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sábado, 12 de noviembre de 2016

Otro criterio todavía no está claro


Foto tomada de la página en Facebook de la Asociación Hermanos Saíz en Contramaestre.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Por el nombre del volante uno piensa que va a apreciar una publicación, donde la opinión es el fuerte si tomamos como antecedente clave,  el periodismo que hicieran a partir del 20 de mayo de 1951, Oscar Rondón, Orlando Concepción y Pedro León, en aquel memorable semanario nombrado El Criterio. Los números publicados por aquellos reporteros partían de un slogan: Publicación Semanal Al Servicio De Los Intereses De La Patria. 

El volante presentado este viernes se vale de una estrategia discursiva para diferenciarse de su ilustre antecesor: Otro criterio; el mismo sirve en primera plana un editorial que afirma: “comienza hoy (…) una zona  aún desconocida  por nuestros lectores, rescatar la posibilidad de lo diferente, y colocarse como un toque de a degüello contra la manigua circunstancial que nos aplasta…” Sin embargo, cuando revisas el balance gráfico de las informaciones que aparecen en la primera página te encuentras una semblanza de la película Conducta que linda con el comentario; un poema; y un cuento breve; entonces el lector se pregunta: ¿qué tengo ante mí diferente para ese toque de a degüello anunciado en el editorial?

Al revisar la segunda y última página del volante, encuentro un cuento largo, dos poemas y dos semblanzas: una  sobre el valor espiritual del libro y la otra sobre una escritora estadounidense ganadora del Premio Pulitzer; la misma se complementa con un poema. Luego vuelve a servirse una especie de crónica social, donde se martilla nuevamente la crisis de valores a partir del ahorcamiento de un perro. Al final, el lector no logra entender por qué la cita de José Lezama Lima está ahí, tal parece que es continuación del poema Cerdo de Anne Sexton.

En lo personal siento que el balance de informaciones publicadas no obedece a un criterio editorial definido e intencionado; el consejo editorial, si es que lo tiene, debe saber previamente  qué va a llevar cada página, sus secciones y ofrecer un breve adelanto de lo que se puede encontrar en cada número, para informar a los lectores y sugestionarlos a llevarse el volante a casa. Creo falta una visión clara de lo que se pretende con el medio, su alcance, probables públicos. 

También me parece que el volante está desequilibrado en sus dos páginas, debe definir si en primera plana aparecerán crónicas sociales, textos de opinión, o si estos deben ir a la segunda; de lo contrario,  recrear más la página, para que no parezca un agregado de publicaciones con el fin de llenar los espacios en blanco. El volante necesita además, reseñas de libros, polémica, algo de música, historia, cine, en fin, una miscelánea sugerente para el lector.

En cuanto a los créditos no aparecen por ningún lado, por eso sería recomendable incluir su consejo editorial, así como la persona que funge como director, pues si pretende convertirse en espacio de polémica y  promoción literaria y artística, debe tener unos responsables que puedan dialogar con las instituciones, en caso de  que lo publicado impacte la esfera pública.

Creo estamos ante un esbozo de periodismo cultural alternativo, que no llega a serlo totalmente, porque no hay conciencia de las fronteras y géneros que cruzan, ello da lugar a textos empeñados en erigirse fiscales de lo real, lo literario y hasta lo artístico, pero terminan volcando formas ajenas a los moldes necesarios para comunicar propuestas como estas. En otras palabras, falta periodismo.

Sobre el espacio Letra y música en el Café cantante para presentar el volante, no me parece una feliz iniciativa, pues los públicos que habitualmente se dan cita allí, no consumen este tipo de opciones; considero ideal hacerlo en la popular peña Nombrar las cosas, donde asisten personas con perfiles afines al propósito de la publicación.

En cuanto a la conducción, la anfitriona abusa de los adjetivos al presentar los textos y las loas corren una y otra vez sin agregar algo diferente que incite al auditorio a consumir el volante.  Los organizadores deben diseñar con más lucidez Letra y música, para hacerla atractiva y que la gente sepa diferenciarla de otros espacios como Café con cuerdas.

