“Es
un viejo. No me gusta”. “¿Para qué sigues con él?” “Me da lo que no puedes”;
contestó. (Caricatura de Andrés Batista) |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
“Es un viejo. No
me gusta”. “¿Para qué sigues con él?” “Me da lo que no puedes”; contestó.
Escuché la conversación. Logré mirarles el rostro. La muchacha, una gota de
rocío. El muchacho, sin la flor para su altura. Enojado conmigo mismo reflexioné.
Una jineta consigue
casa; viaja a muchos países; tiene cuentas en divisas; compra lo que quiera; privilegios
que un cubano honrado no puede imaginar. ¿Qué hacer entonces con nuestras hijas
si optan por un camino similar?
Muchas
familias consideran un negocio tener una hembra hermosa como hija. Hacen
cuentas. Sueñan casarla con el mejor postor, venido de allende los mares. No
importa si la Conchichina o el
mismísimo Japón.
Una de esas
doncellas se enamoró de mí. No quería visitar su casa, pues tenía referencias
de quiénes eran los padres. A tanta insistencia, no quedó más remedio que
hacerlo. Al saber que era profesor y periodista miraron enojados a la criatura.
No volveré más. Fueron mis palabras de cierre, a aquel amor que de antemano
sabía perdido. Luego supe que se había casado con un estudiante haitiano. No
podía creerlo. Para los padres: ¡un rey persa!
Nunca olvido a
la primera mujer que amé. Al perderla, valoré sensiblemente su ausencia. El
Periodo Especial la robó; era mí único consuelo. No podía cubrir sus necesidades
materiales.
Tropicana Santiago se
convirtió en un escenario de jinetas. Nunca imaginé que mi novia llegara a esos
límites. Al principio, compartíamos el
resultado de sus luchas. Luego nos fuimos distanciando, porque mis atributos
intelectuales no eran ya de su interés. El poderoso caballero don dinero se
había instalado.
Una tarde dijo
que no podía darle gustos que toda mujer joven necesita. Un vejete español la
había reclutado como primera dama. Se iba. Prometió no borrarme de la memoria.
La
conversación despertó recuerdos. Refugiado en la palabra, había olvidado una metamorfosis moral en
despegue, con pronóstico discreto, si partimos de la calidad humana que
conquistará la amenazada isla del futuro. Sin saberlo, aquel imberbe era como
yo, mucho más imberbe y lleno de sueños todavía.
Es cierto y doloroso cuanto estas contando amigo mío y lo mas doloroso aun que también están los jineteros, que por un dólar venden a su propia madre pero ellos no tienen la culpa de todo esto, que el gobierno que tan magníficamente tu alabas en ocasiones les de libertad para salir y entrar y harán un cubano nuevo porque los que están ahora mismo no vale la pena ni pensar en ellos, están acostumbrados a que les alimenten y les saquen de los problemas y todo el que puede sale corriendo a cualquier país, engañando y haciendo infelices a muchas personas que aun en la libertad de sus actos creen en el amor, se que también hay personas honestas si las hay y tengo prueba de ellos, pero son los menos amigos mío la culpa repito no es de ellos es de esa política tan bonita que se esta efectuando en tu país, lo siento pero no me digan que no es cierto, porque también por desgracia tengo buenas razones para conocer este hecho
ResponderEliminarCruda realidad, pero no sólo inherente a nuestra Isla. Esa forma de "luchar" la puedes encontrar en cualquier rincón del mundo, con diferentes formas, sexos, edades y culturas; no obstante considero que el nivel de incidencia de que esas costumbres oportunistas se entronen en las sociedades, depende en gran medida del nivel socio-económico en el que se desenvuelve cada individuo, entiéndase por el poder adquisitivo por el fruto de un trabajo intelectual u otro tipo no sexual.
ResponderEliminarNo es ajeno para el gobierno cómo viven sus ciudadanos, tampoco el hecho de que gran parte de la juventud busca esas alternativas para paliar sus necedidades económicas. Lamentablemente ese estilo de vida, aparte de los Euros y USD, rompe relaciones, se basa en el engaño, en la apariencia y en el valor de dime qué tienes y podremos conversar.
Considero también que sería ciego pensar que los gobiernos no tienen parte de esas ganancias, porque a la larga, gran parte de ese dinero "luchacho" por los jineteros y jineteras, va a consumirse en el propio país de origen, ¿sería ingenuo verlo como un negocio para ambas partes? Tal vez no. Este es un tema que tiene muchas aristas amigo periodista, y como bien afirmas, se ha ido sembrando en las mentes de muchos.
me ha gustado mucho tu relato, pero aunque triste, enriquecedor... ojalá sirviera para reflexionar... uno de los comentarios dice que no es culpa de ellos o ellas y es cierto, la culpa es de la necesidad impuesta que nos hacen pasar los que así lo dictaminan...
ResponderEliminarme encanta leerte, te sigo.
ResponderEliminarUn saludo!
Mai Matarredona: me uno al primer comentario amigo mio...........el comentario en el blog, es una pena todo cuanto pasa y pasara si no ponen remedio se acercan tiempos dificiles y hay que luchar por mejorar esa situacion, dios te cuide siempre y te proteja, haciendo todas tus ilusiones realidad, que la virgencita dlel cobre nos cubra con su bendito manto a los dos
ResponderEliminarJeannette Pereira: eso no solo le pasa a uds hombres...a nosotras las muejres también...acabo de dejar a alguien porque la jineta que esta con él se esta mejorando la cara con nuevas tecnologias solo para que el la saque y porque importa más el apellido , que el crecer moral y materialmente de forma honrada con migo...que tal??? al revés también se viven esas historias....
ResponderEliminarNelsy Del Toro Tamayo: tienes un lindo corazon mi amigo querido y asi nos pasa el mundo tine mas gente interesda y sin corazon que gente buena y hay que aprender con esto que le vamos a hacer en todos los paises es lo mismo ya no hay que creer mucho en palabras bonitas mirara mas adentro los corazones mi amigo querido..
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