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domingo, 26 de abril de 2020

ANTE LO DESCONOCIDO. La pandemia y el sistema mundo*

Alejandro Pasquale, Origen y destino (Gentileza Galería Mar Dulce)
"Con la lucidez que lo caracteriza, Ignacio Ramonet realiza un análisis profundo acerca de una de las mayores crisis de la humanidad. Desde el comportamiento de las principales potencias y los países asiáticos, pasando por las consecuencias económicas, políticas y sociales, el avance del control a través de la tecnología, el rol de Estado y los ganadores y perdedores de esta pandemia, el texto que compartimos revisa distintos aspectos esenciales para entender este cambio de época".

A continuación, algunos fragmentos del análisis:

Por Ignacio Ramonet.

"Según la investigadora Isabel Sola, del Centro Nacional de Biotecnología de España : « Una vez dentro de la primera célula humana, cada coronavirus genera hasta 100.000 copias de sí mismo en menos de 24 horas…[23] » Pero además, otro rasgo singular y astuto de este patógeno es que, al invadir un cuerpo humano, concentra su primer ataque, cuando aún es indetectable, en el tracto respiratorio superior de la persona infectada, desde la nariz a la garganta, donde se replica con frenética intensidad. Desde ese momento, ya esa persona -que no siente nada- se convierte en una potente bomba bacteriológica y empieza a diseminar masivamente en su entorno -simplemente al hablar o al respirar- el virus letal…

(...)

Sólo una minoría de contagiados padece el segundo ataque del germen, concentrado esta vez en los pulmones, de manera similar al SARS de 2002 (aunque la carga viral del nuevo coronavirus es mil veces superior a la del SARS), provocando neumonías que pueden llegar a ser letales, sobre todo en personas mayores de 65 años con enfermedades crónicas.

Como el número de contagiados es masivo y simultáneo, esta minoría -que representa un 15% de todos los infectados -y que es la que acudirá a los hospitales-, puede alcanzar con celeridad cifras muy elevadas según el volumen de población… Como lo hemos visto en China, Irán, Italia, España, Francia, Reino Unido o Estados Unidos, basta con que varios miles de personas acudan al mismo tiempo a las urgencias de los hospitales para colapsar todo el sistema sanitario de cualquier país por muy desarrollado que sea.

En Wuhan, Teherán, Milán, Madrid, París, Londres o Nueva York, médicos y enfermeros se vieron pronto totalmente sobrepasados. Faltaron mascarillas, gel desinfectante, material de protección para el personal sanitario, camas en las UCI, respiradores, etc. En varias ciudades (Wuhan, Madrid, Nueva York), las autoridades, desbordadas, tuvieron que echar mano de las fuerzas armadas o de voluntarios civiles para construir a toda velocidad hospitales improvisados de miles de camas. En casi todas partes, las autoridades confesaron que no habían previsto semejante avalancha de enfermos, « un continuo tsunami de pacientes en estado grave…

...en noviembre de 2008, por el National Intelligence Council (NIC), la oficina de anticipación geopolítica de la CIA, que publicó para la Casa Blanca un informe titulado « Global Trends 2025 : A Transformed World» [29] . Este documento resultaba de la puesta en común -revisada por las agencias de inteligencia de Estados Unidos- de estudios elaborados por unos dos mil quinientos expertos independientes de universidades de unos treinta y cinco países de Europa, China, India, África, América Latina, mundo árabe-musulmán, etc.

Con insólito sentido de anticipación, el documento confidencial anunciaba, para antes de 2025, "la aparición de una enfermedad respiratoria humana nueva, altamente transmisible y virulenta para la cual no existen contramedidas adecuadas, y que se podría convertir en una pandemia global." El informe avisaba que "la aparición de una enfermedad pandémica depende de la mutación o del reordenamiento genético de cepas de enfermedades que circulan actualmente, o de la aparición de un nuevo patógeno en el ser humano que podría ser una cepa de influenza aviar altamente patógena como el H5N1, u otros patógenos, como el SARS coronavirus, que también tienen este potencial. »