Válido el intento, pero hay muchas cosas que mejorar, si en verdad quiere convertirse en Otro criterio, tan memorable como el que surgiera el 20 de mayo de 1951 con un slogan bien claro para un momento moral similar, aunque epocalmente distinto.  En esta nueva publicación,  uno no sabe bien cuál es la divisa, acaso es el pensamiento de Lezama: “Solo lo difícil es estimulante;  solo la resistencia que nos reta es capaz de enarcar, suscitar y mantener nuestra potencia de conocimiento”.  No me queda muy claro como  lector su slogan; merece replantearse, para fijar su intención y perpetuarse en las audiencias. 

jueves, 13 de marzo de 2014

Sobre los palestinos de Cuba

Los orientales protegen la memoria colectiva, en otras palabras, se sienten unidos a un legado de luchas y sacrificios para hacer la nación.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu

La película cubana Conducta ha marcado el séptimo arte y de una manera inteligente ha colocado sobre la mesa un tema necesario para los nacidos en el oriente de esta isla: la palestinidad.  Algunas reirán por esta construcción lingüística propia del Medio Oriente, otros dirán que es un soberano disparate, pero no me interesan las cosificaciones filológicas, sino lo que la gente dice sobre el hecho de sentirse oriental en Cuba.

Si apreciamos los referentes históricos, esta isla primero estuvo organizada en dos gobernaciones: Oriente y Occidente, lo que implicó un tipo de cultura para cada uno, pero también una organización político administrativa que daba forma a lo que sucedía al interior de ellas.

La Iglesia Católica estuvo muy ligada al Estado secular español, por eso las parroquias florecieron en esta isla siguiendo la anterior división. Así nacieron, me arriesgo a decir, formas de religiosidad enraizadas en cada una de las gobernaciones. Católicos orientales y occidentales marcaron nuestra espiritualidad y eso nadie puede negarlo en nuestro días.

Incluso las luchas emancipadoras en Cuba organizaron jurídicamente la república en armas, siguiendo similar patrón, aunque incluyeron al centro, por eso es normal ver reunidos en Guáimaro a las tres partes geográficas, cada una con sus intereses específicos y uno idéntico: la independencia. El Ejército Libertador tenía una nomenclatura que funcionaba siguiendo la misma lógica; las principales epopeyas que libró se identificaron como de Oriente, Occidente y Centro; la más grande de todas: la invasión de Oriente a Occidente.

Otro aspecto importante es que el Gobierno Español dividió la isla en seis provincias administrativas con objeto de adaptar la división territorial de la Isla a la existente en la Península y para facilitar la elección de Diputados a las Cortes. Así, desde 1878 hasta 1976, estuvo dividida en 6 provincias (del oeste al este):

•    Pinar del Río
•    La Habana
•    Matanzas
•    Santa Clara (Denominado posteriormente "Las Villas" antes de 1940)
•    Puerto Príncipe. En 1899 el nombre de la provincia Puerto Príncipe fue cambiado a Camagüey
•    Santiago de Cuba. En 1905 el nombre de la provincia Santiago de Cuba fue cambiado a Oriente.
 
Resulta valioso saber que durante este período las provincias mencionadas sufrieron cambios menores en sus límites. En 1976 se aprobó la nueva División Político-Administrativa (DPA) en 14 y un municipio especial: Isla de la Juventud, conocida hasta 1978 como Isla de Pinos. La antigua provincia de Oriente se dividió en 5: Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, la de Camagüey se dividió en dos: Camagüey y Ciego de Ávila. Las Villas se dividió en Cienfuegos, Villa Clara y Sancti Spíritus, y por último  La Habana se dividió en: Ciudad de La Habana, La Habana y el municipio especial de Isla de la Juventud. En esa DPA, la capital de La Habana radicaba en la Ciudad de La Habana.

El último cambio ocurrió en agosto de 2010, cuando la Asamblea Nacional de Cuba aprobó la creación de dos nuevas provincias: Artemisa y Mayabeque a partir de la segmentación de la Habana, junto con el traspaso de 3 municipios orientales de Pinar del Río. Esta nueva división territorial entró en efecto el 1 de enero de 2011.

