viernes, 11 de mayo de 2018

Viajar sobre la muerte a Santiago de Cuba



Por Arnoldo Fernández Vedecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com

Razones de peso me llevaron a Santiago de Cuba. Lo único que pude encontrar para trasladarme fue un camión. Salimos desde Contramaestre a las 6:30 am. El miedo se apoderó de todos. Aquello rugía y aumentaba velocidad sobre la Carretera Central. Hice la señal de la cruz  varias veces; hasta oré para llegar sano. Tomé mi crucifijo salvador y pedí al Señor por mi vida.

Mujeres temerosas decían que manejaba un loco que creía llevar animales a su espalda;  decían cosas al machacante, pero el hombre era feliz diciendo que  aquello tenía motor de Max-500, una cosa bestial, ningún colega suyo podía emularle.

Miré el reloj no se cuantas veces. En 30 minutos estaba en Palma Soriano. Cruzó la ciudad por su corazón y lo hizo a una velocidad tenebrosa. Temí por los niños a esa hora rumbo a la escuela, cualquier mascota escapada de su casa, algún anciano, un impedido físico. “Vivimos un mundo lleno de locos terribles”, -dijo una señora bien entrada en canas-, “uno sale de casa y puede no regresar, mientras existan personas como este chofer sueltas en la calle”.

En la Autopista Nacional aquello voló  al extremo de tomarse 35 minutos para llegar a Santiago de Cuba. Desde Contramaestre el tiempo total fue una hora y 5 minutos. Ningún carro pudo competir con este monstruo en el camino, era el rey, el único, su amarillo endiosado lo hacía parecer un fénix.

Al bajarme quise ver la cara del conductor,  hombrecillo grueso, ojillos hundidos, piel blanca; yacía allí, tras el timón, risueño; se creía un cheche, el caballo, ningún otro camión podía hacer lo que el suyo. Tomé varias fotos de aquella bestia rodante sobre la que no montaré jamás cuando vuelva a Santiago de Cuba. Si el poeta Federico García Lorca nos hubiera acompañado, nunca más regresaría en Luna llena, ni escribiría el Son de negros en Cuba.

5 comentarios:

  1. ¿Y LA POLICÍA DE TRÁNSITO DÓNDE ESTABA?

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  2. No la vimos por ningún lado.....Casi nunca aparece amigo

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  3. Me parece estarlo viendo. Además de eso muchas veces puedes llegar doradito del calor q cogen. Más de 3 años luchando para coger puesto aunque fuera de pie los viernes y los lunes. Tremendo.

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  4. La necesidad nos lleva a poner nuestra vida en manos de esos .... que no encuentro nombre para la calificación, imposible llamarlos serees humanos, animales, bestia, seria una ofensa para esa especie....pensandolo bien los llamaria Come_Heces Fecales...pero su transito asi es confiado porque no se quien ya le habia alertado de que a esa hora no estarian ni inspectores ni autoridades policiales..que casualidad..por favor

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  5. No sabes el dolor que me da esto. Recuerdo que para ir a Santiago antes del 1959 y puede que llegara hasta el 1970 habian unas guaguas grandes y comodas hasta con aires acondicionados, No entiendo que un sistema que presume de cuidar a un pueblo lo haga pasar tantos trabajos , no ponen en prioridades las cosas fundamentales con lo es el transporte , no todo el mundo puede montarse en una bestia de camion . Tuve una prima operada que para ir a ver al medico a Santiago tenia que ir brincando en estos torturantes camiones . Han convertido al ser humanos en bestias sin ningun respeto . Pienso en las personas mayores, las viejitas que se ponen tan debiles, los ninos , las mujeres embarazadas , cualquier persona que tenga que ir al hospital enfermo . De veras es la tipica sensacion de impotencia de no poder hacer nada . Solo le pido a Dios que los ayude .

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