El informe advertía, con impresionante antelación, que « si surgiera una enfermedad pandémica, probablemente ocurriría en un área marcada por una alta densidad de población y una estrecha asociación entre humanos y animales, como muchas áreas del sur de China y del sudeste de Asia, donde no están reguladas  las prácticas de cría de animales silvestres lo cual podría permitir que un virus mute y provoque una enfermedad zoonótica potencialmente pandémica… »

Los autores también preveían el riesgo de una respuesta demasiado lenta de las autoridades : "Podrían pasar semanas antes de obtener resultados de laboratorio definitivos que confirmen la existencia de una enfermedad nueva con potencial pandémico. Mientras tanto, los enfermos empezarían a aparecer en las ciudades del sureste asiático. A pesar de los límites impuestos a los viajes internacionales, los viajeros con leves síntomas o personas asintomáticas podrían transmitir la enfermedad a otros continentes." De tal modo que "olas de nuevos casos ocurrirían en pocos meses. La ausencia de una vacuna efectiva y la falta universal de inmunidad convertiría a las poblaciones en vulnerables a la infección. En el peor de los casos, de decenas a cientos de miles de estadounidenses, dentro de los Estados Unidos, enfermarían, y las muertes, a escala mundial, se calcularían en millones ».

Como si ese documento no fuera suficiente, otro informe más reciente, de enero de 2017, elaborado esta vez por el Pentágono y también destinado al presidente de Estados Unidos (que ya era Donald Trump), alertó de nuevo claramente que "la amenaza más probable y significativa para los ciudadanos estadounidenses es una nueva enfermedad respiratoria" y que, en ese escenario, « todos los países industrializados, incluido Estados Unidos, carecerían de respiradores, medicamentos, camas hospitalarias, equipos de protección y mascarillas para afrontar una posible pandemia.

A pesar tan explícitas y repetidas  advertencias, Donald Trump no dudó en deshacerse, unos meses después de este último informe (!), del Comité encargado -en el seno del Consejo de Seguridad Nacional- de la Protección de la Salud Global y la Biodefensa, presidido por el almirante Timothy Ziemer, un reconocido experto en epidemiología[31]. Ese Comité de técnicos era precisamente el que debía liderar la toma de decisiones en caso de una nueva pandemia… « Pero –explica el periodista Lawrence Wright, que entrevistó a Ziemer y a todos los miembros de ese Comité- Trump eliminó a quienes más sabían sobre este asunto… Uno de tantos errores colosales del presidente de Estados Unidos. Los anales mostrarán que ha sido responsable de uno de los fallos de salud pública más catastróficos de la historia de este país. Si hubiera escuchado, hace meses, las advertencias de los servicios de inteligencia y de los expertos en salud pública sobre la grave amenaza que suponía el brote de coronavirus en China, la actual explosión de casos de covid-19 podía haberse evitado.

Hubiese bastado también que Trump y otros dirigentes mundiales escucharan los repetidos avisos de alerta difundidos por la propia OMS. En particular el grito de alarma que esta organización lanzó en septiembre de 2019, o sea la víspera del primer ataque del nuevo coronavirus en Wuhan.  La OMS no dudaba en prevenir que la próxima plaga podía ser apocalíptica : « Nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas. El mundo no está preparado.

Con mayor precisión aún si cabe, otro informe anterior ya había avisado sobre el peligro específico de los nuevos coronavirus : « La presencia de un gran reservorio de virus similares al SARS-CoV en los murciélagos de herradura, junto con la cultura de comer mamíferos exóticos en el sur de China, es una bomba de relojería… La posibilidad del surgimiento de otro SARS causado por nuevos coronavirus de animales, no debe ser descartada. Por lo tanto, es una necesidad estar preparados.

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Es bien conocido también que, en 2015, Bill Gates, fundador de Microsoft, avisó que estaban reunidas todas las condiciones para la aparición de un nuevo azote infeccioso que podría fácilmente ser desperdigado por el mundo por los enfermos asintomáticos: « Puede que surja un virus -explicó- con el que las personas se sientan lo suficientemente bien, mientras estén infectadas, para subirse a un avión o ir al supermercado… Y eso haría que el virus pudiera extenderse por todo el mundo de manera muy rápida… El Banco Mundial calcula que una epidemia planetaria de ese tipo costaría no menos de tres billones de dólares, con millones y millones de muertes.