Al revisar críticamente la  larga duración cubana, uno se percata que durante varios siglos hemos construido una identidad contextualizada en determinadas estructuras socio-políticas y culturales. Más de cuatro siglos de sedimentos, estancos y configuraciones dieron lugar a las identidades occidental y oriental. Con 36 años de tiempo transcurrido, desde 1978 hasta la actualidad,  no pueden borrarse las fronteras simbólicas que tardaron en cristalizar para bien de este país.

Es necesario señalar que históricamente el desarrollo económico se concentró en Occidente, y en Oriente el atraso. Los cambios gestados en el mundo llegaban más rápido al primero, que al segundo. Así que la desnivelación entre occidentales y orientales tiene una larga historia. Hay muchas asimetrías, sobre las que no me voy a detener aquí, que ayudaron a que se comportara así y en términos culturales se construyeran representaciones para referirse a uno u otro.

Los occidentales tienen una autoestima alta, se creen portadores del progreso, por eso ven a los orientales como una especie de tribus fanáticas que emigran a su territorio para arrebatarles lo que les pertenece por identidad e historia. Los orientales protegen la memoria colectiva, en otras palabras, se sienten unidos a un legado de luchas y sacrificios para hacer la nación. De ese patrimonio intangible nutren a sus hijos, aunque estos últimos miran hacia Occidente como tierra de realizaciones personales, amores posibles, en fin, lo que cuesta trabajo conseguir en su Oriente natal. Así llegamos a una simulada marginación, por razones geográficas y culturales, que se vale de una metáfora de raíz árabe, para visualizarnos como palestinos en la nación, especie de pueblo nómada que busca asentarse en territorio que no le pertenece, pero  en el que puede solucionar sus necesidades vitales.  Entonces: ¿ser oriental en Cuba es ser palestino? O ¿es una alusión a un pueblo sacrificado que lo ha dado todo y espera vivir en correspondencia con sus aportes a la nación?

Fuentes
Guerra, Ramiro: Manual de Historia de Cuba, La Habana, 1938. 
Enciclopedia cubana en la red: http://www.ecured.cu/index.php/EcuRed:Enciclopedia_cubana  


lunes, 3 de marzo de 2014

Baile sobre patines o hielo, eso es la película Conducta


Por José R. Cruz (Doctor en Ciencias. EE.UU)
 
Arnoldo he visto la película, una vez en La Habana, y otra, ayer en mi casa de Miami. Leí tus comentarios y los de tu público. Sin tus amigos tus palabras lucían incompletas y hasta cortantes; con ellos y ellas que se suman, por tu invitación y forma de darles e incitarles a “su” palabra, resulta un diálogo enriquecedor. No quiero ser el monito de brazo largo que “salvó” a su amigo el pez de la crecida de un arroyo agarrándolo con su brazo largo de las aguas enfurecidas… Y luego no entendiendo que el pez siempre  r e s i n t i ó  la ayuda.  Ahí va. 

 
Arnoldo, la diferencia de edad no me parece el centro. Es más, la que se va, que no se fue aun, CARMELA, como que representa todo lo bueno que los maestros cubanos han dado a sus muchachos y muchachas. Esa maestra, como dice la ley anglosajona se cree in loco parentises decir, en lugar de los padres. Ella representa lo más educado del país, y la que nadie puede parar cuando arremete en favor del joven, la joven de turno; ya sea del problemático, como de la niña brillante y súper pobre y en medio de una vida difícil. Vida que para la niña ocurría, sin quejas, y que ella toreaba con elegancia y belleza. Nunca una niña hermosa y extraordinaria vivió más pobre, más limpia, más pegada a su papa, y sin mamá que se le conozca. Salió así, ¡puf! como las mariposas de colores en los jardines guajiros de alrededor de las casitas de yagua y guano y tablas de palma. Me hizo recordar mi caso en Sierra de Cubitas. 


