Carlos
Manuel de Céspedes en La
Demajagua, 10 de octubre de 1868.
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Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Céspedes
regresa de sus años en París con muchos sueños.
Trae pensamientos avanzados; quiere para su pueblo, justicia,
independencia y respeto como nación. Bayamo lo acoge nuevamente, allí conoce
los detalles de la ejecución de Narciso López en un banquete ofrecido por el
Gobernador Toribio Gómez Rojo, fue tanta
su indignación expresada públicamente,
que lo desterraron cuarenta días a Palma Soriano. Al cumplirse la
condena, vuelve con aires renovados, pero su vocación separatista determina que
nuevamente sea condenado, esta vez a Baracoa, donde permanece por varios meses.
Las ejecuciones de Francisco Estrampes y Ramón Pintó exacerban su indignación,
al extremo de protestar contra las autoridades coloniales, por lo que es encerrado
varios días en el navío Soberano, anclado en la Bahía de Santiago de Cuba.
Al ser liberado, tiene que permanecer desterrado por ocho meses en la citada villa oriental.
Tantos
contratiempos y persecuciones, desmembran su bufete y sus bienes en Bayamo, así
que decide partir a Manzanillo; comenzar de cero. Allí, por sus ideas
incendiarias, vuelve a prisión en 1867, pero finalmente consigue salir en
libertad.
Ya
el Triunvirato de Bayamo, integrado por Francisco Vicente Aguilera, Francisco
Maceo Osorio y Pedro Figueredo, ha desatado el proceso conspirativo. A Céspedes
no lo incluyen por su pasión levantisca y porque tiene sobre sí, al espionaje
español.
Francisco
Vicente Aguilera es el líder del proceso independentista, es el hombre que la mayoría sigue por su calidad
moral. Es una persona de elevados valores morales. Todas las conspiraciones
hasta la del Ranchón, fueron dirigidas por Vicente Aguilera, pero en esta última, Céspedes y los
manzanilleros ya tienen presencia clave,
se sienten protagonistas del momento, no quieren esperar más, por eso
deciden reunirse en el ingenio El Rosario y nombran a Carlos Manuel de
Céspedes, jefe superior de la
Revolución.
El
capitán general de la isla de Cuba conoce de la situación, es informado por las
autoridades de Bayamo, por eso ordena
detener y encarcelar a todos los cabecillas, comenzando por Céspedes. El
peligroso telegrama oficial con la orden pasa por las manos de un primo de
Carlos Manuel, que antes de entregarlo,
avisa a los conspiradores. Inmediatamente
se congregaron más de cien hombres en la media noche del 10 de octubre,
entre los esclavos liberados por Céspedes y los patriotas de Manzanillo que lo
siguen. El encuentro se produce en el ingenio La Demajagua, allí
ondea la bandera cosida con
urgencia por la joven de 17 años Candelaria Acosta, llamada cariñosamente
Cambula. Ante la enseña, juran luchar por la independencia absoluta de Cuba. Céspedes
lee un documento donde expone el programa de la etapa de lucha que se inicia. En
la madrugada, parten a su bautismo de fuego, conocido en nuestra historia, como
el Grito de Yara.
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