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« La ciencia sabía que iba a ocurrir. Los Gobiernos sabían que podía ocurrir, pero no se molestaron en prepararse. – explica el veterano reportero y divulgador científico David Quammen quien, para escribir su libro Contagio[38] (Spillover. Animal infections and the next human pandemic),  recorrió los cuatro rincones del planeta persiguiendo a los virus zoonóticos, es decir los que saltan de los animales a los humanos – Los avisos decían: podría ocurrir el año próximo, en tres años, o en ocho. Los políticos se decían: no gastaré el dinero por algo que quizá no ocurra bajo mi mandato. Este es el motivo por el que no se gastó dinero en más camas de hospital, en unidades de cuidados intensivos, en respiradores, en máscaras, en guantes... La ciencia y la tecnología adecuada para afrontar el virus existen. Pero no había voluntad política. Tampoco hay voluntad para combatir el cambio climático. La diferencia entre esto y el cambio climático es que esto está matando más rápido.

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En todo caso, a escala planetaria, el nuevo patógeno no pudo ser inmediatamente contenido y enclaustrado en la zona donde apareció. Y esos primeros días de indecisión y desconcierto resultaron decisivos. El germen pudo así escapar de su zona de nacimiento y, con insólita celeridad, conquistar el mundo. Ni siquiera los adeptos más convencidos de las teorías de la colapsología imaginaban que toda la humanidad sería golpeada con semejante contundencia en tan breve tiempo. Apenas han pasado cuatro meses desde el instante (diciembre de 2019) en que los primeros casos de esta nueva neumonía infecciosa fueron identificados en Wuhan. Y en tan corto intervalo, la plaga ha provocado una auténtica crisis sistémica y una interrogación sobre el sentido mismo de la civilización humana.

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¿Cómo será el planeta cuando termine la pandemia? El mundo va a necesitar voces autorizadas, con carisma y fuerza simbólica, que muestren el buen camino colectivo para iniciar una etapa nueva, como se hizo después de la Segunda Guerra mundial. La ONU deberá reformarse y dar entrada, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad, a nuevas naciones como India, Nigeria, Egipto, Brasil y México, más representativas de la realidad del mundo contemporáneo.

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Todos los países del planeta siguen enfrentando -al mismo tiempo y por primera vez- la embestida de una suerte de alienígena… La pandemia va para largo. Y es posible que el virus, después de mutar, regrese. Tal vez el próximo invierno… Dada la enormidad de lo que está ocurriendo, se avecinan cambios. Aunque nadie sabe cuáles serán los posibles escenarios que se impondrán. Las incertidumbres son numerosas. Pero está claro que puede ser un momento de rotunda transformación.

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Cualquier respuesta post-pandémica debería apoyarse, como sugiere Edgar Morin, en « los principios de una economía verdaderamente regenerativa, basada en el cuidado y la reparación ».

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Sería inteligente anticipar también la próxima crisis climática, que podría sorprendernos pronto igual que lo hizo el SARS-CoV-2… Detener el consumismo furioso y acabar con la idea del crecimiento infinito. Nuestro planeta no puede más. Agoniza. Se nos está muriendo en los brazos… Es imperativo acelerar la transición energética no contaminante y apresurarse en implementar lo que los ecologistas reclaman desde hace tiempo, un « Green New Deal », un ambicioso Acuerdo Verde que constituya la nueva alternativa económica mundial al capitalismo depredador.

(...)

Por el momento, sociedades enteras siguen confinadas en sus viviendas. Dóciles, asustadas, controladas, silenciosas. ¿Qué ocurrirá cuando se levanten los confinamientos ? ¿Qué habrán estado ruminando los pueblos durante su inédito ‘aislamiento social’ ?¿Cuántos reproches han estado acumulando contra algunos gobernantes ? No es improbable que asistamos, aquí o allá, a una suerte de estampida revoltosa de ciudadanos indignados -muy indignados- contra diversos centros de poder acusados de mala gestión de la pandemia…

(...)

