Por Javier Monte Miclín
No podría categorizar mi yo, único, inexpugnable e ininteligible como un mero narcisismo, narciso acudía a la simplicidad de la complexión humana para enarbolar una valoración excelsa de su vana carnalidad; tampoco haría de mí, una interpretación arquetípica de alguna deidad dado que estos seres “superiores” adquieren la cuestionable inclinación a sentirse venerados por insignificancias como un continente de sangre, carne y huesos, ¡que deplorable satisfacción!
Me parece justo, a la vista de mi mismidad intentar
contradictoriamente mostrarles la belleza de mi superioridad, inclusive cuando
tengo certeza absoluta de la incapacidad analítica de ustedes los “seres
humanos”.
<<Más la desproporción entre la grandeza de
mi tarea y la pequeñez de mis contemporáneos se ha puesto de manifiesto en el
hecho de que ni me han oído ni tampoco me han visto siquiera>>.
He llegado a este frívolo discernimiento violando
de forma grosera la presunción característica de mi egolatría. Es increíble
como el farfullo se interpreta como lenguaje lógico, ¡ahí está, una muestra
palpable de la pobreza de susfútiles aparatos cerebrales “cognoscentes”!
¿El resultado?- un elevado tono hilarante por parte
de mí.
Pero contrario a lo que pudiesen pensar ustedes,
cosa que para nada me es relevante, no hay nada de antitético hacia su
aberrante existencia, en tanto he observado con toda la displicencia de mi
desdén sus equivocas valoraciones de la realidad, llegué a la conclusión de que
necesitan ser reformados y dominados por lo que a la vista de sus débiles
razonamientos es inefable, o sea, Yo.
Algo, una vez osó cuestionar la presencia de mi
altitud usando verborreas disidentes para hacerme entrar en consternación,
evidentemente para nada obtuvo algún tipo de reacción por mi parte, no soy yo
alimento en el mismo plato para dejarme conmover por una mirruña de cosa como
aquel.
Ni el oro, ni el cielo, ni los dioses, ni sus
vehementes impulsos por la eternidad son placer para lo que aun ustedes no han
podido ni siquiera vislumbrar, (YO), y no por menosprecio o desinterés, es,
debido a su naturaleza deficiente e incompleta. ¡Qué lastimoso!
Solo hay algo digno y esperanzador en sus
carnalidades, y no es más que la abstracción metafísica de suponer sin éxito de
corroborarlo, la penosa tarea de que un día, Yo, solo Yo, decida dirigirles
palabra alguna. De todas formas siéntanse dignos de que yo hubiese evadido mi
omniorgullo e hiciese una exegesis de su deplorable, paupérrima y aciaga, o no
sé cómo debería adjetivarlo, vida.
<<El carácter fuertemente detractor en contra
de mí, constituye un buen pronóstico para mí mismidad debido a la estrecha
correlación que hay entre la descalificación de mi existencia… y mi éxito
subsiguiente. Cuanto más se me ha criticado y me han condenado prácticamente en
todo, más importancia y éxito han tenido mis condenadas obras>>.(2)
Referencias bibliográficas
(1) Friedrich Nietzsche: Cómo se llega a ser lo que se es.
(2) Pitirim Sorokin
No hay comentarios:
Publicar un comentario
MUY IMPORTANTE: No se publicarán comentarios anónimos en este blog, es necesario consignar siempre la identidad de la persona. No se admiten ofensas, insultos, propagandas de ningún tipo. Cada persona tiene la libertad de expresar lo que piensa, pero con respeto al otro diferente. d