del siglo XX, crecieron con una visión de los valores,  donde existía correspondencia entre aspiraciones y  posibilidades;  así lo creía la mayoría.

En el acceso a la educación lo importante era el Deber Ser, no el Ser para Tener. Esa construcción espiritual ponía el estudio como máxima aspiración en la vida.  Para cualquier familia, tener un hijo universitario, técnico medio, un bachiller vencido, o  un  9no grado, era algo grande.

Sin embargo, en la década de los 90, la situación dio un punto de giro y se produjo un desbalance entre aspiraciones y posibilidades.

Los jóvenes marcados fuertemente por el impacto económico de la crisis; la influencia de la cultura de Estados Unidos y  sobre todo por la comunidad cubana en ese país, construyeron un modelo de bienestar  encaminado a lograr altos valores de consumo y estatus social.

La realidad nos dice hoy  que en los jóvenes existe una elevada conciencia de consumidores y no de productores de bienes materiales y espirituales. El Ser para Tener se ha impuesto con fuerza y es urgente replantearse el proceso de comunicación sociocultural con estos grupos etáreos.

Según la socióloga de la Universidad de la Habana, María Isabel Domínguez,  las instituciones del Estado deben dar respuestas ágiles, inteligentes y pulsar permanentemente lo dictados valorativos de la realidad; no estar de espaldas  a las exigencias prácticas de la  vida cotidiana.

La relación instituciones, dirigentes, jóvenes, pueblo, debe ser una interrelación flexible, creativa, sincera. Si falla, entra el sustento objetivo de la doble moral y se impone definitivamente el SER PARA TENER, porque es el que vale, el que se percibe  como valioso, el que genera bienes materiales a cualquier precio ético.

Si un examen es un instrumento de medición de conocimientos y el que cree en el SER PARA TENER, compra   a los responsables de aplicarlo con justicia; ya el estudio como aspiración deja de ser una meta creíble para el resto de los jóvenes.

Si queremos una juventud comprometida con nuestro tiempo y el futuro, debemos empezar a cambiar nuestros métodos, para convencerlos que estudiar vale la pena, que un profesional humanista, tendrá como aspiración el Deber Ser como realización suprema de su vida. 

2 comentarios:

  1. en algunos lugares, en barrios la opción "barata"de diversión es el bafle a todo lo que da y la cerveza... te feliciro Arbnoldo por tu blog, no sé si es aquí que vabe esa felicitación por tu claridad y por tu arraigo, por tu cubanía y por no conformarter GRaciasa ti y a Caracol de agua ten mi abrazo

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  2. Creo en el criterio de la destrucción de los valores, q mas q un fenómeno social pasa por el prisma cultural, qué papel juegan las instituciones culturales, académicas y gubernamentales en la metamorfosis de nuestros valores como sociedad y juventud cubana en conceptos éticos de abismo? Muchos de los cuales digase aquí trascienden fronteras. Lamentablemente estamos en el punto de no retorno.

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