Pensemos en lo que ocurrió con la pandemia de la « gripe de Kansas » (mal llamada « española) que se extendió a todo el planeta entre enero de 1918 y diciembre de 1920. ¿Quién la recordaba antes de la plaga actual, aparte algunos historiadores ? Todos la habíamos olvidado… A pesar de que infectó a unos quinientos millones de personas -la tercera parte de la humanidad de la época- y mató a más de cincuenta millones de enfermos…

¿Y qué pasó después ? ¿Europa y Estados Unidos construyeron acaso la ‘sociedad justa’?... La respuesta es : no. Las promesas se desvanecieron. La mayoría de los supervivientes de la mortal gripe se apresuraron en olvidar. Un manto de amnesia recubrió el recuerdo. La gente prefirió lanzarse a vivir la vida con un apetito desenfrenado en lo que se llamó los « felices años veinte » (the roaring twenties). Fue la época del jazz, del tango, del charlestón, del triunfo de Hollywood y de la cultura de masas. Una euforia artificial y alienante que acabaría estrellándose, diez años después, contra el crack bursátil de 1929 y la Gran Depresión…

En aquel mismo momento, en Italia, una doctrina nueva llegaba al poder. Estaba destinada a tener mucho éxito. Su nombre : el fascismo… ¿Se repetirá la historia ?"
 

miércoles, 18 de marzo de 2020

El amor en los tiempos del coronavirus

Como pueblo, tenemos un destino común y un deber: el de ayudarnos en el infortunio.

Por Arian Pérez (Tomado del grupo en Facebook Contramaestrenses por el mundo)

Hermanas y hermanos que viven en Cuba: nosotros no los odiamos. Es más, la inmensa mayoría de los cubanos que residimos en otros países, amamos profundamente a los cubanos que viven en nuestra tierra. Con frecuencia, me llegan mensajes de compatriotas de la Isla que me preguntan el porqué del rencor de los que se fueron contra los que se quedaron. Esta interrogante está sustentada, en parte, por lo que ven en la Internet. Mucho de lo que se publica en las redes sociales está saturado de resentimiento y crueldad hacia nuestra gente. Pero no es así. Los cubanos que residimos en el exterior, amamos y no olvidamos a los familiares, amigos y vecinos que viven en nuestra tierra. Esta relación trasciende las ideologías.

Pero entiendo la razón por la que tantos me hacen la misma pregunta. Hay una parte reducida de la comunidad cubana en el exterior, que exacerba el odio y promueve medidas punitivas contra nuestro pueblo. Este grupo de hermanos, buscan acrecentar el dolor de la familia cubana dentro y fuera de Cuba. Aunque reducidos en número, ellos son cómplices de las crueles restricciones implementadas por el gobierno de Estados Unidos que penalizan a cubanos de aquí y de allá.

Ellos idearon y apoyaron la cancelación de los viajes de aerolíneas norteamericanas a los aeropuertos del interior de la Isla. Abogaron públicamente porque se prohibieran los envíos de remesas desde terceros países a Cuba. Lo expresan a voz en cuello; no solo se oponen a los contactos familiares entre las dos orillas, sino que exigen que el hijo que emigró, deje de ayudar a la madre anciana que se quedó en la Isla. Algunos incluso hablan de bloqueo naval y hasta de invasión. Ante esta realidad, es lógico que muchos de los cubanos dentro de Cuba tengan la percepción de que sus compatriotas de afuera desean el holocausto del pueblo cubano.

Ahora mismo, confrontados a la pandemia mundial que sufre el planeta, varias de esas personas han expresado públicamente su deseo de que el coronavirus arrase con la tierra que los vio nacer. Es doloroso ver cómo lo dicen en público, en las redes sociales, jubilosas y burlonas ante la desgracia ajena. Tomando como justificación la contención del virus, se oyen voces que incluso abogan por la cancelación total de los vuelos entre Cuba y los Estados Unidos. Irónicamente, naciones como Brasil, México, República Dominicana y otras, han reportado ya decenas de casos de la epidemia. Sin embargo, nadie pide que se cierren los vuelos a esos países, ¡pero se exige la liquidación de los viajes entre Miami y la Habana! No han podido truncar totalmente los lazos entre la familia cubana de aquí y de allá y manipulan ahora el miedo a la epidemia para lograr sus objetivos.