Esa maestra y esos dos niños, él líder y tronco de hombre, y la niña superdotada (¡qué bien le queda ese epíteto a esa niña!) en un baile sobre patines o hielo, eso es la película Conducta. Los que menos se quejan de la vida son esos tres, que buscan comerse el mundo y en su equipo, si no los avasallan terminarán comiéndoselo.  Claro nadie se come al mundo solo. El ABC de la vida necesita una maestra o maestro y niños, niñas que sigan siendo niños, niñas y que reciban y acepten el contacto. La maestra o el maestro, se encargan de todo y los niños crecen y se desarrollan autóctonos y parece que nadie influyó en ellos, tan fino es el trabajo de Carmela. Todo el mundo, que era alguien en ese mundo,  tenía algo que ver con Carmela. Y Carmela seguía su vida. Como si nadie tuviera     que ver con ella y su vida de creadora de personalidades, especialista en poner horcones de niqui cuando el bohío se veía amenazado por los vientos huracanados, muy comunes en aquellas tierras de Carmela.
 
Nunca lo político y lo social pueden abarcar lo personal a satisfacción. Los maestros no se han formado y preparado para cambiar lo social y lo político de a mucho cada vez,  ni de a muchos sujetos por sesión tampoco. Solo al tiempo se percibe el cambio producido por el maestro y la maestra en las escuelas. Cuando los verdaderos estudiantes salen de las aulas y arremeten con los cambios necesarios en lo político y lo social, lo cultural y lo patriótico: los más inteligentes de entre nosotros dirán “esos nuevos políticos, sociólogos, agentes de la cultura nacional y hombres que aman la patria de verdad, lo hicieron porque aquellos y aquellas maestras los educaron, los formaron, les sacaron las espuelas, los enseñaron a formar Patria porque creyeron en ellos”. Y de las Carmelas y los Carmelos no lograrán sacar, todos estos periodistas y gentes  de la “media”, mucho más que un apurado: Si yo lo tuve en clase. Que equivale a mucho más entrenamiento y mucho más visión y mucho más refinamiento por centímetro cuadrado en todos los rincones y ramas que tienen que ver con la personalidad que los que atribuían antiguamente a Salamanca, modernamente a Harvard y siempre a nuestra Universidad de la Habana. El Maestro, la Maestra Carmela, tiene esa fuerza callada y transformadora que tan pocos tienen la visión de ver, reconocer y agradecer. Cuba tiene los mejores maestros. Por ahí andan los mejores jóvenes. Es hora de fijarnos en ellos y ellas y darles nuestro apoyo.

martes, 25 de febrero de 2014

¿Por qué Conducta acude a una metáfora gerontológica en la Cuba de hoy?

 
¿Por qué una película como Conducta tiene que acudir a una metáfora gerontológica para explicar los desaciertos de la educación cubana en los últimos años?
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu

He visto la película cubana Conducta y no he podido evitar las reflexiones que siguen. Presentar la continuidad generacional entre maestra, en edad de jubilación, y joven  que hereda sus mejores enseñanzas, para seguir la obra de perceptor en un aula de primaria en Cuba hoy, es una buena ecuación que debe aprenderse por todos los involucrados en la obra de infinito amor que se llama: instruir y educar.

Sin embargo, me parece que sería lógico también pensar que maestros jóvenes, de una probada calidad pedagógica y moral, lo dieron todo en el ejercicio noble de su magisterio (graduados de principios de los 90, siglo XX), incluso, mucho mejor que otros de experiencia acumulada e informaciones vitales que muchas veces funcionaron y todavía funcionan como barreras para el libre desenvolvimiento de las capacidades de un bisoño.

¿Qué sucedió con esos adalides de la pedagogía? ¿Por qué tuvieron que irse a otras profesiones u oficios? ¿Por qué una película como Conducta tiene que acudir a una metáfora gerontológica para explicar los desaciertos de la educación cubana en los últimos años?

En lo personal no me sorprendió la historia de la maestra de Chala, pues yo hacía eso mismo con 24 años. Mi condición de profesor guía y los sentidos altruistas dados a mi profesión, me  llevaron a crear una Sociedad Cultural, en tiempos donde importaba más una muda de ropa, un perfume, un jabón, que comprar libros y  educar a los jóvenes.

