viernes, 3 de marzo de 2017

El Principito de Carolina




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Una mujer llamada Carolina toca mis días con su espiritualidad, sus palabras llegan a lo profundo de mi alma;  la siento cada vez más adentro, pero no cree, no me cree; tiene mariposas y un baobab con raíces enormes.

Carolina se eleva. Las ciudades del mundo se hacen soles ante su mirada. Hojas cada vez más verdes en sus algas húmedas.  Es una raíz fijada a un territorio llamado Mundo.

Pero Carolina no cree. Tiene el alma tomada por la soledad. No entrega más de lo que la razón manda. Teme ser blanco de un caracol. Siempre atenta a las noticias. Asecha su avecilla en el jardín. La trampa lista, pero no se arriesga a libar la cuqui  donde la música florece bajo las piedras.

El caracol cercado por las sucias aguas muere lentamente; sueña un asteroide, una rosa, quizás una zorra que se deje domesticar. Anda a ciegas, sus antenas no captan el verde en la intensidad. Quiere la certeza, pero el tornado es inmenso y la noche se abate con sus gatos sobre el hombre del sombrero.

3 comentarios:

  1. Alejandra Carolina Trechet:
    TENGO EN LA FRENTE UN BAOBAB PARA USTED, MI PRINCIPITO
    " A veces me agarra dormida y crece desmesuradamente; a veces me da
    sombra fresca y no duele. Nunca cambia de hojas, pero entiendo cuando
    está en su otoño y lo trato amable; pero a pesar de ello, no olvido que es
    un baobab, y los baobabs no tienen compasión.
    "Este gigante es un desconsiderado. Ha echado raíces de la nuca al espinazo y
    si parpadeo, un día crecerá hacia los brazos y luego a las piernas, y cuando la
    gente me vea pensaran que no soy una mujer sino árbol.
    "Dicen que los baobabs no tienen corazón; por eso se adueñan del de una.
    Que por eso se lo quedan.
    Te atrapa la melancolía y allí vas, por las calles arrastrándote de una banqueta
    a otra, pensando en reclamarle a todo el mundo por este cielo gris. Pero después
    sabes que no es así. Que nadie ha pintado de nada lo cielos. Que es un baobab al
    que le gustan los grises y el desconsuelo.
    "He escuchado que hay hombres que son semillas de baobab. Cuentan que si no se
    les tiene cuidado, se siembran en la frente y con paciencia van tejiendo sus raíces
    con nudos tan fuertes que, si se les quiere arrancar, se viene medio cráneo. Las que
    han dejado crecer baobab, y han vivido para contarlo, dicen que pierden la voluntad,
    Que después piensan con la savia; que un día te duelen las ramas y cuando el sol esta
    brillante le tiras mordidas con las hojas.
    "Dicen que esas son las claves para saber si un baobab te ha ganado.
    "Tengo en la frente un baobab. No recuerdo si alguien lo sembró, o si lo cargo desde el
    principio y ni cuenta me había dado. Como sea, lo trato con respeto y le brindo sus cuidados.
    " Y a veces cuando he pensado en extirparlo, nos vamos caminando a ningún lado y
    arrastro los pies en la tierra, y dejo al viento acariciar mis hojas y pienso: Raíces de Baobab
    en el corazón ¿Qué tiene de malo?
    Tengo un Baobab en la frente. No es hombre, sino tristeza: He vivido para contarlo."

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  2. Yo soy ese baobab que se ha metido en su pecho y tiene raíces profundos, allí estoy sembrado en su corazón y no podrá sacarme, porque la veo con los ojos del corazón, veo lo esencial, lo que otros no ven; veo su alma, su generosidad, su amor que me desborda como manantial de agua fresca.
    Lo sembró el AMOR, el nuestro, la semilla de la casita verde que viajó a su luz y allí, en ese proceso de fotosíntesis, hizo posible este baobab que nadie podrá arrancar.
    No deje de regarlo amor, yo siempre lo hago a pesar de la seca; el me recuerda siempre que al otro lado de sus ramas, bajando a sus raíces, el corazón de mami me espera para la vida eterna en esa patria de afectos sublimens llamada AMOR.
    SOY EL BAOBAB. ME ALEGRO SER TAN AMADO POR UNA MUJER DE RAMAS LLAMADA ÁRBOL DEL AMOR.

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  3. Eres el árbol legendario
    del que hablan los juglares,
    si a tu lado llego la hermosa Carolina
    llevando el amor como equipaje,
    no permitas se apague el cariño
    que entre los dos ha germinado,
    riégalo cada día con las aguas del respeto,
    con paciencia y sabiduría,
    al final de tus días
    siempre tendrás su compañía,
    sus ojos mirándote con ternura
    su cariñosa sonrisa,
    serás un hombre afortunado,
    el amor perduro en tu vida.

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