Compatriotas de Cuba, por cada hermano confundido o enfermo de rencor, hay miles que creemos en el amor. Amamos al país adoptivo que un día nos recibió con los brazos abiertos, pero también amamos a la tierra maternal que nos dio la vida. En vez de medidas punitivas que recrudezcan el sufrimiento, abogamos por la cooperación entre nuestras naciones. No queremos muros que nos separen sino puentes que nos unan.

En cuanto a nosotros; no somos una jauría de lobos. Como pueblo, tenemos un destino común y un deber: el de ayudarnos en el infortunio. Pero incluso, si el odio nos robara la ternura y nos convirtiera en jauría, aún así, haríamos lo que fuera por salvar a nuestros cachorros, que son los niños cubanos de quienes somos nosotros los responsables.

Y si en el peor de los casos, nos azotara una epidemia de olvido, si termináramos todos desmemoriados —los de acá y los de allá— huérfanos de humanidad y transformados en lobos, incluso entonces, un instinto ancestral de Patria y amor subiría desde nuestros corazones para recordarnos lo inolvidable: ¡que somos miembros de la misma manada!

viernes, 6 de diciembre de 2019

Carlos Acosta y Cuba como dignidad espiritualizada (a propósito del filme Yuli)



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com

He podido apreciar esta semana la película Yuli, basado en el libro autobiográfico del notable bailarín cubano Carlos Acosta, Sin mirar atrás. Muchos elementos saltan a la vista del espectador menos avezado, sobre los que quiero dialogar en las páginas de Caracol de agua.

Uno de ellos es el racismo, que a pesar de todos los nobles intentos institucionales, culturales y educativos de la Revolución, es un fardo que acompaña a los cubanos en sus relaciones sociales.

Llamo la atención sobre el tipo de familia del protagonista, disfuncional, madre blanca, padre negro, la primera, ama de casa, enfermiza, el segundo, camionero, hombre del pueblo profundo. Una precariedad asomando en todos los interiores del hogar. Los hermanos, una blanca, dos negros, por eso Yuli crece siendo marginado por sus abuelos maternos, que siempre venían a recoger a su hermana para llevarla los fines de semana a la playa; esa parte de su familia decide vivir en Miami.

Pero Yuli tiene un don con el que ha nacido, el baile, lo trae en los genes, culturalmente lo sabe al interactuar con los amigos del barrio; pero en medio de todo eso, su padre negro tiene la capacidad de ver lejos e intuye que su hijo será un primer bailarín de los grandes ballet del mundo; por eso lo empuja a superar las barreras raciales, culturales, los prejuicios.

La relación padre-hijo llega a ser intensa, dramática, pues Yuli es casi violentado por su progenitor para que alcance su sueño y pueda vivir del arte como dignidad suprema. Yuli le reprocha a su padre que no es su sueño, pero el futuro da la razón al viejo que lo ve triunfar en Rusia, Inglaterra, no así en Estados Unidos, porque muere antes, pero sigue desde el cielo guiándolo.

En todo momento esa aspiración es apoyada por una profesora que vio en el niño Yuli lo necesario para ser una estrella, ella envejece a su lado, arriesga su profesión en momentos donde el protagonista debe tomar decisiones tremendas, es de las personas que puede ver el triunfo del artista, disfrutarlo en toda su magnitud.

Algo queda muy claro en el drama autobiográfico Yuli; Cuba es el barrio, los amigos, la gente de a pie, un hecho sustancial que la identidad de Carlos Acosta o mejor dicho de Yuli, no negará nunca; sus experiencias cosmopolitas fortalecerán más su convicción de que Cuba es todo para él, de ella nunca se irá espiritualmente, por eso regresa y funda una escuela de danza y ballet.

viernes, 23 de agosto de 2019

Cuba joven en una encrucijada espiritual



Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

La Revolución Cubana formó expectativas homogéneas en los jóvenes, es por eso que los nacidos en los 60, los 70 y la primera mitad de los 80,  del siglo XX, crecieron con una visión de los valores,  donde existía correspondencia entre aspiraciones y  posibilidades;  así lo creía la mayoría.