Mi casa se llenaba, varias veces a la semana, con adolescentes entre 12 y 14 años; los inicié en el culto a José Martí. Recuerdo que cuando nadie hablaba en este país de Escuelas Martianas, a golpe de amor, fuimos la primera de Santiago de Cuba en obtener tal condición. Eso ocurrió en 1998. Mi obra pedagógica fue reconocida en la nación, pues recibí el Premio Especial del Ministro de Educación. Fui el segundo pedagogo de la ciudad donde vivo en recibir tal reconocimiento.

Luego dirigí durante mucho tiempo un departamento docente; de mis 29 trabajadores, 25 tenían más de 30 años de experiencia, sin embargo, en honor a la verdad aprendieron de la sabia que nutría mi vida, y no lo digo con vanidades de falso Quijote, sino porque en verdad creía que un aula era una extensión de mi casa. Por eso compartí muchas veces el plato de comida con Yuri, un muchacho que llevaba con dolor en la mirada la ausencia de sus padres que, en edad temprana, se suicidaron. Muchas veces robó para comer y comprar zapatos, pero siempre iba a confesarse conmigo, me ponía en situaciones límites; mi instinto pedagógico me decía que trabajara con él, así lo hice. Hoy Yuri tiene dos hijos y es profesor. Me llama padre y siento orgullo cuando lo hace.

Así me sucedió con Damiani, un músico en potencia, que en la Sociedad Cultural encontró un modo de realizarse, ser útil y además querido, su rendimiento académico no era bueno al principio, pero al entrar en aquella academia platónica donde usábamos el juramento de los tres mosqueteros: UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO, cambió al extremo de convertirse en uno de los mejores alumnos de su año. No pudo cumplir el sueño de la música, porque un cáncer maldito segó su vida sin haber llegado siquiera los 20 años.

Pedrito quería ser químico, por eso se aventuraba en extraños experimentos, tras los enormes bifocales que protegían sus ojos enfermos. Los Escriba y Lea que hacíamos  dos veces a la semana, en mi casa, fueron para él, una oportunidad para adquirir una formación humanista que lo separó del guerrero que habitaba su comportamiento. Su defecto era usado por algunos para burlarse de él, Pedrito resolvía aquello a golpe limpio; la Sociedad cultural le enseñó que el conocimiento liberaba a la persona de las cadenas de la violencia. Pedrito creció lejos de la madre y el padre, por eso me confesaba sus tristezas y me abrazaba como a un padre bueno. Él fue uno de los responsables de que comenzaran a llamarme Apóstol, y eso me llenaba de orgullo, porque me emparentaba con José Martí. Pedrito es hoy un profesional respetado de la pedagogía en la vocacional de Santiago de Cuba. El Día de los Padres, mi cumpleaños o el año nuevo, son fechas que no olvida para visitarme junto a su chico, al que intenta dar lecciones como aquellas que yo usaba con él.

Galardi fue una de las rarezas de la Sociedad cultural creada, tenía alma de líder, pues con 12 años leía El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha y confesaba que su escritor favorito era Balzac, del que leyó la inmensa colección que tengo en casa.  No puedo olvidar que fue nominado a las elecciones de su escuela y tuvo que hacer una autobiografía, en la misma dijo que su tiempo libre lo empleaba en leer libros de Balzac. Los profesores viejos me decían que volvería locos a aquellos chicos, pues estaba metiendo en su cabeza obras que no se correspondían con su edad. Galardi perdió a la madre tempranamente. No me quedó otra salida que donarle todos los libros que quiso leer, ese fue su refugio, y creo que gracias a esa cultura humanista que construyó, escogió sabiamente el futuro que se correspondía con su inteligencia. Hoy es un hombre de bien y ejerce una carrera relacionada con el turismo en Holguín.

Por razones de espacio, no puedo contar aquí la historia de los chicos y chicas que pasaron por mi Sociedad Cultural y hoy son personas de bien, aunque algunos ya no están como Damiani. La película Conducta, de Ernesto Daranas Serrano, ha traído de regreso a los Chalas de mi vida: YURI, PEDRITO, DAMIANIS Y GALARDI…

Es prudente preguntarse entonces: ¿Los cambios de fondo que reclaman los tiempos serán llevados adelante por los viejos, o pertenece a los jóvenes hacerlo? Al menos Conducta sugiere abiertamente la continuidad generacional, al señalar a la maestra joven como heredera de la pedagogía de la información vital de los educandos. La vieja puede retirarse, pero su obra quedará en esa bisoña que aprendió, como yo, que la casa de un pedagogo es una extensión del aula.

