Por Arnoldo Fernández Verdecia
La quise con amor infinito, por eso me cuesta entender porqué es tan breve la vida de un perro.
Durante quince años acompañó mis días y noches; nunca me preparé para decirle adiós.
Una noche se fue y sentí lo mismo que cuando muere una persona muy amada.
El perro aprende los afectos con inteligencia admirable. Algunos humanos no consiguen entenderlo. Cuando Dios hizo al hombre, le regaló un perro para que aprendiera la lealtad.
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