En el acceso a la educación lo importante era el Deber Ser, no el Ser para Tener. Esa construcción espiritual ponía el estudio como máxima aspiración en la vida.  Para cualquier familia, tener un hijo universitario, técnico medio, un bachiller vencido, o  un  9no grado, era algo grande.

Sin embargo, en la década de los 90, la situación dio un punto de giro y se produjo un desbalance entre aspiraciones y posibilidades.

Los jóvenes marcados fuertemente por el impacto económico de la crisis; la influencia de la cultura de Estados Unidos y  sobre todo por la comunidad cubana en ese país, construyeron un modelo de bienestar  encaminado a lograr altos valores de consumo y estatus social.

La realidad nos dice hoy  que en los jóvenes existe una elevada conciencia de consumidores y no de productores de bienes materiales y espirituales. El Ser para Tener se ha impuesto con fuerza y es urgente replantearse el proceso de comunicación sociocultural con estos grupos etáreos.

Según la socióloga de la Universidad de la Habana, María Isabel Domínguez,  las instituciones del Estado deben dar respuestas ágiles, inteligentes y pulsar permanentemente lo dictados valorativos de la realidad; no estar de espaldas  a las exigencias prácticas de la  vida cotidiana.

La relación instituciones, dirigentes, jóvenes, pueblo, debe ser una interrelación flexible, creativa, sincera. Si falla, entra el sustento objetivo de la doble moral y se impone definitivamente el SER PARA TENER, porque es el que vale, el que se percibe  como valioso, el que genera bienes materiales a cualquier precio ético.

Si un examen es un instrumento de medición de conocimientos y el que cree en el SER PARA TENER, compra   a los responsables de aplicarlo con justicia; ya el estudio como aspiración deja de ser una meta creíble para el resto de los jóvenes.

Si queremos una juventud comprometida con nuestro tiempo y el futuro, debemos empezar a cambiar nuestros métodos, para convencerlos que estudiar vale la pena, que un profesional humanista, tendrá como aspiración el Deber Ser como realización suprema de su vida. 

lunes, 26 de marzo de 2018

“Vendo drogas porque tengo una familia que mantener”




Joann Vega (Psicóloga-Consejera educacional. Estados Unidos)   

Caracol de agua se honra al compartir una historia  que la consejera educacional y psicóloga Joann Vega compartió conmigo, a propósito de mi publicación “Mi mundo es una jaula”, donde niños de educación primaria en Cuba, prefieren cazar avecillas exóticas  y no ir a la escuela (“Hermosa historia. Hace pensar. Hace resurgir lo oscuro en el ser.  Con luz reinventarlo. Enfocar en lo positivo, no en lo negativo. Excelente”. Joann Vega).  La historia de Joann tiene por título: 

“Vendo drogas porque tengo una familia mantener” 

Esta historia me ha traído de pronto, a una de mis experiencias cuando era consejera educacional en la cárcel de mujeres. En mi historia, no hay lindos pájaros como en la tuya. La mía ocurrió en la cárcel de mujeres.

En la cárcel cumplía tiempo una mujer afroamericana. Su récord decía que estaba allí por vender drogas. Formó parte de mi grupo de consejería individual y de grupo. (Programa preparado por mí y aprobado por el sistema de prisiones locales).

Al pasar de los meses se acerco a mí, y con lágrimas en los ojos me dijo, que no veía su niña de cuatro años desde hacia un año, pues vivía con su anciana abuela, y esta no tenía los medios de llevarla a la cárcel. Me dijo también que "mañana era el cumpleaños de su niña".

Luego de pensarlo, pregunté su dirección. Al día siguiente, en la mañana, armada con una torta de cumpleaños, toqué a la desvencijada puerta de una pequeñita y rota casucha;  a la derecha, de una sucia y descuidada calle, en un barrio que no invitaba a nadie a entrar allí; una anciana abrió. Sorprendida me preguntó quién yo era. Contesté que la profesora de su hija Chen y traía un pastel a la niña por su cumpleaños. Con duda y sorpresa sus ojos se clavaron sobre la caja, luego sonrió con la dulzura de su boca sin dientes.

