domingo, 10 de octubre de 2021

“LA NEGRA DE LA VOZ DE CRISTAL”


Por Arnoldo Fernández V. 

La reina de la música campesina, Celina González, luego de escucharla, la bautizó con una expresión que valora la inmensa calidad de su registro sonoro: La negra de la voz de cristal. Nacida en el barrio de Ceiba, Término Municipal de Palma Soriano, en la antigua provincia de Oriente, hija del matrimonio de Wilbert Martín Clark, un emigrante procedente de Barbados y Martha García Estrada,  natural de San Luis.  El 11 de octubre de 1949 vino al mundo y, según sus padres, tenía un oído capaz de escuchar cualquier sonido que llamara su atención. Decidieron inscribirla con el nombre Mirelia Martín García. 

Durante sus primeros años de vida, hizo del canto un juego, un sueño y la niña lo hacía tan bien que vecinos, amigos y familiares, aconsejaron a los padres, que aquello iba en serio; sin embargo el color de su piel y los prejuicios raciales, cerraron cualquier posibilidad de estudiar canto en alguna escuela.   

Vivió 5 años en Palma Soriano, después inició un peregrinar que la llevó en 1962 a Manzanillo. Recién había triunfado la Revolución cubana y con ella surgían muchas oportunidades para que Mirelia pudiera realizar el sueño de ser como Celia Cruz, por la que sentía una inmensa devoción, al extremo de imitarla con una voz de contralto, grave, que comenzó a ser leyenda; sin embargo tuvo que esperar hasta 1971 para darse a conocer en el mundo de los artistas aficionados.  

I

Tener a Celia Cruz como paradigma en un país que había prohibido su música y había decretado su desaparición de los medios, fue un precio que la adolescente y la joven Mirelia no consiguió entender. 

La Sonora Matancera y su legendaria Celia, con su expresión popular azúcar, era lo más grande que había dado la isla, junto al gran Benny Moré. Mirelia la imitaba tan bien que el parecido era asombroso; algunos amigos, cercanos a la familia, comenzaron a llamarla: la nueva Celia de Cuba. 

Mientras, la isla vivía una confrontación ideológica que trajo consigo la radicalización de la política cultural de la revolución y algunas lecturas importadas del realismo socialista, que mellaron el espíritu de la creación artística y literaria y generaron serios problemas con el mundillo intelectual, analizados por  Jorge Fornet  en su libro: El 71, Anatomía de una crisis. 

En ese momento, fatídico para la cultura cubana, que tuvo en 1971 su año crucial, se daba a conocer en Manzanillo como miembro de un coro, una joven de 22 años llamada Mirelia Martín García. Allí educó, durante un año, su voz; supo del registro que poseía y decidió, a partir de 1972, probar fortuna como solista, período en el cual pudo presentarse en el Festival Sindo Garay, versionando un número de Mariano Hernández, A un monumento dormido. Ese día la escuchó Celina González y quedó gratamente impresionada, al extremo de bautizarla con una expresión que llega a nuestros días: la negra de la voz de cristal. 

II

Aquel año 1972 parecía que sería el despegue de Mirelia, sin embargo tuvo que conformarse con presentaciones en la radio de Manzanillo hasta 2009. En la misma participó en programas campesinos, festivales de la radio, incluso obtuvo importantes reconocimientos a nivel local, por su defensa de la música de los campos de Cuba. 

Sin embargo, el sueño de Mirelia seguía vivo, se mantuvo al tanto de la trayectoria musical de la reina de la música cubana y latinoamericana, Celia Cruz y creció su admiración por aquella mujer, que gracias a su voz, logró superar todos los obstáculos asociados al color de su piel y al hecho de ser mujer y esposa. La noticia de su muerte, a causa de un tumor cerebral, la conmovió profundamente. Su ídolo fallecía a la edad de 77 años y no pudo llegar a conocerla personalmente, para que supiera de la “otra negra de Cuba”, la que quizás la hubiera conmovido con su voz como le sucedió a Celina González. 

Mirelia siguió cantando en descargas con amigos y familiares, sus versiones de la música de Celia Cruz y cada vez más llegó a sentir que el espíritu de aquella estrella corría por sus venas, que la Negra” había reencarnado en ella, pero ya entraba en una edad avanzada y parecía que el sueño se alejaba definitivamente; había cumplido los 60 años de vida. 

III

José Miguel Vidal Martín (Pipiolo), creció admirando la voz de su madre;   tuvo la oportunidad de verla en muchas de sus presentaciones y decidió acompañar el sueño de su querida vieja; en 2009 la aceptó como uno de los integrantes del grupo Convergencia que él dirigía. Finalmente su voz pudo quedar registrada en la memoria fonográfica de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), con el disco El son lo pongo yo; sin embargo seguía siendo una desconocida en toda Cuba, pues su música se radiaba en Manzanillo y en algunos de los municipios de la provincia de Granma y muy contadas veces en el oriente de la isla. 

Cuando ya había cumplido los 68 años, sucedió algo en su vida artística que le dio la oportunidad de mostrarse al mundo en toda su grandeza vocal. Surgía en Manzanillo, su tierra adoptiva, el proyecto Alma Latina bajo la inspiración y liderazgo de Dionisio Ponce, con el que graba un número, La negra de Cuba, que fue difundido en emisoras de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.  

Un momento importante en la vida de Mirelia llegó cuando representó a Cuba en dos ediciones del Festival Ritmos del Mundo en Quebec, Canadá y su voz trascendió el oriente de su isla, para convertirse en un fenómeno universal, aunque en su propia tierra seguía siendo una total desconocida. Sus interpretaciones La guagua y Esa negra tiene tumbao, fueron tan magistralmente defendidas, que el público acudió en masa a tocar su cuerpo, pues parecía que ante ellos había reaparecido la mismísima Celia Cruz. 

Por esas cosas del azar concurrente del que escribió el poeta cubano José Lezama Lima, Manzanillo y Contramaestre, dos pueblos del oriente cubano, enlazados culturalmente durante el siglo XX y lo que va del XXI, hacen posible la difusión de la música interpretada por Mirelia Martín García, en el programa Hola Guyana, que inauguró la radio difusión latina en ese país de Suramérica, incluso la entrevistan varias veces, gracias al puente cultural creado por los realizadores Giordan Rodríguez Milanés y Alfredo Ballesteros Alfonso. Ballesteros Alfonso la presentó durante un año a la audiencia como la Negra de Cuba; muchos oyentes creían que era Celia Cruz. En una de las entrevistas, Ballesteros le pregunta: 

      ¿Qué significa Celia para usted?  Y Mirelia responde: 

Lo más grande. La admiro, pero yo soy Mirelia Martín. 

El maestro Cándido Fabré durante la grabación de uno de sus discos dijo: 

El que tenga la bendición de tener a su lado a esta señora, puede abrazarla con el amor que quiso tal vez ella abrazar a Celia Cruz. Esta es una cubana de esas que necesita la música, una cubana que parece cada día que tiene 15 o 20 años, con una garganta prodigiosa. Se llama Mirelia. Ya va a salir en un disco mío donde canta un tema dedicado al esposo de Celia Cruz. El número se llama Pedro Knight”. 

El lunes 11 de octubre de 2021, Mirelia Martín García, cumplirá 72 años; ese día, desde el cielo, la acompañarán Celia y Pedro, muy felices de saber que el espíritu de la Negra vive en una garganta prodigiosa que aún el pueblo  cubano desconoce; ojalá y no sea tarde aún para  reconocer la grandeza de una guajira palmera y manzanillera. 

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