No tengo respuestas a varias de las preguntas formuladas aquí, pero los lectores de Caracol de agua podrán narrar sus experiencias, y de conjunto presentar las historias de vida de muchos, que, como yo, tuvimos que dejar la profesión, porque nuestro barco hacía agua y no quedó más remedio que probar suerte en otras profesiones donde pudiéramos sentirnos realizados.

jueves, 13 de febrero de 2014

Conducta: más rebeldes con lo malo de la sociedad cubana de hoy*

 
Más rebeldes con lo malo que queda en la sociedad cubana de hoy.
Por Ángel del Toro Fonseca. 

Desde mi humilde mirada de comunicador social he percibido hechos de la  Cuba que me vio nacer, que me han marcado para siempre. Unos me han hecho más patriota; otros me han motivado a la rebeldía a la que me dio derecho el país, que mis padres y yo mismo nos ganamos con sudor. Pero hoy, a la luz del filme “Conducta”, me parece que se han conciliado en mí los dos procesos: creo que soy más patriota, por ser participe del mensaje de Ernesto Daranas (su director y guionista), y al mismo tiempo, más rebelde con lo malo que queda en la sociedad cubana de hoy.

Desde la crisis de los años 90 en Cuba aprendí de Cintio Vitier que los odiados “balseros”  eran y siguen siendo nuestros hermanos, primos, amigos, ecobios, correligionarios, soldados de mi escuadra, socios del barrio, parte del grito del jonrón o el nocaut, o competidores fraternales del último pasillo con Pupi  Pedroso.

De la misma manera, la noche del pasado sábado en el cine Belic de mi Contramaestre, los protagonistas de “Conducta”: Chala y su maestra, la madre alcohólica, el casi padre que peleaba perros, unos niños sumamente inteligentes, los holguineros “palestinos” en La Habana, las imágenes de las calles de esa ciudad patrimonial,  tan vieja como tan sabrosa; me hicieron comprender que ninguno de los que vivimos en esta isla podemos desentendernos de la Cuba profunda, esa de los barrios “duros” en donde se bebe alcohol rebajado con agua, en donde la “bolita” hace de las suyas e involucra a niños; pero en donde también nacen seres humanos que aman a las palomas, crecen intercambiando puñetazos con la vida y  cuidan de sus familias sin que nadie se los imponga.

 
 “Conducta” me hizo comprender mejor porque los cubanos que aspiramos a dejar una huella digna en esta nación y en los hijos que procreamos. No podemos desentendernos de esas duras realidades en un país que trabaja duro por salir de los apretones que nos imponen desde afuera e intentamos solucionar errores que, como humanos, cometemos aun.

Dura paradoja, en esa misma sala de cine de Contramaestre, donde se estrenó “Conducta” y mi esposa lloró durante casi una hora, solo estaban unas 30 personas. Dura paradoja, me dije, cuando al abandonar el lugar avisté a decenas de niños en las calles a las 10 de la noche necesitados de un buen consejo, una buena madre o quizás una  maestra de alta calidad humana.

“Conducta” se exhibe en el cine Bélic de Contramaestre toda esta semana. Las impresiones de todo tipo llueven. El reconocimiento de decenas de padres y algunos adolescentes de que el maestro merece un altar ante el cual pidamos no su adoración  divina, sino su renovada salud, es un reclamo necesario.

Como quiera que sea, desde las entrañas de Cuba y a pesar de los pesares, yo apuesto por niños como Chala, para los cuales siempre hay otro chance en cualquier escuela y así puedan reencontrarse con lo más hermoso de la Revolución. Apuesto definitivamente por un país que sigue dispuesto a admirar con devoción a sus maestros.


Publicado originalmente con el título: Conducta: una lección desde las entrañas de Cuba, en http://citaconangel.blogspot.com/2014/02/conducta-una-leccion-desde-las-entranas.html


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