Una pequeña niña, vestida con viejas ropas, descalza, se acercó corriendo. La abuela dijo que yo era la maestra de su mamá y traía un regalo por su cumpleaños. Me miró. Sus ojos brillaron, porque frente a ella estaba una persona que podía ver a su Chen (Mommy) todos los días, y además, traía un pastel de cumpleaños. Rió. Rió mucho cuando puse la caja sobre sus pequeños bracitos extendidos. La abuela me sonrió, con esa sonrisa que solo los pobres saben dar.

La abuela tomó la caja y la sostuvo, mientras yo abrazaba y besaba a la niña. Este beso te lo manda Mommy con mucho amor, dije. Puso sus bracitos sobre mi cuello y me besó muy fuerte. Luego, la abuela y yo nos abrazamos. También tenía lágrimas. Yo también tenía lágrimas y no deseaba irme, pero tenía que ir a trabajar. Nos despedimos. Ya en la cárcel, busqué a Chen y le comente lo sucedido. Me abrazó profusamente y comenzó a llorar. Lloró mucho. Chen, dije, ahora entiendo porque vendiste drogas. Chen y yo nos hicimos amigas, mas bien, se hizo mi profesora, porque yo tenía mucho que aprender y entender.

domingo, 25 de marzo de 2018

Sabio negro de Estados Unidos en el Jobo Martí



Arnoldo Fernández junto a Al Marino en el Obelisco  a José Martí en el Jobo

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Sábado 24 de marzo de 2018. Desde la Terminal Serrana de Santiago de Cuba la voz de un amigo llega a través del teléfono: “No puedo ir a Contramaestre. Es muy tarde. Mis bolsillos no cubren el viaje ida y vuelta”. Ya pasan las diez de la mañana y siento haber perdido el día. Pero ya la expedición tras la “verdadera Ruta funeraria de José Martí” está armada y no puedo negarme al viaje. Hablo de al menos tomar imágenes para dos capítulos, pero alguien me convence para irnos hasta el “Jobo Martí”, allá en los límites con la provincia Granma. Miro el reloj nuevamente y es casi una locura, pero decidí apostar por lo imposible y salimos. Nos reímos al llegar a Cruce de Lajas, porque de Santiago para acá puede leerse un cartel que dice “Cementerio Remanganaguas” y de Contramaestre para allá, “Cementerio Remanganagua”;  bromeamos sobre el autor, quizás olvidó la s o tal vez no alcanzó la pintura. El polvo muchas veces intentó tragarse el carro;  otras, la pericia de Michel Sánchez, el chófer, nos libró de canarreos, cunetas peligrosas y desfiladeros agresivos. Pasamos Remanganaguas, El Sitio de la Virgen de la Caridad, La Sociedad…A la vista, la escuela José Martí sobre una pequeña loma a la derecha.  A la izquierda, el “Obelisco” donde está el tronco del Jobo legendario, que diera sombra al cadáver de José Martí en la noche del 19 para el 20 de mayo de 1895. En aquella tierra, el cuerpo ensangrentado del Apóstol,  descansó por varias horas; dicen los lugareños que su sangre abona el lugar. Tomamos en nuestras manos pequeñas porciones de tierra sagrada e imaginamos a la columna española bajo la lluvia, en aquellas horas luctuosas para la Cuba insurrecta. Lo que fuera un campo de béisbol está sobre sus espaldas; totalmente en ruinas. “Aquí se jugó muy buena pelota hace décadas. El equipo del “Jobo Martí” era famoso”, dice una persona. La voz venía de un grupo de hombres que conversaban entre nostálgicos y alegres. Vamos a ellos. Saludamos. Un señor moreno, muy alto, dice haber aprendido mucho de Historia de Cuba con aquella gente humilde. Jaraneamos. Lo creo un santiaguero más, de esos cubaniches tremendos que creen tener al toro cogido por los cuernos y se burlan de los guajiros por hablar cantando. Grata sorpresa, después de tomar varias imágenes, dice que en Estados Unidos lo llaman Al Marino;  tiene un doctorado, siete bachilleratos y varias maestrías. Habla siete idiomas, diserta en Caló (zincaló), francés, inglés, ruso, alemán, latín y griego. Mi sorpresa es enorme. La de Al Marino