Nasobuco, caricatura de Ares / Foto: Instagram del artista |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
No
tengo 5 años como Daniel Defoe en el siglo 17; tengo 48 en 2021, pero al igual
que Daniel, vivo en tiempo real una pandemia de nombre sarcástico e hiriente
que los científicos y sus manías de identificar con extrañezas las cosas llaman,
SARS-CoV-2
Hasta
en el baño se me aparece en sus denominaciones más mediocres, corona, nuevo
coronavirus; en una pegatina azul asoma y me jode verla ahí, mirando mi
desnudez con su desenfado, poderosa, capaz de doblarme la vida si le da la
gana; se sabe una mutación genética que nadie puede controlar.
Me
ha obligado al encierro como a Defoe, incluso lo he imitado colocando un cartel
en el corredor de casa, donde puede leerse: “No me visite hasta que la prostituta Covid-19, muera”.
El
jueves 26 de marzo de 2020, un número parecido al que inspiró a Daniel, me
llevó al hermetismo del hogar; la tarde de ese día corrí a muchos lugares
comprando aseo, alimentos y todo lo que me ayudara a resistir lo que ya era
inminente.
La
gente en calles, avenidas, portales,
como si nada, una suerte de ligereza tremenda; recordé a Jorge Mañach y di razón a sus argumentos, sabiamente
hilvanados en su célebre ensayo, “Indagación al choteo”. Algunos jodedores
empinando el codo, fiestas de cumple, bodas, hostales a motor completo, el sexo
llegando al cielo y todos bajo una mirada glaciar que decía –eso no llega por
aquí-, y detrás la sonrisa, el relajo, el vivio, el abrazo, los besos, el
probao del chicharrón, el traguito del añejo 7 años, el rey de todos los rones,
el del maestro Don José Navarro, el que cuesta más de un salario mensual.
Pobre gente, diría el gran escritor ruso, - no
imaginan lo que está por llegar-, pero no puedes pedirle a la masa común,
pensamiento, porque no hay grandes dosis para concebirlo, sí mucha seguridad en
el día a día, en la jodedera eterna en
que se nos ha convertido la cubanía, desde que aparecieron los primeros
elementos de nuestra nacionalidad.
Cuba
ha sido siempre una mulata, una playa, un ron añejo, un clima tropical y el pueblo a paso de conga no repara en eso de
que un nuevo coronavirus está por llegar, -a la mierda-, dicen los más
incrédulos, -la mayoría por cierto- y una nueva versión de la Chambelona aparece gustosa y picante: aeeeeeeeeeee, aeeeeeeee,
aeeeeeeee, aeeeeeeee la
Chambelona y los sudores a flote y la vida sabrosa pasando en
cámara lenta; pero el nuevo coronavirus
asechando, maldito, contagioso, con esas coronitas de buen marciano, porque
parece en verdad venido de Marte, -qué clase de tipa o tipo el nuevo
coronavirus-, ha desatado la lascivia de los filólogos, unos dicen la, otros el;
hasta la vieja Nina decidió llamar a sus dos hermosos felinos, Covid-19 y Nuevo
Coronavirus; así las cosas, diría un
periodista de aquellos que nos hacía esperarlo en casa todos los días por sus
menudas ocurrencias, ¿lo recuerdan?, no les diré el nombre, porque los que ven
noticias en Cuba tienen el deber de no olvidarlo.
Es
domingo 26 de abril de 2020; otra vez el juego de números, el de la Peste, el que inspiró a
Daniel, el que años después lo llevó a escribir “Diario del Año de la Peste”,
apelando a las vivencias de un niño de cinco y a las memorias de sus vecinos
sobrevivientes de aquella pandemia, que hasta en los muñequitos inspiró temor:
“la peste, la pesteeeeeeeeeeeee", en la voz del hombrecillo que en plena
carrera anunciaba el maleficio, casi por llegar a los burgos medievales, a las
nacientes ciudades”.
Hoy
la noticia sorprende, vía Facebook. La gente se une en cadenas de oración,
sublimaciones espirituales y aplausos simbólicos a los discípulos de Hipócrates, justamente venerados, porque
de ellos dependerá en verdad, si algún día conseguimos cambiar el cartel por
otro, anunciando la muerte definitiva en 2020 o 2021 de una prostituta llamada Covid-19.
Cómo siempre, tan genial,en lo que nos describes y muy bien por cierto ,es lo que percibes en tu entorno y yo a miles de kms siento que aún no se está tomando muy en serio lo de esta prostituta llamada covid19 en mi Cuba.saludos y cuídense mucho.
ResponderEliminarRoberto Javier Quevedo Mosquera: Ahora si estamos detenidos en el tiempo y todo por culpa de ésta prostituta jijijijiji. Buena comparación compay; no nos queda de otra que cuidarnos como gallos finos.
ResponderEliminarAlexey Aliaga Cabrera: Así mismo mi hermano, el alma esa prostituta nos ha obligado a escondernos en casa y ni así estamos libre de ella.
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