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miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Qué necesita el periodismo on line cubano del siglo XXI?

Sección Libre ejercicio de la revista Sic, p.21.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
He leído con atención  el texto de Yamile Haber* publicado en la sección Libre ejercicio de la revista Sic no. 57, pp. 21-22; reconozco el valor de teorías y conceptos que pone ante el lector insular; el nivel de actualización de las mismas, sin embargo aprecio una visión genérica del asunto, sin la necesaria mirada a lo nuestro. En buen cubano, no aterriza. La pregunta que justifica su texto obedece a un planteo demasiado universal: ¿Qué necesita el periodismo en el siglo XXI? Pienso que lo específico es necesario incorporarlo, a partir de una interrogante vital: ¿Qué necesita el periodismo on line cubano del siglo XXI?  Prefiero responder como si se tratara de un asunto literario, por eso he titulado mi respuesta:

Conversaciones en Cuba on line
En una conversación bizantina entre colegas de la prensa uno opinó que los problemas investigados no debían ser publicados en Internet, porque las soluciones no estaban en ese espacio. Otro, tan conservador como su colega,  dijo que las cuestiones domésticas eran para la casa, nada de trapitos al sol, porque las consecuencias no serían buenas. Nicanor replicó que el buen periodismo no puede tener esas fronteras, pues pareceríamos un jardín florido en el ciberespacio donde no ocurre nada negativo.  

La conversación subió de tono, pero todos llegaron a una conclusión: construir un país virtual, sin parecerse al hombre real era poco creíble, por eso nuestros vacíos informativos lo ocupan medios que no tienen relación con los oficiales. ¿Cómo se las agencian las personas  no conectadas para leerlos?, la pregunta fue unánime, pero sólo Nicanor se atrevió a decir lo que pensaba. En los paquetes que semanalmente se venden en los cibercafé caseros vienen todo de tipo de textos, nadie escapa al placer de leerlos y eso no puede controlarse.  Puso ejemplos de periodistas que escriben críticas sabiamente elaboradas en sus páginas personales, que influyen sobre elementos decisores del país, y gracias a ellos, se originan cambios de mucha intensidad para la solución de problemas. Pero nuevamente alguien se encargó de recordar que Internet no era para publicar críticas. Hacerlo era darle armas al enemigo. El silencio reinó. Cambiar ese modo de escribir llevaría tiempo y mártires, pero: ¿quién se encargaría de poner el cascabel al gato?
Con aquellas dudas en la cabeza, los reporteros concluyeron que mejor sería cumplir lo establecido y esperar que alguien de arriba decidiera por ellos, la vida se vivía una sola vez y no era recomendable saber por dónde entraba el agua al coco.

Cuba necesita una Blogosfera real, según Nicanor
Narrar la vida cotidiana de Cuba no puede reducirse al comodín: “hacerle el juego al enemigo”. Blog no es sinónimo de portal o sitio oficial, no puede entenderse así, pues reduce su alcance; es sobre todas las cosas, una forma de neutralidad necesaria para el periodismo ciudadano que reclaman los tiempos.
Yo asumo mi blog como un espacio de libertad, por eso no puedo tolerar que esté regulado por nadie. Me permite decir lo que los medios masivos niegan a mis contemporáneos, y eso tiene un valor tremendo en las complejidades del mundo actual; pero también existe otra dimensión esencial: el otro también participa y lo hace en condición de igual, al extremo de democratizar la posibilidad de interactuar sin estar supeditado a la vigilancia que un censor impone. 

Escribir sobre Cuba, en el ciberespacio, me recuerda al español Alfonso Sartre y los dilemas del escritor contemporáneo: ¿Implicarse con qué? ¿O con quiénes? Desde afuera se sugieren fórmulas y diagnósticos a veces acertados, otras no. La pregunta es medular: ¿implicarse con qué? Hacer buen periodismo en la red es estratégico, por eso estamos necesitados de la participación de los intelectuales para direccionar cambios y visualizar estados de opinión presentes en la complejidad social. Los blogueros, junto a esa vanguardia del pensamiento,  tienen una responsabilidad tremenda  en la definición del nuevo paradigma que se debe construir en el siglo XXI.

Interrogantes de Nicanor a sus colegas
En la práctica el discurso periodístico  de Cuba en Internet es cautivo de la propaganda ideológica. Desde el condicionamiento aludido, colegas: ¿Es posible un nuevo paradigma, cuando normativas, indicaciones, censura, falsos triunfalismos y elementos extra-laborales, no permiten ir más allá de lo posible imaginado?  ¿Es viable un nuevo paradigma, cuando el periodismo on line no se concibe como forma de deliberación en la esfera pública?  ¿Es permitido  imaginar una élite de poder informada y una sociedad civil pronta a responder, sirviéndose del periodismo on line como mediador? ¿Por qué los mensajes difundidos a través de blogs, e-mail, sms y redes sociales no tienen impacto en la esfera pública? ¿Es imposible hacer un periodismo condimentado por la Web 2.0 y la 3.0,   cuando las publicaciones críticas en la Blogosfera y las redes sociales, por citar dos ejemplos necesarios, tienen que ser revisadas y aprobadas por nuestro director? ¿Influyen los medios digitales en el discurso público? Queridos colegas, mi conclusión es apocalíptica: Hace falta una alfabetización en Cuba, en términos de cultura pública, para ayudar a nuestra población a seleccionar contenidos, interactuar a partir de ellos y generar información, aprovechando las inmensas ventajas que ofrece Internet. Mientras eso llega, no hay mejor metáfora que la del pavo real.

* Yamile Haber Guerra: ¿Qué necesita el periodismo en el siglo XXI?, en Libre ejercicio, revista Sic, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, pp. 21-22.


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