también. Razono sobre la “verdadera Ruta Funeraria de José Martí”, la que millones de cubanos ignoran;  “Al” se sorprende, me sigue en mis argumentos. Luego hablamos de crítica social, poesía, historia, idiomas, grandes biografías. Asoman las emociones. Lo entrevistamos porque era todo un suceso encontrar, en campos de la Cuba profunda, a un enciclopedista tan ilustrado, pero además, “revolucionario de conciencia”, no de esos que llevan levita y no tienen conocimientos para juzgar con lucidez la obra de los hombres en cualquier latitud del planeta. Dice ser amigo del campeón olímpico y mundial Juan Torena;  antes jugó baloncesto en Santiago y llegó al equipo nacional;  luego “Al” pasó al atletismo,  llegó a formar parte de la nómina del equipo grande, fue campeón juvenil  en 800 y 1500. “Al”  lleva 38 años viviendo en los Estados Unidos. Este es su viaje 82 a Cuba y por esos azares del destino lo encontramos en el “Jobo Martí”, adonde llegó por casualidad, porque su amigo Osmani Álvarez Reyes, campesino del Sitio de la Virgen  habló del lugar y quiso conocerlo. Nunca imaginó encontrarse con profundos devotos de Martí, envueltos en la quimérica aventura de mostrar en imágenes de video, lo lugares históricos de la “Ruta Martiana” ignorados por millones de cubanos en todo el mundo y en la misma isla. Cuando todo parecía concluir, “Al” nos invitó a una cerveza y almuerzo criollo. Bajamos el Camino real. Cruzamos el río “Jobo Martí” y en la falda de una pequeña elevación estaba el “tour”; abordamos y fuimos a la casa de Osmani. Tomamos café. Llegaron cervezas cristales sudorosas. La conversación creció en tonalidades diversas. “La mesa está servida”, dice Ana Maris Díaz, la señora de la casa por cierto;  un delicioso pato a la salsa, arroz blanco, viandas y ensaladas a la vista. “Somos pobres; pero limpios. Compartimos lo que tenemos  de corazón, precisa Osmani. Ya en la mesa, siguen los diálogos sobre filosofía, economía política, literatura, pedagogía, “Al” diserta sobre la espiral ascendente como método pedagógico y el círculo concéntrico. Es un placer escucharlo en su profunda sabiduría. Ya pasan las cuatro de la tarde y tenemos que seguir a la Escuelita 19 de mayo. La abuela de Michel nos espera. Nos despedimos. “Al” va hasta el carro y nos llama amigos. En el nuevo trayecto asoma lo que hubiera sido la Autopista Nacional, lomas peligrosas, hay que bajarse para evitar sorpresas.  Nos reciben con pan, queso blanco y jugo de naranja. Conversamos un rato. Luego seguimos a Dos Ríos, pero un tío de Michel tiene listo chilindrón de ovejo y hasta su finca pecuaria llegamos.  Una inmensa llanura con sitios para ganado, chivos, cabras, gallinas y ovejos,  pintan nuestros ojos. Sirven comida para un ejército. Muy exquisito todo. Breve descanso y vamos al destino final. Son las siete de la noche. Todavía el sol asoma sobre el Obelisco de Dos Ríos. Pueden verse rosas blancas en la jardinería y bandadas de zunzunes que vienen a mí una y otra vez. Bajo a la margen derecha del río Contramaestre, aprecio sus aguas, intento rememorar el momento fatídico del Apóstol. Me parece verlo en sus baños diarios, el café recién colado en la casa de Rafael Pacheco. La noche amenaza sobre el guasimal que bordea el afluente y regreso, escalo la pendiente con trabajo, subo una cerca. Vuelvo al sitio. Sigo las chinas pelonas que Máximo Gómez ordenó cargar para identificar el lugar exacto de la caída. El sol se apaga. Regresamos al carro. Atrás el zunzún, la rosa blanca, el té de higo. “Está muy turbio el Contramaestre”. Regreso a mi pueblo. Más de 100 kilómetros de camino durante el día. Son las diez de la noche cuando abro la puerta de mi casa. 

Imágenes de mi recorrido por la verdadera Ruta funeraria este sábado 



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